Ventana de la Historia
De las piezas del pasado se construye el futuro
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Historiador Rivense que tiene mucho que compartir...
jueves, 23 de julio de 2015
Los movimientos precursores durante la Dominación Española.
Rafael Casanova Fuertes
La Resistencia Indígena de los
caciques Nicaragua y Diriangén en abril de 1523.
Para
poder entender esta situación es necesario romper con el esquema establecido
tanto por la historio grafía tradicional como por algunos puntos de vista
difusos que se hicieron al respecto. En la historiografía tradicional se
presenta el inicio de la historia como producto de un dialogo entre un
conquistador y un cacique preguntón (Nicaragua), después un valiente cacique
(Diriangén) que responde al requerimiento presentándoles combate a los
conquistadores.
La segunda versión, mas reciente, defiende la
inexistencia del dialogo (entre González y el cacique Nicaragua) uno de los
argumentos de esta posición es la imposibilidad de que se hayan comunicado en
tanto se carecía de interpretes y que se comunicaron por señas. Hasta Sandino
cae en esta trampa “que diablos de diluvio ni que calavera de gatos, si solo se
comunicaban por señas” le dijo el héroe a José Román (véase: José Román 2007 p.
203). Otro argumento es la inexistencia de estos caciques por su ausencia total en los acontecimientos posteriores (después
de Hernández de Córdoba) de la Conquista y colonización del territorio.
Estas confusiones tienen que ver con la falta
de rigurosidad de los libros de texto que se escribieron en los inicios siglo
pasado o versiones acomodadas al estilo de autores conservadores que intentaban
vender la imagen del ser nicaragüense “hombres del diálogo y también de armas tomar”
y que Nicaragua estaba construida por esa dicotomía.
Mas, tanto en fuentes primarias como la misma
carta del expedicionario Gil González, las Crónicas de Oviedo, así como fuentes
secundarias como Gámez ((véase Gámez 1975.p.97-111) aparecen datos que estos detractores soslayan
-desconocemos porque razones- que
evidencia tanto el encuentro Nicaragua – Gil González así como otros
acontecimientos. Uno de ellos, la
existencia de traductores de lengua chorotega y nahuat capturados en la
expedición de Bartolomé Hurtado en 1517, quienes sirvieron de intérpretes en
las entrevistas con los caiques; otro
dato es la batalla que dan las gentes del “pacifico y traidor Cacique Nicaragua a
González Dávila, el 18 de abril al pasar por su territorio, en una lucha que se
prolonga desde la mañana hasta el anochecer. Entonces ¿Quiénes y por qué tienen
la intención de sobreponer a este jefe indígena como pacífico cuando su
enfrentamiento es mas prolongado que el mismo combate de Diriangén el día
anterior?. Con independencia de las motivaciones y criterios de estos autores,
existe mucho desconocimiento en la generalidad de la población porque mas que
emprender el camino de aclarar los hechos es mas cómodo acomodarse a los
estigmas establecidos por las interpretaciones tradicionales, que a revisar de
nuevo las fuentes originales.
En
los años de 1990 nuevas interpretaciones sobre estos acontecimientos fueron
dados a conocer , Entre ellos los de Silvia
padilla Altamirano y quien escribe,
a quienes correspondió explorar, por primera vez la percepción del
protagonista mas vilipendiado e ignorado por la historiografía tradicional: la
población autóctona del continente es
decir, los indígenas, en estos estudios(el Encuentro entre dos Mundos el caso
de Nicaragua y el Encuentro según el otro) llegamos entre otras, a las
siguientes coincidencias y conclusiones:
1- La población autóctona de territorio se ve
afectada por el ingreso repentino de seres extraños que a través de sus
traductores hablan de un monarca y un dios poderoso. Sus bestias y sus vestidos
son también extraños. Los ritos que proponen como requisito para salvar el alma
son también ajenos y extraños a sus prácticas. Pero amenazan con la guerra sino
se acepta a su rey y a su dios por soberanos.
2 – Los caudillos indígenas y consejos de ancianos se reúnen y deciden recibir
en paz a esos seres extraños para escuchar sus puntos de vista las entre vistas
se realizan primero en Quaccapolka (Rivas) el 5 de abril de 1523 con el Teyte
Nicaragua y el 14 de este mismo mes con el Teyte Diriangén en Noctari (cerca de
Ochomogo). Los caudillos escuchan el requerimiento y contraponen sus
puntos de vista. Nicaragua acepta bautizarse pero de acuerdo con sus tapaleguis
(militares) y ancianos se niega a abandonar las armas y las danzas como
lo exigían los forasteros. Durante todos estos días observan atentamente el
comportamiento de estos. En Noctari las noticias sobre los extranjeros llegan
mas rápido, el principal escenario el
actual Istmo de Rivas era un área superpoblada. El jefe Diriangén va directo
hasta donde se encuentra el conquistador solo pide tres días de plazo para
observarlos de cerca y estudiar los planes para un ataque militar contra ellos.
3
– A estas alturas ya existe una percepción totalmente negativa sobre los
extranjeros, la novedad ha desaparecido, los extranjeros tienen un físico
extraño, sus vestimentas y armas son también raras, hablan de un Dios poderoso
y bondadoso pero actúan como demonios. Ellos ultrajan a la población violan a
las mujeres, demuestran codicia por los ornamentos religiosos de los
habitantes, ellos no son ni seres
divinos ni dioses, se enferman, comen como todos los demás, sus bestias son
extrañas, pero no son sobrenaturales al igual que ellos. Convencidos de que
estos sujetos amenazan sus costumbres su identidad, su libertad, se
deciden a enfrentarlos.
4-
El primer combate muy breve (media hora) se dio el 17 de abril encabezado por
Diriangén, los extranjeros Castellanos se retiran de Noctari y se dirigen a Las
tierras de Nicaragua, AL percibir el estado de hostilidad de esta población a
su llegada el día 18 se tratan de alejar también de esta lugar, pero las
fuerzas de Nicaragua entablan combate y se prolonga desde el medio día hasta el
anochecer. Gil González se vio obligado a retirarse terminando de este modo la
primera batalla de la población autóctona contra fuerzas extranjeras.
Ésta lucha no se puede calificar como una resistencia nacional en tanto
no existe el Estado-Nación en esta época, pero si es una lucha por preservar el
territorio tradicional, la preservación de su identidad y
costumbres.(Casanova1993)
En
el proceso de conquista continuada por Hernández de Córdoba y otros
conquistadores se dieron numerosos enfrentamientos en los que se impuso la
superioridad militar y técnica de los europeos, Los conquistados fueron
sometidos a crueles tratamientos , la corona española estableció la llamada
encomienda que constituyó una forma legal para esclavizar a la población
indígena y utilizarla como bestia de carga, en trabajos extenuantes en los
placeres auríferos, los indígenas además eran vendidos como esclavos y
trasladados a otras regiones del continente como Perú y Antillas. Harto conocidas fueron las
denuncias que hicieron en su momento funcionarios eclesiásticos como De las Casas
y Valdivieso, de igual modo los recientes estudios revelan que mas de un 90% de
la población fue exterminada en el siglo XVI. Es válido destacar que buena
parte de la población indígena de denominaciones diferentes (Misquitos, ulwas,
Mayagnas, Matagalpas, Boacos, etc.) a
las el Pacífico siguieron resistiendo
las “entradas” de las columnas expedicionarias a lo largo de lo que se llegó a denominar como
“territorio fuera de la civilización”
que comprendió una línea de lo que hoy es el Departamento de Jinotega
hasta gran parte de lo que hoy es Río San Juan. Todas estas agrupaciones a las
que los españoles las llamaron “caribes”
, se mantuvieron la mayor parte del tiempo, fuera del dominio español, incluso
los misquitos llegaron a constituir una alianza con los colonialistas ingleses,
pero por su complejidad, esto forma parte de otra h historia, que caminó
paralela al control hispano en el Pacífico-Centro.
Las rebeliones dentro
del Sistema Colonial.
Un hito muy importante en la historia de la
dominación colonial, lo constituyó la creación por la corona española de
las Leyes Nuevas de 1542, estas consistían
principalmente en la abolición de la Encomienda con los que se ponía legalmente
fin al sistema de esclavitud de la población autóctona. Los indígenas que
pasaron a ser vasallos del Rey de
España, fueron agrupados en pueblos de indios. Cada pueblo tenía derecho-y
acceso según esta misma legislación indiana a dos formas de propiedad: a) La tierra ejidal que podía ser
usufructo de todo el pueblo, es decir que se podía entre cosas extraer leña,
maderas para usos de mueblerías y otro tipo de artesanías, otros recursos para
uso cotidiano etc., pero en estas no se podía cultivar b) La tierra del común consistía en
parcelas asignadas a las familias constituidas en cada pueblo, el resto
se convertía en reserva. Se podían sembrar, criar aves, cerdos y otros tipos de
actividades de auto subsistencia (Romero 1992 p.18-20) tenían además su propio gobierno
pero controlado por el sistema colonia.
Los maltratos si
bien disminuyeron, no concluyeron lo largo de la dominación colonial. La
encomienda fue sustituida por dos tipos de instituciones: El repartimiento y el
tributo. El primero consistía en la obligación que tenían los indígenas de
trabajar en cierta época del año para los españoles. Estos tenían la obligación
de pagarles. Esta institución se prestó para muchos abusos, ejemplo, algunos
pueblos tenían la obligación de hilar telas y además teñirlas con un molusco,
las telas se pagaban bien en el mercado internacional, pero a los indios se les
pagaba una bagatela. La obligación de pagar el tributo como vasallos de la Corona fue una carga difícil de llevar
a lo largo del dominio colonial muchos se rezagaban en el tributo debido a
distintas calamidades naturales. Los trabajos que podríamos llamar públicos
como la construcción y reparación de fuentes, la construcción y mantenimientos
de templos transporte de armas estaban a cargo de los indígenas por medio del repartimiento.
A los indígenas no solo no se les pagaba
sino que se les obligaba a suministrar los materiales de construcción, las
herramientas y los animales (Romero 1992 p. 25-27)
Los
funcionarios eclesiásticos, políticos y militares se disputaban los abusos de
la coerción laboral, los sacerdotes además del “servicio de raciones” obligaban
a estos a trabajar en sus haciendas particulares, algo que no pareciera
correcto o una protesta era castigada con palos o con azotes. La Corona hacía
caso omiso de estos problemas y presionaba para el pago del tributo todo esto
provocó rebeliones como la de El Viejo en 1756 y la de Xalteva en 1769 (Romero,
1987 p. 89-91; p.146-150)
El indígena lo más de los casos tuvo que
recurrir con sus quejas antes funcionarios rivales políticos para amortiguar su
situación y en otros casos hasta rebelarse o amotinarse como sucedió a fines de
la dominación española (Ayón, 1993, p.327-363)
Las rebeliones populares en
el siglo XIX. Después de la Independencia.
La
Independencia de España de 1821 en adelante no acabó con este sistema
discriminatorio por el contrario se puede asegurar que en algunas dimensiones
la situación la población indígena y
mestiza pobre se agudizó. En los primeros años de vida independiente en la
medida que se venían configurando las instituciones y el proyecto de las élites
locales, dentro de la asimilación ideológica de los valores de la ilustración,
los caudillos libero-conservadores, aún cuando tenían fuertes diferencias,
asumieron que era necesario para el progreso del país la eliminación total de
las propiedades ejidales y comunales para lograr dos objetivos: convertir toda
la tierra fértil y cultivable en productora de rubros de exportación (como el
café) y la población indígena y mestiza y pobre que constituía el 95% de la
población convertirla en seres productivos (es decir que ya sin tierras para el
autoconsumo pasarían a ser mano de obra libre en el mercado laboral).
Por otro
lado el proceso de institucionalización del Estado que se implementó a partir
de 1845 partía de monopolizar productos claves como el tabaco y el aguardiente
pasó a ser usufructo del Estado en sociedad con grandes terratenientes. De la
realización de estos productos, libres de estanco tras la independencia
subsistía gran parte de la población, por lo que la persecución a los cultivos
de tabaco y las sacas de aguardiente y chicha provocó gran descontento. Todo
esto coadyuvó para que se dieran las poco conocidas rebeliones sociales de 1845-1849 que
abarcaron en distintos momentos casi todo el territorio de lo que se conocía
como Nicaragua. El movimiento en sus distintas fases tuvo claros matices anti
estatales con implicación de otras dimensiones entre las que se pueden destacar
las demandas agrarias, políticas y en
algunos casos (como el de Matagalpa) hasta raciales. Estas revueltas al igual
que al movimiento de Sandino se le dieron atribuciones bandoleriles por parte
de los medios de difusión del Estado en manos de la oligarquía, manteniéndose
los prejuicios sobre ellas hasta los tiempos actuales.
En
la dirección de estos movimientos se involucraron propietarios medianos que
tenían a su vez contradicciones con el estado como Bernabé Somoza y José María
Valle, liberales radicales como Rosa Pérez de Rivas, auténticos lideres indígenas
y campesinos como los norteños Natividad Gallardo y Francisco Sancho, Los
hermanos Álvarez de la casta Matagalpa, los Xaltevanos Miguel Cisneros,
Casimiro El Borgen y Juan Gaitán, el sutiava Mariano Méndez, Juan Góngora de
Occidente, los hermano Ruiz, e Hilario
Vásquez de La Puebla ,
Nicolás Valdez de Popoyuapa, los hermanos Morales, Juan de Dios Casanova y los
hermanos Cantón de San Jorge, Magdalena Carranda de Buenos Aires. Juan
Veintiuno Marenco de Granada, el “Negro” Santamaría de Nandaime, Mercedes Chano
(Cano) de Masaya.
Los nuevos
estudios han rebelado los preceptos ideológicos que alimentaban los rebeldes de
esa época. De acuerdo con George Rudé se
debe de localizar la leche materna en lo ideológico es decir lo que los actores
colectivos definen como justo e injusto desde su propia experiencia empírica y
además la asimilación e interpretación de las corrientes ideológicas que llegan
desde fuera. En 1849, en una conversación que tuvo el encargado de negocios
norteamericano con un miembro del consejo de ancianos de Sutiava, Simón Roque se sorprendió al escuchar que
ellos los sutiavas tenían “300 años de ser explotados pos los españoles del
Centro” (de León). En los pocos comunicados de los rebeldes es notoria la
interpretación que tienen del liberalismo José María Valle por ejemplo señala
en un comunicado el “pillaje de aristócratas” de sus enemigos. Felipe Sáenz un
propietario afectado por la rebelión de 1848 en Rivas expresó que las “turbas”
reclamaban “el comunismo de la propiedad” (la devolución o el mantenimiento de
la propiedad comunal heredada de España).
La
tendencia de estos movimientos según los teóricos de los movimientos sociales,
es mas reactivo que propositivo estallan ante el agravamiento de las
condiciones y como tendencia general se aferran al mantenimiento de su forma
tradicional de vida, la mayor parte de las veces amenazado por el Estado.
Los
Movimientos, que se dieron entre 1845 y 1846, tuvieron distintas modalidades,
se produjeron rebeliones de gran amplitud que combinaron los enfrentamientos
convencionales de fuerzas del Gobierno
con tropas rebeldes encabezadas por los caudillos Bernabé Somoza y José
María Valle en Occidente; motines armados como el de Matagalpa; y la acción de
pequeñas partidas campesinas contra patrullas
y transportes estatales, contra las propiedades y los propietarios terratenientes. Estas tuvieron como principal
escenario el Norte, el Occidente y los
pueblos de la Meseta en el Oriente del Territorio.
Entre
1848 y 1849 hubo cambios en el escenario y de modalidad las principales mecanismos de rebelión fueron
la acción de turbas urbanas que se aglutinaban en los barrios para atacar las
casonas de los centros de las poblaciones en donde vivía la clase pudiente,
éstas se combinaron con otros mecanismos, tales conspiraciones cuartelarias,
ejecución de partidarios del Gobierno hasta desembocar en insurrecciones
armadas. Los escenarios se trasladaron a
los actuales Departamentos de Managua, Granada, Carazo, Masaya y Rivas.
Focos de agitación muy importante fueron: los pueblos de Carazo, los barrios de
Masaya, de Granada principalmente Xalteva, los pueblos indígenas como Diriomo;
en Rivas el barrio mestizo de La Puebla, las comunidades indígenas de San
Jorge, Los Cerros, Veracruz, El Coyotepe y otras circundantes.
En los meses
de abril, mayo y junio, tras fuertes
combates contra la coalición Timbuco – calandraca en Granada y León, los
calandracas populares de todos estos pueblos se concentraron en Rivas, llamando
para que dirigiera el movimiento el carismático caudillo Bernabé Somoza. Éste
último le imprimió organización militar al movimiento permitiendo la derrota
del gobierno y la ocupación total de las plazas de Rivas y San Jorge.
Atemorizados ante esta situación las
élites de León y Granada depusieron temporalmente sus diferencias y se unieron
para aplastar esta facción “enemiga del orden y la propiedad”.
El desenlace
se dio en julio de 1849 cuando las fuerzas unidas de la coalición dirigidas por
los caudillos Trinidad Muñoz y Fruto
Chamorro lograron tras muchas horas de combate la derrota de las fuerzas
de Somoza en Rivas. Lo que siguió fue una violenta cacería contra los derrotados, el jefe
rebelde Somoza se entregó en San Jorge a Chamorro confiado en la amistad de años que tenía con
este caudillo, este lo entregó a su enemigo Trinidad Muñoz quien ordenó su
ejecución el 14 de julio junto a treinta de sus compañeros. Pocas veces en la
historia se vio tanta saña y revanchismo contra un bando vencido, los juicios
sumarios sin derecho a la defensa condenaron a muerte a los acusados, el líder
rebelde Somoza tras su ejecución fue colgado durante varios días en un árbol
ubicado en el centro de la ciudad, hasta que la fetidez obligó a los vecinos a
sepultarlo.(Casanova 1995)
No
obstante esta unidad temporal, las élites no pudieron superar sus diferencias y
volvieron a confrontándose hasta provocar en 1855 la intervención del
filibustero William Walker un conocido
episodio de la historia nicaragüense llamada Guerra Nacional que finalizó en
mayo de 1857 con la derrota definitiva de Walker en Rivas.
La
rebeliones indígenas de 1881 en Matagalpa.
Una vez
derrotado Walker, las élites locales entraron en una suerte de acuerdo político
que se materializó en la Constitución política de 1858 cuya vigencia se mantuvo
hasta el año de 1893.La historiografía tradicional y algunas interpretaciones
contemporáneas trata de presentar este periodo como de paz progreso y
civilización y como un modelo de democracia. Si bien se produjo el traspaso
pacífico de distintos presidentes tras los entretelones del sistema se
manifestaron una serie de mecanismos coercitivos y excluyentes que favorecieron
el fortalecimiento y enriquecimiento de una ínfima minoría en deterioro de las
amplias mayorías de la población.
La
misma Guerra antifilibustera había permitido que ganara legitimidad y prestigio la élite conservadora
granadina la que con el concurso de sus opositores liberales procedieron a
poner en práctica lo que se les había dificultado en el periodo de la anarquía.
Esto era entre otras cosas, extender los latifundios a costa de las tierras
comunales y ejidales para impulsar el cultivo de productos de exportación y
como estos productos requerían en ciertos periodos del año de abundante mano de
obra se necesitaba incorporar a la población indígena y mestiza pobre a la
civilización.
Para
lo primero se implementaron mecanismos legales como las leyes agrarias de 1877
que apuntaron a disolver las comunidades sobrevivientes y en segundo lugar se
le dio vigencia a las llamadas leyes se agricultura por medio de la cual se
posibilitaba el reclutamiento forzoso de operarios tanto para las labores
agrícolas privadas, como para obras de
infraestructura como la construcción de líneas ferroviarias, caminos
carreteros, tendido telegráfico, etc.
Paralelo a ello, las comunidades sobrevivientes fueron sometidas a una vasta
ofensiva ideológica para que los comuneros se avergonzaran de su identidad
indígena la discriminación socio-cultural heredada de la dominación española
tuvo continuidad en estos gobiernos cuyos miembros se solazaban de sus orígenes
europeos. Ser indio significaba ser inculto, inferior, holgazán. La
incorporación del indio al progreso partía en aquella época de negar su propia
condición de autóctono, y desintegrar sus formas tradicionales de congregación,
en otras palabras hacerlos desaparecer como comunidad indígena. Este proceso de
aculturación trajo como resultado la pérdida de identidad ancestral y por ende
traía la desaparición de comunidades indígenas tradicionales como la de Diriomo
en 1860.
La expansión
de la producción cafetalera en la década de 1870 hacia el Norte tuvo como
resultado la incorporación de la población indígena de las cañadas a labores como las señaladas. Pero una de las
causa es de que los funcionarios locales se excedieron por que acuerdo con las
mismas leyes de agricultura se debería
pagar por el trabajo realizado estos no solo los obligaban a trabajar
gratuitamente sino que efectuaban cobros a los que no podían asistir a las
labores. En la documentación queda claro que la primera rebelión fue una
protesta armada contra el trabajo forzoso
…pues el que no iba a trabajar al camino
tenía que dar nueve reales. En el trabajo del Cabildo, el que no iba tenía que
dar seis reales, en el trabajo de los puentes debalde y en el campo santo
debalde (…) nunca hemos sido criados ni esclavos de estas autoridades pues hoy
le decimos (…) que no le damos un solo hombre para que vallan a trabajar de
balde..(Guerrero, 1982 p.101)
Los indígenas además expresaron en su protesta
tenían que llevar sus propias herramientas y sus comidas dejando desamparada a
la familia la carta que ellos entregan al padre Cáceres denota la
discriminación social y racial de que es objeto la población autóctona: como
estos señores nos ven que nosotros somos indios nos quieren tener con el
yugo,…(Guerrero,1982p.101)
Los
indígenas eran obligados entre otras cosas a llevar sobre sus espaldas grandes
rollos de alambre del tendido telegráfico Managua- Matagalpa por lo que también
deberían caminar largas distancias bajo un sol inclemente, de igual modo les
tocaba construir un camino carretero entre Matagalpa y León trabajar en la
construcción del edificio del Cabildo Municipal, en el cementerio construcción
y reparación de puentes etc. Además eran obligados a prestar servicio militar.
Es evidente que tanto a las labores agrícolas como en la recluta militar eran
llevados amarrados es decir que además de maltratados eran víctimas de muchas
vejaciones y humillaciones.
La primera
rebelión se dio el 1° de marzo de 1881 unos mil indígenas cayeron en las
primeras horas de la mañana aún cuando figuran otros capitanes indígenas todo
parece indicar que el principal dirigente fue Lorenzo Pérez los indígenas
fueron repelidos por las tropas gubernamentales mejor armadas y posesionadas
como parte oficial se reportaron 25 muertos
y 25 heridos por parte de los indígenas y 3 muertos y 7 heridos por
parte del gobierno (Guerrero, 1982 p.92-95). Según estas mismas fuentes cada carga era acompañada con gritos que
revelaban la causa de la rebelión ¡Allá va el alambre! Allá va el telégrafo! Allá van los seis reales
¡Allá van los pilares! (Guerrero 1982 p.91)
La segunda
rebelión ocurrió entre los meses de agosto y octubre de este mismo año y según
los cálculos se habla hasta de cinco y seis mil indios armados en su mayoría de
arcos y flechas los que se concentraron alrededor de Matagalpa y se enfrentaron
tanto a una guarnición reforzada y bien
armada como a los refuerzos llegados de Managua.
Esta última
rebelión ya no es una protesta armada contra el maltrato sino que por sus
dimensiones y la conocida consigna de ¡muera la gobierna! Está orientada a
acabar con el control del gobierno sobre el territorio indígena aprovechando la
animadversión que se creó el Gobierno de Zavala por la expulsión de los
jesuitas en junio de ese mismo año. El gobierno de Zavala no atendió tampoco
las demandas de los indígenas se limitó a culpar sin presentar ninguna prueba
de la rebelión de marzo a los jesuitas, a quienes expulsó del país. La lucha
por ocupar Matagalpa se dio entre los días 8 y 10 de agosto, siendo desalojados
los indígenas por los refuerzos de Managua que llevaron hasta armas de
artillería. Según algunas fuentes la rebelión se extendió hasta Occidente
(Wheelock 1980 p.113-114) Los enfrentamientos en lo adelante tuvieron un
carácter defensivo por parte de los indígenas al desatarse una violenta
persecución en las cañadas, se habla de miles de muertos incluidos los
dirigentes Lorenzo Pérez y Toribio Mendoza fusilados sin ningún tipo de juicio
otros líderes lograron sobrevivir como Higinio
Campos, porque según versiones se
refugiaron en la profundidad de las montañas norteñas hasta el fin de sus días
sin que el Estado oligárquico de Zavala pudiera poner la mano sobre ellos.
De acuerdo con Jaime Wheelock la
guerra de 1881 ha
representado una de las más explosivas reacciones clasistas que ha conocido
Nicaragua. Los indios se enfrentaron solos contra la oligarquía y sus poderosos
recursos materiales y militares, en los momentos en que quizás era más fuerte
(Wheelock, 1980 p.116).
Conclusiones.
Los actos de
resistencia de abril de 1523 deben de ser considerados el primer acto de
rechazo a la dominación externa del territorio que hoy es Nicaragua y es parte
de una acción colectiva de la población indígena en la que participan como
principales dirigentes, los caciques Nicaragua y Diriangén por lo que no se le
debe atribuir solo a este último a como se ha venido sobreponiendo sin ningún
tipo de objetividad.
Los
movimientos sociales y en particular los dos últimos se expresaron como
movimientos reactivos anti estatales siendo mas heterogéneo el de los años
cuarenta tanto por su composición social como por las distintas dimensiones que
llegó a aglutinar es decir como movimiento anti-fiscal, agrario, étnico y
político. Más homogéneo el de 1881 en que la población indígena del Norte tiene
demandas contra el trabajo forzoso y posteriormente en la segunda rebelión
desafía al mismo sistema pero sin tener una propuesta alternativa y es por ello
que aún cuando son distantes en el tiempo tienen coincidencias como movimientos
propiamente reactivos que tienen como demanda principal, la preservación de su
mundo tradicional amenazado por el Estado y los terratenientes.
Sandino Un
luchador e intérprete de la situación que le tocó, aunque no profundizó en el
conocimiento de las luchas sociales del país - lo que es comprensible por
razones obvias- tenía total claridad sobre este nivel de contradicción.
En la conocida entrevista concedida a Ramón Belausteguigoitia hizo una
expresión como la siguiente: En distintas ocasiones se ha tratado de torcer
este movimiento de defensa nacional convirtiéndolo en una lucha de carácter más
bien social. Yo me he opuesto con todas mis fuerzas. Este movimiento es
nacional antiimperialista (...) por lo demás en el terreno social este
movimiento es popular y preconizo un avance en las aspiraciones sociales
(Ramírez, 1980 p.471)
Finalmente
nuestra reflexión apunta a llamar la atención sobre la necesidad de profundizar
en el estudio de las luchas sociales que protagonizaron distintos actores
sociales a través del tiempo en Nicaragua, los que a pesar de su evidencia han
sido omitidos o invisibilizado por la historiografía tradicional. Mucho se ha
hecho hasta ahora por una nueva generación de historiadores pero aún es insuficiente, por ejemplo pocos
estudios existen sobre las luchas sociales de los años que median entre la
caída de Zelaya en 1909 y el surgimiento
de Sandino en 1927 y se pone más énfasis en los movimientos políticos o de otra
naturaleza sin ignorar otras aristas y dimensiones de la historia, se deben de orientar estudios que en el futuro llenen
estos vacíos.
Bibliografía
básica utilizada y consultada.
1-Casanova
Fuertes, Rafael. Conflictos políticos y sociales entre 1845 y 1849 en
Nicaragua. (Tesis inédita) UCR San José Costa Rica 1995.
2-Romero
Vargas, Germán. Las Estructuras Sociales de Nicaragua en el Siglo XVIII. Editorial Vanguardia. Managua
1988.
4-----------------------------------.Persistencia
Indígena.
5-Whelock
Román, Jaime. Raíces Indígenas de la lucha anticolonialista en Nicaragua
6-Squier
Ephrain Nicaragua sus gentes y sus paisajes
El Movimiento revolucionario en Rivas (Parte XI) A Lucía Jiménez in memorian.
Rafael Casanova Fuertes
Mialmo, don Chale o las raíces de los
Jiménez en La Chocolata.
Mialmo, fue
sin saberlo la primera de su etnia, en retornar al mismo lugar donde estuvieron
sus ancestros, los misquitos, quienes según la tradición oral habitaron el
antiguo Istmo de Rivas hasta el siglo IX de nuestra era. Tiempo en el que los
invasores Oto-mangues más conocidos como
Chorotegas, los expulsaron del mismo, hacia el interior, del territorio. De
Mialmo nunca se supo su nombre original, ni de dónde provenía exactamente.
Carlos Jiménez, su cohorte, era quien lo sabía, fue él quien la sustrajo desde
la cotidianidad de su natal aldea
misquita, cuando en su juventud fue a buscar ventura a los campamentos huleros del Atlántico. Fue él, quien le raptó su joven corazón y su
físico, para traerla hasta las
cercanías de Rivas. Llevó el apellido de su varón y fue bautizada
a la fe católica, con el nombre de Lucía, a fines del siglo XIX en Rivas,
falleció ya anciana allá por los fines de los años cincuenta.
Mialmo le
llamaron los vecinos y conocidos, de la comarca La Chocolata, porque ella nunca
llegó a dominar la fluidez del
castellano y saludaba a todos con un trato cariñoso y en lugar de decir mi alma, les decía “mi
almo”. Se ganó el cariño de todos no solo por su trato amable y amistoso, sino
también porque hizo gala de sus conocimientos en medicina natural, el cual puso
a disposición de la comunidad.
De su unión
con Carlos Jiménez le nacieron varios hijos, pero solo sobrevivió Sinforoso, el
patriarca de los Jiménez de la Chocolata, quien con Susana Guadamuz, le dio
origen a esta numerosa prole, crecida en
una extensa huerta, llena de árboles frutales y cariño. Entre ellos, Carlos, el
popular “Papa Chale” célebre por sus conocimientos autodidactas. Pero la más
destacada fue Lucía, a quien le dieron este nombre para recordar el nombre
cristiano, de su abuela.
Lucía, la curandera.
Lucía Jiménez
Guadamuz, fue nacida en el año de 1924, tuvo a su vez dieciséis hijos, varones
y mujeres, constituyendo un matriarcado, en la antigua casona de madera de Don Sinforoso. Lucía fue quien heredó las
habilidades medico-naturistas de su abuela y su casa fue un peregrinar de pacientes, algunos de
los cuales habían sido desahuciados por los médicos del departamento, incluso
de Managua. De esto daban testimonio fiel, muchos de los salvados: a mi
mujer le dieron un mes de vida en el
hospital -recordaba Félix Delgado, vecino de El Retén- un asma
crónica, pero la Lucía Jimenez, me la paró con un bebedizo, allí está mi mujer
viva, yo de gastar con los médicos, ella nada me cobró, pero yo le reconocí
algo. Lucía nunca se jactó de sus habilidades y aceptaba una paga
voluntaria muy modesta, fue una nieta digna de Mialmo.
Un paciente de
la Isla de Ometepe, contaba con mucha vehemencia: a mí me salvó la vida
una señora muy hermosa, morena de pelo crespo que Dios me la puso en el camino,
me senté a la par de ella en el bus que iba para Managua. Ella me dijo que era
de La Chocolata, que se llamaba Lucía y cuando yo le conté que yo estaba
desahuciado, porque me había tragado accidentalmente un cuarto de formalina, ella
me dijo si usted me hace caso va vivir más que yo. No haga caso a eso que le
dijeron en el hospital y me
instruyó, como debía de tomar y comer la
papaya con todo y cáscara, que así mis ulceras iban a curarse. A la vuelta de
seis meses que susto el de los médicos, al ver que las úlceras en el
estómago habían sido reducidas a la
mitad. Así me curé, comiendo y bebiendo papaya,
a esa señora le debo la vida.
Las
andanzas del Manco o el Pájaro azul.
Pero
quizás Lucía jamás se imaginó, que iba a ser protagonista de hechos que aunque
trascendentes, no han sido registrados por la historia. Esto fue debido a que entre sus hijos, hubo uno, que primero iba a descollar por su hiperactividad,
la cual volcaría en diversas travesuras juveniles. Posteriormente, el travieso,
volcó su energía, en la actividad revolucionaria, este fue Rubén, quien sería
apodado en Rivas como el Pájaro Azul y en Managua como el Manco.
En cierta ocasión, el mismo Rubén le relataría al autor y a otro militante lo
siguiente: Yo vine a Rivas, por lo que venimos todos, con ansias de
superación y no quedarme recluido en el atraso de la Comarca, estuve en la casa
de un padrino, con la idea de estudiar,
pero, la ciudad tiene sus trampas y por allí anduve, haciendo hasta cosas no
correctas. Pero un día, encontré a una
persona que me cambió y cambió mi sentido de la vida, ese fue Manuel Domínguez,
en ese entonces dirigente sindical y el jefe del Partido en Rivas. El me enseñó
lo que ahora conozco, que había que
luchar por la transformar la sociedad y crear un sistema justo distinto al
sistema capitalista, que por supuesto era el sistema socialista. Él me dijo para cambiar el
sistema compañero, tiene que empezar por
cambiar usted mismo.
Este relato lo hizo en cierta ocasión que departimos fuera de una
reunión,- No hombre -nos decía- si ustedes tienen ventajas
con respecto a mí, más jóvenes llegaron frescos
a la Juventud, hay un camino por delante, la organización partidaria es
muy importante, te cambia es una nueva actitud ante la vida.
Eso fue
allá, por los inicios de los setenta, cuando ya él nos visitaba por parte del
Ejecutivo Nacional de Managua. Nos narró en esa ocasión, que tras un largo
proceso de estudio y pruebas, fue propuesto para ser militante: fue muy
emotivo yo tenía dudas de ser aceptado, fue en una reunión en casa de Manuel
Domínguez, yo andaría por los 18 o 20 años, eso fue allá por mediados de los
sesenta. Allí estaban Chico Álvarez, Rolando Bello, Bejarano, Chávez, que se deben de acordar de ese día.
Las andanzas revolucionarias de Rubén dejaron de ser secretas,
cuando en junio de 1969, tras un violento tiroteo, en el Barrio Larreinaga, en
Managua, fue capturado, acusado de ser miembro de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Nicaragua (FARN) y de estar por tanto involucrado en sus
actividades. Noticia de primera plana en los diarios nacionales del País y su
fotografía, apareció junto a los involucrados
en el secuestro del Terrateniente chinandegano Aquileo Venerio Plazaola.
Al poco tiempo apareció la foto de su madre, Doña Lucía en el diario La Prensa,
reclamando la presentación de su hijo ante los tribunales. Esto, a pesar
de que resistió las torturas y no
confesó, le costó una larga carceleada, que se extendió hasta el año siguiente, le aplicaron la llamada ley Quintana, seis
meses por conspirar contra el Estado. Las FARN fueron en su momento la primera
experiencia militar del Partido Socialista y Rubén, fue uno de sus principales
militantes en Rivas, posteriormente fue trasladado a Managua, que es donde fue
capturado.
Volviendo al relato, es
necesario señalar, que esta relación, personal y política, fue extensiva hacia otros miembros de la familia Jiménez, desde 1970 estaban involucrados, Carlos
Jácamo Jiménez, primo de él, supe que en Managua se involucró Norma, hermana
del mismo. Posteriormente en la medida que vinieron creciendo se vino metiendo toda la jimenada: Francisco, Manuel,
etc. De esta manera al realizar algunos contactos con Rubén él pasa en calidad de responsable del Seccional
Departamental, también conocí a su mamá, a la matriarca Lucía Jiménez. Al poco
tiempo conocí sus dotes de conspiradora y que ella estaba integrada también
apoyando a sus hijos, utilizando a la vez sus movimientos como curandera.
Con ella me sucedió un incidente bien gracioso:- Mirá
Casanova, yo sé que no le vas a decir a
tu papá que estuviste aquí, pero necesito que me compres un comal, igualito a ese que se me quebró, a ese -me
dijo- mientras señalaba con el dedo. Tu papa me lo podría traer, pero ya te
dije porque no, entonces me lo dejás donde la Margarita mi hermana allá en
Campo Verde y cuando Chico venga para
acá, él me lo va a traer.
Ella estaba clara de que mi padre, quien pasaba constantemente,
por la calle de La Chocolata, en sus negocios de compra y venta de ganado, era
ajeno a mis ajetreos revolucionarios. La
cosa no paró allí, tiempo después en una visita a Managua, en que me vi
obligado a ir a la casa de Ruben en la hoy Colonia 10 de junio, me dijo
la Ena, hermana de Rubén, -por qué será que mi mama a uno de los comales,
le dice Casanova, -mira Ená, pásame a Casanova y a que le dice Casanova,- le
pregunté- a ese comal nuevo apurate. Riéndome
le respondí:- parece que es costumbre de Rivas, mi papa le compro una
yegua a un don Cornelio y a la yegua solo Cornelia le dice. Como yo fui quien
le compró el comal, lo bautizó con mi apellido.
La Benigna Mendiola en La Chocolata.
En cierta ocasión, Rubén me
mandó un recado, con uno de sus hermanos, al pasar por Campo Verde, esto era,
que llegara a su casa allá en La Chocolata, el hermano me recalcó la urgencia. Eso fue allá por
1974, esto era factible para mí porque tomaba un caballo y me iba a dejar las
vacas a la finquita de mi papá por la mañana y seguía de paso para la casa de Rubén, porque yo estaba en el
turno vespertino del Rosendo López y podía aprovechar la mañana. Cuando llegó, allá
de largo miro a Rubén y mientras desmonto veo una cara como conocida,
una mujer como de unos treinta años, con los fuertes rasgos físicos de la
tierra, delgada de rostro achinado, el largo cabello negro amarrado con
trenzas, ella atendía a dos niños, en el patio de la casa. Tras los saludos a Doña
Lucía, Rubén, aparte me dijo: -Ayer
vine de Managua, necesito que hables con doña Cela, para que
hable con tu mamá, tengo que pasar a esa mujer al otro lado, no tiene clavo, es
un volado. Bueno -le dije yo- hoy voy a pasar por donde ella y
ella, hoy mismo hablará con mi mamá, así que vos podés pasar mañana. Mientras
me bebía una cumba de tiste, que
diligente ya había preparado Doña Lucía, pensaba- este Rubén la conspiración y sus cosas, que la mujer no
tiene clavo.
Nomás acabé el tiste, monté en el caballo y mientras cabalgaba
sobre el polvoso camino rural, me llegó una chispa a la memoria. Jodido dije
para mis adentros, si esta es la Benigna Mendiola, la mujer del difunto Bernardino Díaz Ochoa, quien días atrás había
salido denunciando la persecución y amenazas contra su vida allá en La Tronca, Matagalpa y no tenía clavo, hoy
todavía cuando me acuerdo, me da risa.
El hecho de que yo le dijera primero a Doña Cela Cedeño madre del militante
Rubén Pasos Cedeño y esta después a mi madre Leda Fuertes, era parte también
del mecanismo conspirativo, ya había funcionado así en otros casos, Rubén le
dejaba a la persona a Cela y después las
dos señoras la hacían pasar como un
familiar y obtenían un permiso para ir a
la Cruz de Guanacaste. A mi madre le
facilitaba la cobertura entre otras cosas de ser la prima cuñada del mayor
Justo Pastor Fernández y un oficial GN ex subordinado del mayor se complacía en
hacerle ese favor a mi madre. De esta manera se pasó a varios “compas” por la
guardarraya de Peñas Blancas, en las propias narices del aparato represivo.
La cosa no pasó a más pero después supe por doña Cela que Rubén no
había llegado, que ella hizo lo suyo. Yo le dije que no sabía, pero que algo
debe de haber surgido y así lo dejamos.
O se entendía que la solución había salido de otra manera. Como menudeaban mis
viajes a Managua, después de una reunión me encontré a Rubén y al indagarlo,
sobre el porqué no había llevado a la mujer. Hombre salió por otro lado no hubo
clavo, me explicó y allí nomás hablamos de otras cosas. Tiempo después, en los años ochenta, en un casual encuentro con
Rubén, la explicación salió de él, hombre me dijo- decidimos sacarla por otra
vía, ya que estuve pensando, que como era un rostro conocido y podía haber
clavo por Peñas Blancas, podía quemar a Doña Cela y a tu mamá, que me podían
ser útiles más adelante. La solución vino con mi mamá, ella conocía bien el
camino, y la puso hasta en La Cruz, a ella y a los chavalos, allí la montó en bus
que la llevó para dentro de Costa Rica. Entonces le pregunté yo: esa mujer era
la Benigna, yo la conocí al pencazo verdad.- Si hombre ella era-, a mi me
la endosó el Partido para que la sacara, pero vos sabés ya la Benigna como otra gente, estaban con un
pie en el Frente y otro en el Partido. Aunque te voy a aclarar que cuando se
dieron cuenta que yo conocía esos caminos a mí me tocó pasar a gente del Frente
y del Partido de Nicaragua, para Costa Rica y de Costa Rica a Nicaragua.
Allí estuvo de por medio
una lógica, en la que hay que tomar en cuenta el valor de Doña Lucía, para
asumir esta tarea, y segundo que disimulaban mejor dos mujeres, de aspecto campesino caminado
con dos niños, en la zona fronterizo, con la cobertura de visitar a un pariente
por los puntos ciegos como se acostumbraba. También tuve conocimiento después,
que Rubén había pasado de este modo a Carlos Fonseca en 1968, que era una ruta de llegar a San
Juan del Sur desde la Chocolata, y de
San Juan del Sur a Ostional, en un vehículo de pasajeros; y de Ostional, se
llegaba a una comarca llamada El Pochote, desde aquí se partía hacia un punto
ciego y se penetraba a territorio costarricense. La tarea, no era tan fácil,
los caminos estaban infestados lo mismo, que de jueces de mesta, confidentes
GN, que de las mismas malas calañas que pululan en las fronteras hasta los tiempos actuales. Pero personas
como Rubén y doña Lucía sabían como moverse, en estas zonas.
Ellos hicieron posible el paso de muchos compañeros y recursos,
que permitieron el triunfo revolucionario, ellos al realizar esta labor, cuando
la victoria estaba muy lejana, no esperaron premios de ninguna especie,
actuaron por convicción. No aparecieron reclamando nada, ni durante el gobierno
revolucionario de los años ochenta, ni con la derrota de 1990.Cumplieron con lo
que consideraron su deber e hicieron lo que tuvieron que hacer por la causa, un
sistema más justo, que hoy favorece por igual a las nuevas generaciones de
nicaragüenses. Al igual que ellos, muchos de estos militantes sin carnet,
siguen ocultos en el anonimato y es nuestro deber desde estas líneas, dar
conocer esos detalles, que también siguen ocultos.
Muy recientemente, el miércoles 16 de julio del corriente, dejó de
latir, allá en su natal Chocolata el corazón de esa gran matrona Lucía Jiménez
Guadamuz y tenemos conocimiento que fue acompañada, en sus exequias, por gran
cantidad de amigos y familiares. Quien escribe, un amigo de la familia, un
compañero de lucha de Rubén, estuvo
imposibilitado de asistir a las mismas,
por encontrarse fuera del país, le dedica este trabajo a ella y sirva el mismo
como un sencillo homenaje, a quien se merece ser recordada, tal como fue dentro
de su sencillez: una gran madre, para sus hijos, una gran abuela para sus
nietos, una gran amiga para sus amigos, la “curalotodo” que con sus
conocimientos salvó muchas vidas, la humanista, que no solo entendió que había
que acabar con un sistema injusto, sino que también, intervino y puso su grano de arena para el
logro de la victoria revolucionaria, ese 19 de julio de 1979.
Finalmente quiero terminar citando textualmente un fragmento de
las palabras, que desde Los Ángeles,
California, le dedicó el mismo Rubén en las
que expresa, lo que fue Lucía a lo largo de su fructífera vida.
…No dejaste nunca solos a tus hijos y como
ellos, pusiste tu granito de arena, en las actividades contra el Régimen de los
Somoza, tu caserón de madera en La Chocolata, fue refugio de combatientes,
punto de contacto, para ajetreos revolucionarios en Rivas, o el paso obligado
de quienes iban en misiones -o a refugiarse- por los puntos ciegos de la
Frontera Sur, hacia Costa Rica.
Tú misma, corriste riesgos, cómo no
recordar aquel mes de junio de 1969, en que apareciste en La Prensa, reclamando
públicamente, que se me presentara ante los tribunales, cuando tras mi captura violenta allá por el barrio Larreinaga, los esbirros me negaban
el Habeas corpus. Como no recordar cuando vos misma en el año 74, protegiste y
trasladaste a Benigna Mendiola, la viuda
de Bernardino, y a sus pequeños hijos, por esas mismas veredas, hasta Costa
Rica.
Fuiste aliento y estímulo de los compas
que anduvimos en esa gloriosa época, algunos sobrevivientes te quedaron
llamando “La agüela” y admiraban abiertamente tu valentía. ¡Madre siempre solidaria
y comprometida, con las causas justas en tu barrio y más allá!...
lunes, 1 de abril de 2013
miércoles, 23 de enero de 2013
“De aquí no me voy tío y si las cosas se ponen malas, vengo preparado” El 22 de enero de 1967 y sus entretelones.
Rafael
Casanova Fuertes*
Eran los inicios de 1967, la oposición antisomocista, aglutinada en
la Unión Nacional Opositora (UNO) e integrada por los partidos Conservador de
Nicaragua, Socialcristiano y Liberal Independiente, se aprestaba a realizar su
cierre de campaña. “Tachito” Somoza Debayle se preparaba a través del Partido
liberal Nacionalista, para darle continuidad al régimen dinástico, en medio de
un proceso electoral violento y lleno de irregularidades. Gobernaba el país el
Dr. Lorenzo Guerrero, quien había sustituido al fallecido Dr. René Schick, el
lapso civilista llegaba a su fin. En la dirigencia opositora predominaron los
prejuicios anticomunistas, razón por la cual excluyeron a la alianza de
izquierda: Movilización Republicana (MR), integrada por los socialistas del
PSN, el mismo partido MR y el
FSLN. (1) Este último,
se apartó de la alianza, para darle prioridad a la formación de la base
guerrillera de Pancasán y a la lucha armada en general. No obstante, por diferentes
razones, los cuadros miembros de estas fuerzas políticas, participaban en
las manifestaciones y mítines de la UNO. Unos, exigiendo su participación en el
movimiento opositor u otros tratando de canalizar la actitud combativa de las
masas, hacia posiciones efectivas, contra el aparato de dominación somocista.
Motivos por los cuales, es comprensible, que las concentraciones, opositoras
fueran tan heterogéneas.
Para contrarrestar estas marchas, Somoza Debayle
ordenó la creación de grupos paramilitares como los AMROCS (Asociación de
Militares Retirados, Obreros y Campesinos Somocistas), estos, vapuleaban y
hasta asesinaban a opositores de forma impune. Como contrapartida la oposición
organizó los CIVES (Comités Cívicos de Vigilancia y Defensa del Sufragio
Electoral), la JAN (Juventud Agüerista Nicaragüense) y la JUNO (Juventud de la
Unión Nacional Opositora). De todos ellos, el que tenía un tendido más amplio
eran los CIVES, su labor principal fue la de jugar un limitado rol de
autodefensa, en marchas y mítines de la
UNO contra las agresiones de AMROCS y otras
fuerzas de choque como los nicolasianos.
El plan de
Agüero y la UNO. Sin embargo, la convocatoria pública al cierre, del
domingo 22 de enero, no fue concebida como un acto convencional. La
dirigencia opositora había llegado a la conclusión, de que era imposible,
vencer en la contienda electoral del próximo mes de febrero, a un Somoza
apoyado en la GN y el control total del Tribunal Supremo Electoral. Por tanto,
la concentración de decenas de miles de opositores en la Avenida Roosevelt, se
debería de convertir en una fuerza de presión para demandar principalmente ante
el mando GN y la sociedad en general: a) la suspensión de las próximas
elecciones a celebrarse el día 5 de febrero; b)la prolongación del Gobierno del
Dr. Lorenzo Guerrero y la convocatoria a nuevas elecciones; c)la vigilancia
electoral internacional por parte de la OEA. El máximo dirigente opositor,
Fernando Agüero, habló hasta de contactos con el Gral. Gustavo Montiel, el jefe
de inteligencia de la GN y con la Iglesia.
Por
supuesto que no se podía concebir cualquier cambio–según la óptica de esta
oposición- sin la venia de los Estados Unidos y el mismo Dr. Agüero había
realizado una gira en diciembre de 1966 y se había entrevistado con
funcionarios del Gobierno de Lyndon B. Johnson. No se conoce hasta ahora
específicamente los resultados de estas gestiones. Lo que fue evidente, que
Agüero presentó este plan, a la dirigencia de la UNO y sus colaboradores más
cercanos en los primeros días de enero tras su regreso de Washington. En la UNO
figuraban como máximos dirigentes además de Agüero, los conservadores Pedro
Joaquín Chamorro C., Luis Pasos Arguello, Carlos Agüero Rocha; por los
liberales independientes: Víctor Manuel Ordóñez, Juan Manuel Gutiérrez y Macario
Estrada; y los socialcristianos: Orlando Robleto, Manolo Morales y Eduardo
Rivas Gasteazoro.
La
concentración en la Roosevelt. El resto de
la historia, es más conocida. Desde primeras horas de la mañana, de ese domingo
22 de enero, decenas de miles de manifestantes se concentraron en la arteria
principal de la vieja Managua, la Avenida Roosevelt. Rodeando al caudillo
opositor, estaban los principales dirigentes de los partidos de la UNO, Agüero
fue breve en su disertación, planteó que no se iban a retirar de la Roosevelt,
hasta tanto no se marchara Somoza del país. En tribuna libre hicieron uso de la
palabra, en distintas partes de la avenida, representantes de distintas
fuerzas políticas, entre otros: Michelle Najlis, por el FSLN (2); Dionisio Marenco y Julio López por los
socialcristianos; Luis Sánchez Sancho y Adolfo Everst por los socialistas (3) Participaron además las organizaciones gremiales
estudiantiles como el CEUCA y el CUUN controlados por los socialcristianos, las
centrales obreras y campesinas: el MOSAN, la CGT(i), y la CCTAN, etc. De igual
modo se coreaban diferentes consignas, aunque las más repetidas eran: ¡Basta ya!;
¡que se van se van… cueste lo que cueste!; ¡No más Somoza! Pero entre las
consignas salían vivas a las organizaciones y mueras a Somoza, hubo incluso
vivas al Frente Sandinista. A las 10.00 a.m. los manifestantes avanzaron sobre
la Roosevelt, en dirección a la “Loma de Tiscapa” llegando la vanguardia, hasta
la esquina del Banco Nacional.
Inicio de la
masacre. Hasta las 4.30 de la tarde en medio de las
advertencias de la GN de que el permiso para la manifestación se había vencido,
Agüero, ubicado frente al edificio, “Carlos Cardenal”, hizo una
alocución llamando a un diálogo al alto mando GN para solucionar el problema
nacional. Fácil de imaginar es que no obtuvo respuesta de ningún miembro de
alto mando GN, por el contrario hubo nuevas y violentas advertencias para
desalojar la Plaza y la Roosevelt. Algunos elementos opositores, con armas de
guerra, empezaron a ocupar posiciones en las alturas de los edificios en los
alrededores. Se tomó la decisión de avanzar hacia la “Loma de Tiscapa”, los
manifestantes de atrás empezaron a presionar a los de adelante en aglomeración
cerrada, estos se, encontraron a los soldados GN, quienes, les
cerraron el paso alineados, con bayonetas caladas, bala en boca, adonde fue el
Banco Central. El mayor Lee Wong hizo revisión de la fusilería, para que esta
estuviera lista para disparar. Un grupo de GN se aprestó a hacer uso de una
pipa de bomberos, pero ante ellos, se adelantó el Teniente Sixto Pineda para
lanzar los chorros de agua sobre los manifestantes, un disparo, atribuido a los
manifestantes, lo hirió mortalmente.
Este
incidente, fue una especie de señal para desencadenar el violento tiroteo, todo
fue una confusión entre los disparos graneados de los manifestantes y el alto
volumen de fuego de los guardias con sus Garand y de todo tipo de armas de
guerra, contra una masa de civiles desarmados. En los árboles de laurel de la
india, cercanos al Banco se habían subido algunos jóvenes y niños quienes
descolgaban pancartas con las consignas de “Basta Ya; No más Somoza”, etc., La
GN hizo un fuego nutrido contra los arboles, quizás con la sospecha de que allí
había francotiradores, los civiles caían como moscas de los arboles. Los
francotiradores, y manifestantes de la UNO, lograron arralar o dispersar la
primera fila de los soldados GN. Los que repuestos de la sorpresa, iniciaron
una mortal cacería por la Avenida y sus alrededores, en medio de los gritos de
heridos y moribundos que clamaban por auxilio. Disparaban de forma
indiscriminada a mujeres, niños, ancianos, personas desarmadas, que
buscaban como protegerse. (4)
El Gran
Hotel y el fin de las hostilidades. Distintas
versiones, calculan en trescientos el número de muertos y el de heridos en
miles, (5) a lo se
pueden agregar decenas de bajas, por parte de las fuerzas armadas. Se calculan
en miles también el número de capturados en todo el país, incluidos opositores
reconocidos que no estaban en el escenario, quienes, fueron detenidos en sus
casas y llevados a las cárceles esa misma noche. Los francotiradores empezaron
a desalojar sus posiciones, a las 6.00 p.m. lo mismo hicieron otros, que
se parapetaron en las esquinas. Agüero Rocha y resto de la dirección de la UNO,
protegidos de sus más estrechos colaboradores, algunos de los cuales,
fuertemente armados, se refugiaron en el Gran Hotel, tras ellos fueron gran
cantidad de campesinos. El número de refugiados llegó a ser de casi 2.000
personas, de distintos estratos sociales. La reacción de la GN encabezada por
el Coronel Iván Alegret, no se hizo esperar y tras rodear el edificio con 500
hombres, procedió al ataque, incluyendo el disparo de cañonazos con los
tanques blindados, como si se tratara de una guerra contra otro ejército. Los
del edificio, en su mayoría con pocas
armas de guerra, armas cortas y de cacería respondieron el fuego.
Esta
situación se mantuvo alterna con breves lapsos de tregua, que imponía el
traslado heridos a los hospitales, por parte de la Cruz Roja. La instalación,
estaba a su vez, llena de huéspedes, dado que estaba en pleno la
celebración del Centenario del nacimiento de Rubén Darío. Con la venia de
Agüero y demás dirigentes de la UNO, procedieron a tomar como rehenes a todos
los huéspedes extranjeros entre los que se encontraban algunos norteamericanos.
(6) Esta
situación, obligó al mando GN a cesar disminuir la presión y a parlamentar con
los sitiados, el diálogo se inició entre Jacinto Vélez B., como delegado de
Agüero y el mismo Alegret por la GN, acordándose una tregua, mientras se
negociaba una salida definitiva.(7)
El tercer
Somoza asumió el poder. El epílogo de
este capítulo de nuestra historia se cerró días después, el día 23 en
horas de la noche, previo acuerdo, con la mediación de representantes Iglesia
Católica y personeros de la Embajada Norteamericana, se produjo la deposición
de las armas de los últimos combatientes opositores y refugiados del Gran
Hotel, quienes obtuvieron garantía de sus vidas y el traslado a sus lugares de
origen. De la dirigencia nacional de la UNO el único detenido fue el Dr. Pedro
Joaquín Chamorro Cardenal, quien permanecería en prisión durante casi dos
meses, acusado de ser el promotor de la “Intentona Agüero –comunista”.(8) Las embajadas de México, Venezuela y otros países
estaban atestadas de refugiados. Las cárceles, llenas de opositores, capturados
de forma indiscriminada, con independencia de su filiación política ideológica.
A pesar de esta desventajosa posición, el Dr. Agüero, llamó a votar a su
electorado el 5 de febrero, los resultados fueron los previstos: el tercer
Somoza, ganó las elecciones y asumió el poder, reafirmando el carácter
militarista y autoritario del somocismo.
Necesidad de
una versión más objetiva e integral. En términos
investigativos, no se ha avanzado lo suficiente en tanto, muchas versiones son
dispersas y contradictorias. Salvo algunos testimonios editados en 1972 (9) junto a otros reportajes no se ha realizado hasta
ahora un estudio monográfico, a pesar de la constante referencia y la gran
cantidad de menciones al acontecimiento. Mucho se ha especulado sobre las
causas, sin avanzar en profundizar en ellas, por medio de estudios
empíricos, pero además se ha hecho mucho más uso de las consecuencias, para
victimizar a algunos de los protagonistas y culpabilizar a otros.
Sin ánimos de presentar una versión definitiva, consideramos que se puede
arribar a algunas aproximaciones, a partir de la revisión de las fuentes
escritas y orales, sobre el particular.
- Además
de lo anterior, la dirigencia opositora, al fallar la presión política
para obtener un acuerdo, tenía prevista una segunda opción, tal como era,
el desatar una insurrección popular, estilo “Bogotazo” en Managua. Para lo
cual iban a utilizar la alta disposición combativa, demostrada por la
población en el año electoral. Un ex -dirigente socialista recordaba una
anécdota: “al momento de tratar de convencer a un sobrino mío -que
encontré de casualidad en una de las esquinas - para que se retirara
temprano, se levantó la camisa y me mostró una pistola automática,
mientras me decía: “de aquí no me voy tío y si las cosas se ponen
malas, vengo preparado” Esto era un ejemplo de la alta
disponibilidad que tenía la masa de opositores, ese día estaba dispuesta a
todo” (10). Este
proyecto se movió tras los entretelones, de los altos dirigentes, aunque públicamente, se manejó que sería una
manifestación pacífica.(11)
- Esta
insurrección, debería de conducir a una situación incontrolable por parte
del Estado Somocista, hasta provocar la deserción los altos mandos de la
GN. Motivo suficiente para provocar una intervención militar por parte de
la OEA (léase EE.UU.), similar a la que se había dado antes, en República
Dominicana. De esta intervención podría gestarse un proceso transitorio,
que le hubiera permitido a esta oposición, el desplazamiento del somocismo
a favor de la UNO y el mismo Dr. Agüero.
c.
Hay una expresión que dice “a la victoria le sobran padres, pero la
derrota es huérfana”. Ésta, es válida para valorar el papel de los
protagonistas en enero de 1967. Porque, aun cuando, se ha tratado de hacer
recaer toda la responsabilidad sobre Agüero Rocha – quien tuvo, la mayor cuota de
culpa, al ser el principal dirigente- no se puede exonerar de la misma al resto
de la dirigencia de la UNO, esto es, del fracaso y la masacre
del 22 de enero. Las fuentes apuntan a que hubo falta de cohesión y
coordinación, entre los dirigentes, pero no se revela, de que haya habido,
desacuerdos sustanciales con el plan insurreccional. Agüero, fue afectado sobre
todo, por el pacto con Somoza en 1971, enfatizando su responsabilidad. Salvo el
caso de personas como Luis Pasos Arguello, la mayoría de los dirigentes
andaban armas personales, es decir que había claridad sobre lo que iba a
ocurrir, en toda la dirigencia opositora.(12) Ella en su
conjunto fue responsable del fracaso y
la masacre del domingo 22 de enero.
- Porque
con independencia de los objetivos de esta oposición que no era otros,
que los de sustituir el modelo de dominación autoritario del
somocismo por otro modelo democrático –burgués capitalista. Actuaron de
forma casi improvisada, a pesar de tener un amplio tendido organizativo en
todo el territorio y haber organizado fuerzas como los CIVES, la JAN,
etc., no aprovecharon, para seleccionar y darle entrenamiento militar a
tanto recurso humano disponible, el que hubiera jugado un papel más
adecuado al momento del estallido. Confiaron en la experiencia militar de
unas pocas decenas de ex participantes en experiencias armadas
anteriores (como las de Olama en 1959, Carazo 1960, etc.,) del
conservatismo e incluso la integración de cuadros militares de otras
organizaciones, como pasó con algunos militantes del FSLN, quienes, como
Efraín Sánchez, David Tejada y otros, en circunstancias inesperadas,
optaron por poner en práctica, su experiencia militar para defender al
pueblo. (13)
- En esta
dirección hubo mucha improvisación, y falta de cohesión. A pesar de que la
mayoría de los dirigentes intermedios, sabían lo de los “morralitos”, no
lo informaron claramente a las bases sea por compartimentación o por
temor. No todos los campesinos, acostumbrados a portar armas de cacería,
las llevaron, porque no agarraron bien la seña. Hubo -según los participantes-
quienes botaron la pistola y los tiros, entregadas por algunos activistas,
que los seleccionaron al “bolsazo” antes de la refriega,(14) en contraste de quienes, corrían atropellados
en medio de la confusión, a buscar donde estaban repartiendo armas, para
combatir.(15). Las distintas versiones reflejan que hubo
una distribución limitada de armas, a cargo de estrechos colaboradores de
Agüero, tales como René Saldaña, Juan B. Parodi, Los hermanos Chamorro
Rapacciolli, Jacinto Vélez B ., Ronald Abaunza. Pero que esta se hizo de
forma desordenada, daban una carabina con pocas municiones o tiros de uno
u otro calibre. A los campesinos se le agotaron rápido las municiones de
los fusiles “22”, salvo en el caso del Gran Hotel en donde Jacinto
Vélez, se improvisó como espontaneo organizador de la defensa del
edificio, en toda la refriega, hubo mucha improvisación individual o
grupal, pero nada organizado, ni dirigido debidamente.(16)
- Las
cifras son contradictorias. Vélez asegura que en el Gran Hotel habían 1800
refugiados incluidos mujeres y niños, y que solo el 10% (180)
de ellos tenían armas de todo calibre.(17) Si
esto lo hacemos extensivo a toda la manifestación unas 80.000 personas y
extraemos el 10% nos daría unas 8.000 personas armadas, pero esto no fue así. Tomando en cuenta los miles
que se retiraron antes de las 5.00 p.m., es una aglomeración considerable,
incluso, si reducimos esa cantidad a un 5%, es decir a la mitad, es una
cantidad suficiente para resistir a la GN de forma organizada. Arosteguí
por su parte no habla de cifras, pero si se refiere al escaso volumen de
fuego de los manifestantes al momento de ser registrados y desarmados por
la GN el día 23 el Gran Hotel “Fuera uno o dos Garand, lo demás eran
rifles 22 y pistolas de corto calibre” (18) aunque
refiere que parte del armamento no fue entregado y fue lanzado a un
pozo del Gran Hotel. Gaudet, sostiene que en el Gran Hotel se decomisaron
500 rifles y pistolas (19) Ésta última cifra puede ser exagerada, siendo
más acertada la de Vélez, en coincidencia con otras fuentes.
Pero si asumimos que los del Gran Hotel constituían el 50% del total de personas que de forma
desordenada, hicieron uso de las armas para defenderse, sumaría una
cantidad de 1.000 combatientes improvisados. Estos carentes de municiones
y sin organización se retiraron por su cuenta de forma dispersa,
desprendiéndose de las armas para evitar ser encarcelados y hasta
asesinados.
Conclusiones.
Todo lo anterior nos plantea una pregunta
¿Estuvieron el Dr. Agüero y la dirigencia de la UNO en 1967, de acuerdo en
desatar una verdadera insurrección, contra la dictadura? . Quienes además de
leer estas líneas o cotejen otras versiones, concluirán primero que no,
pero si usando un cálculo muy conservador y otorgamos el beneficio de la duda,
se podría razonar, que si hubo esa intención, esta fue muy limitada a pesar de
que tuvieron a su favor la disposición combativa de las masas. ¿Por qué en una
insurrección mucho más limitada, en recursos, como la de Monimbó en 1978, los indígenas
con armas rústicas y de cacería, pero bien organizados, lograron mantener a
raya durante días a fuerzas superiores en número y armas, bien apertrechado,
incluidas las tropas élites de la EEBI?; ¿Y las insurrecciones de los años de
1978 y 1979, tampoco se iniciaron con grandes cantidades de individuos?, pero
cada una de estas columnas, en campos y ciudades actuaron como una especie de
pequeño motor para generar todo un vasto movimiento que al final terminó dando
al traste con la misma sanguinaria dictadura, en julio de 1979.
Aunque
las circunstancias son diferentes en el tiempo y el espacio, pueden ser
comparables los altos niveles de disponibilidad para combatir del
pueblo, en ambas situaciones. Pero la diferencia sustancial es que en 1978 y
1979, las masas tuvieron una dirección dispuesta a asumir los costos,
riesgos, sacrificios para conducir a las masas hasta su objetivo final: el
derrocamiento definitivo de la dictadura. Estas auténticas insurrecciones
populares, son explicables porque hubo una organización surgida de las clases
populares, con cuadros de dirección, probados en el combate contra el
somocismo en circunstancias, harto difíciles -reconocidas por la generalidad-
que le costaron la vida a la mayoría de sus cuadros fundadores. De igual modo
no tuvo temor de entregar las armas –en su mayoría recuperadas al enemigo- al
mismo pueblo, que se integró masivamente a la lucha.
Esta organización, el Frente Sandinista, a quienes algunos
analistas escépticos, no le daban mucha vida política, tras la derrota de
la base guerrillera de Pancasán, en agosto del mismo año, fue la que asumió
esta responsabilidad histórica. Porque, el FSLN como organización
revolucionaria, sobrevivió a estos embates, al refugiarse en medio de la
clandestinidad, en las mismos sectores populares, que frustrados en
enero de 1967, empezaron a desprenderse paulatinamente de las
opciones conservadoras y a confiar en una alternativa revolucionaria, para
provocar un desplazamiento del aparato de dominación capitalista. Una condición
histórica que fructificó años después, en las autenticas insurrecciones
populares de 1978 y 1979.
Estas, constituyen dimensiones
totalmente opuestas a la insurrección limitada que trataron de promover
los opositores burgueses de 1967, las masas con su alta disposición deberían de
poner los muertos – tal como sucedió- mientras ellos sin asumir muchos riesgos,
confiaron en una imaginaria rebelión del aparato armado del somocismo, pero
sobre todo, en que una intervención militar norteamericana. Esta última, les
iba a entregar el poder, tras obligar al somocismo a retirarse y
establecer en esencia una variación un nuevo modelo de dominación
capitalista, que no cambiaría sustancialmente las reglas del juego. Estas, son
entre otras las razones por las cuales la intentona de la UNO el 22 de enero de
1967, devino en una frustrada aventura y las insurrecciones populares de
1978-1979, lograron derrotar política y militarmente al somocismo.
Citas y Notas.
1-La alianza Movilización Republicana(MR) se fundó en 1964 y la
integraron el Frente Sandinista de liberación Nacional, el Partido Socialista Nicaragüense
(PSN) y el Movilización Republicana (MR), este último, era a su vez un frente
político del mismo PSN para aglutinar a intelectuales y profesionales, de ideas
progresistas que no tuvieran cupo dentro del PSN. Como se puede apreciar este
Partido sirvió a su vez, para denominar la mencionada alianza.
2-aunque el FSLN no orientó, a sus cuadros a participar en
la manifestación, algunos lo hicieron de forma espontanea. Hubo participantes
como Edén Pastora, Dionisio Marenco y Samuel Santos, que pertenecían a partidos
de la UNO y posteriormente se integraron al FSLN.
3-Aunque desde la fundación de la UNO, nos habían rechazado, orientamos
a nuestros cuadros a participar en las marchas opositoras en todo el país para
tratar de darle una orientación política a las masas en el mismo terreno de
confrontación contra la dictadura. Entrevista al dirigente del PSN Jorge
Galo Espinosa 15 de enero de 1996); Tras la reunión de un pleno el 21 de enero
en el Partido, se dividieron radicalmente dos posiciones los Lorío que dijeron
que había que denunciar el plan irresponsable de Agüero y quienes en mayoría,
además de rechazar rotundamente la posición del grupo de los Lorío, acordamos
asistir a la manifestación y orientar políticamente a las masas, para
evitar que estas cayeran en la provocación de la burguesía opositora, esto era,
entre otras cosas, lograr que se retiraran temprano de la marcha.(
Entrevista a Onofre Guevara, mayo de 2003).
4-Yo estaba allí, cerca de los palos, andaba con el brazalete del CIVES,
vi caer a esa pobre gente como moscas de los palos. Testimonio de Manuel Matus
Méndez, Sindicalista de la Federación de Trabajadores de Managua (FTM).
5-Entrevista a: Gustavo Ortega en: “La atroz masacre del 22 de enero” en: El nuevo Diario
jueves 22 de enero de 1987. P.8.
6- Relato de Jacinto Vélez Bárcenas, cercano colaborador del Dr.
Fernando Agüero Rocha. En Toledo Ortiz, Alberto. Grandes Reportajes Históricos de Nicaragua. Managua. Editorial
Alemana. 1972. P.157.
7-Velez B. op.cit. P.158.
8-Versiones en: La prensa y Novedades de enero y febrero de 1967.
9-Nos referimos al mismo trabajo de Toledo Ortiz, citado en la
Nº 6 entre las páginas 153-169.
10- Entrevista a O. Guevara, mayo 2003.
11-Nadie se molestó en explicar por qué, si era tan pacífica la
manifestación, estaban tan bien armados con 38,s, 45,s, rifles carabinas, escopetas
y ametralladoras. Casi sin excepción alguna, todos los que vimos así estaban
armados, en cuenta los Chamorro y hubo quienes –como el Dr. Agüero- tenían dos
armas. Versión del testigo William G. Gaudet. En: Toledo Ortiz. Op.Cit.P.167.
12- Yo entrevisté una vez a Agüero y me dijo : en lo del 22 de enero, de 1967, estuvo de acuerdo toda
la Junta Directiva del Partido Conservador de Nicaragua y toda la dirección de
la UNO, no hubo desacuerdos. Relato de Aldo Díaz Lacayo al autor enero de 2012.
13-distintas testigos recuerdan haber visto a David Tejada, incluso algunos oficiales
somocistas lo señalaron como el que disparó contra Pineda. Lo cual pudo ser un
pretexto para justificar su asesinato en abril de 1968, a manos del Mayor Oscar
Morales. Por su parte Efraín Sánchez, le narró al autor algunos detalles, sobre
su participación el 22 de enero de 1967. N. del A
14-Me contó el hombre, que el cómo conservador agüerista, fue a la manifestación, y que temprano como a las
tres de la tarde, se le acerco un desconocido de de los que se veía que andaban
organizando y le entregó una bolsa negra pequeña y le dijo : tomá no la abrás
todavía, nosotros te vamos a avisar. La bolsa la sintió algo pesada para su
tamaño sentía como aserrín. Al momento de los disparos el busco al tipo no lo
vio y en medio de ver a la gente corriendo y todo. El se decidió a abrir la
bolsa y cuál es su susto, cuando mira en medio de un aserrín, una pistola de
tambor, quien sabe de qué calibre y una bolsita más pequeña llena de tiros. Como
yo no sabía manejar pistola, me entro miedo, la tiré por allí y busque donde
guarecerme. Relato de Ramón Chavarría,
Rivas enero de1971.
15-.Cuando comenzaron los tiros, a esa hora nos lanzamos a buscar armas,
porque desde temprano se nos dijo que si la guardia nos disparaba, se le iba a
dar armas a todo el mundo. Una voz dijo
allí por el Edificio Cardenal
están repartiendo y pegamos la carrera y no había nada, allí mismo nos decía
otro: por el Palacio y en medio de aquella tiradera de un lado a otro, eran
pandillas de gente corriendo buscando armas, estábamos enchilados, queríamos
pelear contra la guardia jodida, pero nunca encontramos las benditas armas. Por
allá en horas de la noche, junto con un poco de gente busqué como salir y dije
hasta hoy me consiguieron para meterme en una m… (Relato de Hilario Herrera, ex
-miembro del Partido Conservador y participante en la Manifestación del 22 de
enero de 1967.
16-A nosotros no nos dijeron nada oficial, venimos a la reunión de la CCTAN a
Managua desde Rancho Grande, Matagalpa y después nos fuimos a la manifestación.
En el Partido había distintos punto de vista, después en abril se dividieron de
viaje. Unos solo nos dijeron que había que irse
al finalizar las intervenciones, pero otros que había que plantarnos y
si la cosa se ponía fea, había que contestarle a la guardia, todos nosotros
andábamos unas pistolas viejas 38.Andabamos con
Bernardino, meses atrás, nos habíamos entrenado con Roger Cabezas, El
Barbero (Rosa Isabel Galeano) y otros, hasta nos dijeron, que nos iban a dar
armas de guerra. Allí vimos a algunos compañeros del Partido como El Negro (Cesar Ramírez) uno de de Carazo, a
quien después encontramos en los sindicatos, enfrentarse a tiros con la
guardia, nosotros le volamos los tiros
que andábamos. Pero todo esto lo hicimos por nuestra cuenta, no hubo
organización, orientación, nada. Con mucho trabajo volvimos a las comarcas todo
aquel campesinado del Norte. Relato de Bernardo Arauz, ex dirigente campesino
de la CCTAN, Waslala, Zelaya Central agosto de 1987. Yo vine por el CIVES con una “camada” de
campesinos de Santa Teresa, todos éramos hombres en esa camioneta y de primas a
primeras nos dijeron que íbamos a volarle
bala a la guardia, todos veníamos con pistolas y algunos riflitos 22.
Ya en Managua me dijeron: no te
despegués de ese Jeep, y así fue donde
iba el Jeep allí iba agarrado caminando
a pie. Cuando comienzan los tiros, yo tengo una 38 y los guardias en fila los
agarrábamos al pulso, vos sabés que los tereseños teníamos experiencia en armas,
por lo de las vendettas y esos indios agarraban pulso con los guardias,
porque a esa hora la guardia tiraba a la
loca, la gente a veces corriendo nos estorbaba el tiro a nosotros, del Jeep nos
pasaban tiros yo cargué varias veces hasta que ya replegado en una esquina, me
quedé sin tiros, los del jeep se me perdieron. Serían entre las once y las doce
cuando hago viaje. Camino buscando el Sur, se me había perdido los conocidos,
yo no conocía bien, busco para el lado de San Judas, donde tenía parientes, todo
eso para allá eran antes predios vacíos
y monte. Cuál es mi susto, cuando por allí por donde es ahora el Cívico me sale de
pronto, un hombre con una pistola, pero
no sé, si del susto, brinco para adelante y le arranco la
pistola de la mano, al hombre, estaba
nervioso y por tanto la mano floja , resulta que el hombre era del Amrocs y se
me c… lo amenazo, lo hago pegar carrera y más adelante ya con la escuadra que
era “45”, boté mi “38”sin tiros, así llegué hasta San Judas. Te digo que si a
esos indios, nos hubieran organizado bien, la guardia la hubiera divisado ese
22 de enero. Relato del ex miembro del CIVES y después dirigente sindical:
César Ramírez Estrada, Managua, enero de 1978. N.del A.
17-Velez B. En: Toledo Op.Cit.p158
18-Relato de Hernán Arosteguí
Ex secretario de Información y Prensa de la República de Nicaragua. En:
Toledo Op.Cit.P.136.
19-Gaudet.En: Toledo.Op.Cit.P.167
*Historiador,
miembro del Programa Cultural del BCN.
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