domingo, 9 de octubre de 2011

BENJAMÍN ZELEDÓN: Un patriota y revolucionario de su época

Rafael Casanova Fuertes

El resto de la historia es más o menos conocido, la figura de Zeledón se sublima ante la posteridad, cuando escaso de recursos y acompañado de unos pocos valientes prefirió inmolarse antes que rendirse, en la elevación de “El Coyotepe”.
Rafael Casanova Fuertes* | Opinión


En días pasados, el 4 de octubre de 1912, se cumplieron 99 años de la heroica muerte, del Doctor y General Benjamín Francisco Zeledón Rodriguez en la defensa de la soberanía nacional. Sobre su destacada actuación, se han escrito muchos perfiles, incluidos los de célebres escritores como el argentino Gregorio Selser, además de que su calidad de héroe fue reconocida por la generalidad de las distintas corrientes políticas del país. Su figura y su gesta sintetizaron la justa reacción del pueblo, ante la intervención económica política y militar de los Estados Unidos en el territorio de Nicaragua.
El sentimiento antiintervencionista y anti-oligárquico. Válido es hacer un retorno a las circunstancias históricas, en que se dio su gesta heroica, para explicarnos la importancia de su papel como patriota y revolucionario. El liberalismo derrotado y desplazado entre 1909 y 1910, Zelaya -muy criticado por su autoritarismo- sentó las bases de un proyecto autónomo nacional.(entre los años de 1893 y 1910) reñido con los intereses económicas y estratégicos de los Estados Unidos y su política imperial, tal como lo demostraron los escritos de del mismo Zelaya en 1910.Desde este año había asumido el poder, la oligarquía granadina, la cual enajenó la soberanía a favor de los banqueros y los mencionados intereses de los Estados Unidos. Los dirigentes liberales, pasaron al exilio. Mientras estos hechos, se desarrollaban en el país, tanto en la dirigencia como en las masas del liberalismo, se empezó a madurar un fuerte rechazo a la política norteamericana.
Pero, el sentimiento antiintervencionista prendió no solo en las bases del liberalismo sino también, en amplios sectores del mismo conservatismo. Es abundante la documentación que así lo demuestra, en el mismo archivo personal de Díaz Esto se hizo evidente, cuando en el año de 1911, el embajador norteamericano en abierta ingerencia y de forma desvergonzada disolvió la Asamblea Legislativa, dominada por la fracción conservadora que encabezaba el Gral. Luis Mena, quien además de ser un advenedizo para la oligarquía de la Calle Atravesada de Granada, había demostrado no ser dócil a las políticas estadounidenses en el país. Mena, quien había participado en la lucha contra Zelaya, era hasta ese momento el candidato a la presidencia, con más fuertes posibilidades, pero su aspiración chocaba con los intereses de Díaz, de los banqueros y del mismo departamento de Estado Norteamericano.
La Rebelión Mena-Zeledón de 1912. Documentos como las cartas de Bartolomé Martínez -en ese tiempo al lado de Chamorro- demuestran la fuerza del “Menismo” en varios departamentos. La repentina y violenta exclusión de Mena de la jefatura del Ejército, en julio de 1912, condujo al estallido de la rebelión en la que este caudillo hizo una alianza con el liberalismo, encabezado por el Gral. Benjamín
Zeledón, un joven con gran carisma entre sus seguidores, dado su papel como militar y jurista durante la Administración de Zelaya. A inmediato se dieron estallidos en distintas partes del país. Los rebeldes pasaron a controlar las posiciones estratégicas de Oriente y Occidente y prepararon su ofensiva sobre Managua. La derrota del dúo: Chamorro –Díaz era cuestión de días.
La intervención norteamericana. Díaz y Chamorro, conscientes de lo difícil de su situación, recurrieron a solicitar la intervención norteamericana, esta no se hizo esperar. Tres mil marinos entraron por Corinto, el 15 de agosto al mando del Almirante Pendletton, desde entonces empezaron a combatir, con todos sus recursos a las fuerzas rebeldes. Fracasada la ofensiva sobre Managua, los insurrectos dirigidos por Zeledón y Mena tuvieron que retirarse a Masaya y Granada, respectivamente.
Mena, quien había demostrado habilidad para escapar de Chamorro y del procónsul norteamericano en Managua, quien contaba además con la mayor parte del armamento nacional en el cuartel de “La Pólvora” en Granada no demostró la debida hidalguía, ante los marines y se entregó a Pendletton, a la primera intimidación que este le hizo. Para lo cual no tuvo el cuidado de avisar a Zeledón de su decisión. Este se colocó entonces a la cabeza del movimiento contra las tropas interventoras yanquis y las del chamorrismo conservador, luchas que tuvieron como escenario la ciudad de Masaya y sus alrededores.
El resto de la historia es más o menos conocido, la figura de Zeledón se sublima ante la posteridad, cuando escaso de recursos y acompañado de unos pocos valientes prefirió inmolarse antes que rendirse, en la elevación de “El Coyotepe”.
Rechazó una u otra vez los ofrecimientos de rendición o las garantías que le ofrecieron sus enemigos, hasta utilizando a su propio suegro. Cayó a manos de las tropas chamorristas, cuando ejecutaba la ruptura del cerco, en las cercanías de Masaya, para continuar la lucha. Había cumplido un día antes 33 años de vida, su convicción de preferir la muerte en defensa de la patria a vivir en la deshonra, lo resumió en varios documentos, entre ellos su conocido parte de guerra del 10 de agosto al inicio de la lucha: Sin libertad no hay vida; sin igualdad no hay luz; sin autonomía nacional impera el caos (…) no mas intervención en nuestros asuntos internos. No fue casual entonces que Sandino en 1927, haya considerado el inicio de su propia gesta, el Año XV, de la lucha anti imperialista en Nicaragua.