jueves, 17 de febrero de 2011

Los conflictos con Costa Rica. A Nicaragua la favorecen el Derecho y la Historia (1824-1888).

Por: Rafael Casanova Fuertes*



Introducción.

Desde su existencia como nación independiente el territorio de Nicaragua ha sido objeto de impunes despojos por parte de sus vecinos, un proceso en el que han intervenido diversos factores, entre los que no se puede ignorar el arribismo inescrupuloso de los vecinos, conjugado con quienes desde la perspectiva del poder, no utilizaron los debidos mecanismos para defender la soberanía nacional. De este modo se perdió el Guanacaste en 1825-1858; San Andrés y Providencia, en 1928; y el Territorio en Litigio, en 1960. En este caso, haremos algunas puntualizaciones básicas referentes a los orígenes y evolución del conflicto con Costa Rica, que continúa sin resolverse de forma definitiva.

La oportunidad de Costa Rica.

En 1823, a dos años de la independencia en medio de la conocida guerra civil, entre ordoñistas y sacasistas, un representante del Gobierno costarricense se entrevistó con un delegado de la facción sacasista en León, para solicitarle la cesión de los antiguos partidos de Nicoya y Guanacaste a Costa Rica. La respuesta del representante del sacasismo, fue que lo decidiera el Congreso Federal de C. A.. Este frágil argumento fue mas que suficiente, para que Costa Rica, aliada a una minoría de nicoyanos y resentidos nicaragüenses (Perez, Jerónimo. Obras 1975. 501-502), sin tomar en cuenta la fuerte oposición de la mayoría de los nicoyanos, lograra que el Congreso Federal Centroamericano de diciembre de 1825, reunido en Guatemala, le adjudicara con carácter temporal las poblaciones de Nicoya, Guanacaste y Santa Cruz, ubicadas en lo que se llamaría El Guanacaste.

En los años subsiguientes, fue evidente el interés de Costa Rica por darle carácter definitivo a esta adjudicación temporal del inestable Congreso Federal. Existe toda una documentación que revela primero los reclamos de los gobiernos de Nicaragua desde 1825, para que se reintegraran los mencionados territorios al Estado. Segundo las evasivas de Costa Rica, alegando la decisión del Congreso Federal. Las quejas y protestas de los vecinos de estas poblaciones, por el maltrato y arbitrariedades de que eran objeto por parte de las autoridades costarricenses. Estos recurrían constantemente a las autoridades nicaragüenses, en solicitud de apoyo, obteniendo protestas moderadas por parte de estas al gobierno de Costa Rica, como la carta enviada por el Ministro de Estado José Miguel de la Quadra al Gbno. de Costa Rica con fecha el 19 de junio de 1826:

No cesan las quejas de los vecinos de Santa Cruz y Guanacaste, por insultos que sufren solo por haber manifestado adhesión a este Estado, (…) y como mi gobierno no puede intervenir en ello, me previene me dirija a usted con recomendación de que excite al suyo para que se aplique en el particular el conveniente remedio. (Álvarez L ejarza, 2001.P. 19-20).

Por fin Nicoya reacciona. Costa Rica a la carga, Nicaragua a la calma

El estado de animosidad de los vecinos nicoyanos, guanacastecos subió de tono a lo largo de 1826 y en agosto de este año, enviaron sendas cartas al Congreso Federal solicitando la revocación del decreto de 1825, insistiendo que los anexionistas eran una minoría de nicoyanos con fines eminentemente particulares. Exasperados y sin respuestas, los nicoyanos recurrieron a solicitar el auxilio de los vecinos de la Villa de Nicaragua (Rivas). Estos, respondieron, a lo inmediato preparándose con las armas para hacer respetar por la fuerza los derechos de los nicoyanos, quienes a su vez s aprestaron para rebelarse. Al tener conocimiento de esta situación, en fecha 3 de septiembre, Costa Rica protestó ante el Gobierno de Nicaragua, expresando que tenían conocimiento de “que las autoridades de la Villa de Nicaragua, han ofrecido auxilios militares a los pueblos (…) del Partido de Nicoya, para que por las fuerza hagan valer sus opiniones de agregación a Nicaragua y segregación de Costa Rica”. (Álvarez Lejarza, 2001.P21).

Quienes acusan hasta hoy, del grado de belicosidad que se le ha atribuido a los nicaragüenses, se irían de espaldas con la postura asumida en aquella situación. Si en los meses anteriores no respondieron con energía, ante las denuncias de los nicoyanos. En este caso apegadas a una legalidad absurda, las autoridades nicaragüenses, respondieron para satisfacer a Costa Rica, que no se podía “obrar hostilmente por un asunto, cuya resolución pende del Congreso Federal de la nación… el 1 de octubre (de ese año) Por tanto jamás surtirán efecto los criminales designios del vecindario de Nicaragua (Rivas) quien en fuerza de las dichas providencias entrará desde luego en sus deberes.” (Álvarez Lejarza, 2001.P22).

Pero ¿como respondió Costa Rica, ante la ponderada respuesta y medidas de Nicaragua, para contener a nicoyanos y rivenses? dejemos que sea una misma autoridad de la Villa de Santa Cruz, quien nos de las evidencias de la conducta de las autoridades de Costa Rica. Cuartel General de Santa Cruz Nicoya, Septiembre de 1826.Por esta mi orden comparecerán todos los vecinos de Santa Cruz (digo los que hubieren jurado a este pueblo el diez y seis de este) a celebrar la jura el diez y siete, prometiendo a los que así lo hicieren verlos como vecinos obedientes, y los que no, pasar con las bayonetas a esta costa, embargar sus bienes, quemar sus casas y traer sus familias a morar a este pueblo.

F (Pedro Zamora) (Álvarez Lejarza, 2001.P.22-23)

En otras palabras, los disidentes corrían el riesgo de ser asesinados, despojado de sus bienes, quemadas sus viviendas, o sus familias retenidas en condición de rehenes de las autoridades costarricenses. Mientras tanto la situación siguió sin resolverse, el Congreso Federal, no se reunió ni resolvió nada. Nicaragua siguió haciendo sus reclamos de forma moderada, como la solicitud ignorada de 1830.(Perez Zeledón 1887, p.48). Los costarricenses continuaron política, combinada de sus coerciones y halagos sobre la población agregada. En marzo de 1835 por medio de una reforma le dieron categoría de Departamento, con el nombre de Guanacaste, le integraron los poblados de Bagaces y Cañas (Perez Z. 2001.P.118-119); en 1836 el título de ciudad a la cabecera. Medidas que iban acompasadas de halagos a los habitantes, no exentas de presiones y amenazas, a los funcionarios, se les instruía a ser implacables “castigando a los contraventores de las leyes” (doc. cit Perez Z. 2001.P.122-123. Hay documentos como el citado que insisten en la… desmoralización de estos territorios; bien por la falta de energía de las autoridades locales; bien por el no cumplimiento de las leyes y providencias superiores; y por la insubordinación que inculcan muchos emigrados del Estado de Nicaragua.(Doc.cit.Perez Zeledón 1887, p.115).

En 1838, una delegación tica con el pretexto de la unidad contra la amenaza de Morazán, convenció a los Diputados a la Constituyente de ese año de no incluir como, parte del territorio de Nicaragua al Guanacaste en la nueva Constitución. Tres años después en1841, aprovechando la presión inglesa sobre Nicaragua, el Jefe de Estado Braulio Carrillo, proclamó en la Reforma política llamada: Bases y Garantías, la pertenencia de Guanacaste a Costa Rica. El Artículo 2º de esta ley reza de esta manera:

El territorio del Estado se comprende entre los siguientes límites. Por el Oeste, el río de la Flor, continuando su línea por el litoral del lago de Nicaragua y río San Juan hasta el desagüe de este en el mar Atlántico; Por el Norte el mismo mar desde la desembocadura del río San Juan, hasta el Escudo de Veragua; Por el Sur desde este río siguiendo la costa del mar Pacífico hasta el río de la Flor.” (doc. Cit. por: Perez Z., 1887.p.130).

El episodio de Morazán en 1842 y las debilidades del Estado Nicaragüense

En las fuentes revisadas no se localiza en lo absoluto una nota de protesta de Nicaragua contra el Estado de Costa Rica, a lo largo de 1841. No es sino hasta que se produjo el desembarco de Morazán en Costa Rica, en abril de 1842 y su inmediata alianza con los círculos de poder en Costa Rica, en que la Cámara Legislativa de Nicaragua, autorizó en el mes de mayo al Ejecutivo a proceder por la fuerza para recuperar el territorio. Nicaragua reclamaba que la que concesión hecha a Costa Rica en su Constitución de 1838, se basaba en una alianza anti morazanista y que esta había perdido vigencia al aliarse Costa Rica con el supuesto enemigo común de ambos países. (Álvarez Lejarza, 2001.P.29-30).. Las élites costarricenses mas avispadas, aprovecharon los errores políticos de Morazán para desplazarlo y eliminarlo físicamente, impidiendo con ello, la perspectiva de una alianza centroamericana en su contra, que tuviera como líder a Nicaragua, lo que le hubiera permitido recuperar a este país el Guanacaste.

Los gobernantes nicaragüenses, por su parte, demostraron su inconsistencia al no continuar presionando por la vía militar a Costa Rica para cumplir con el mandato constitucional y obligarla a negociar una solución definitiva del conflicto. Por el contrario, tornaron a dar la espalda de nuevo a la Frontera Sur. Se limitaron a enviar una misión diplomática a resolverlo. El delegado especial fue Don Toribio Tigerino (pariente ascendiente del actual Ministro de seguridad costarricense José María Tijerino).

La misión de Tijerino en 1843 y los violentes pacifiticos.

No había pisado tierra tica Don Toribio, cuando las autoridades costarricenses, apropiadas del entusiasmo abierto que ocasionó esta noticia en los guanacastecos, quienes a 16 años de ocurrida la anexión, no habían perdido las esperanzas de retornar al terruño original, tomaron una medida que -como dice el escritor Miguel A. Álvarez- asustaría al mismo Dracón. Un decreto del 24 de diciembre de 1842 firmado por el mismo Jefe de Estado José Mª Alfaro y su Mtro. Gral. José Mª Castro que rezaba de esta manera: “que todo el que en cualquier punto del Estado, a presencia de tropas o de gente reunida con armas o sin ellas levantase la voz desconociendo al gobierno o alguna otra autoridad legítima (…) queda ipso facto fuera de la ley (…) en consecuencia, cualquiera puede quitarle la vida, y el que lo verifique será gratificado con quinientos pesos que se le pagarán del tesoro público (…) se le daría empleo a juicio del e gobierno. (Álvarez Lejarza, 2001.P.33-34).

Pero para estar más seguros de cómo convertir a cualquier ciudadano en un frío asesino -con tal de acallar o prevenir cualquier mínimo intento de protesta- y de malhechor en bienhechor, tras cometido el crimen de un nicoyano. Véase lo que dice el Art.3 de este mismo decreto “Declarar benemérito, además un premio de cinco mil pesos al que de muerte al individuo que por golpe de sedición se apodere del mando supremo”. (Álvarez Lejarza, 2001.P.34).

El gobierno de Nicaragua de entonces, liderado de hecho, por el militar leonés Casto Fonseca, no protestó contra los excesos de sus vecinos ticos, además de aumentar la coerción contra sus rivales granadino-orientales, se preparó en una aventura bélica contra El Salvador y Honduras. Esto tuvo como consecuencia la desastrosa Guerra de Malespín entre los años de 1844 y 1845, que tuvo como escenario la ciudad de León. Este hecho demostraba epicentro de las relaciones de Nicaragua, estaba con los estados vecinos del Norte, como en los tiempos de la Colonia. La capital del Estado, León, uno de los principales centros de poder, estaba mucho más cerca de Honduras y El Salvador. Razón por la cual todos los conflictos interestatales -que por supuesto involucraban a Guatemala- tenían serias resonancias en Nicaragua.

La Frustrada misión de Tijerino y los tratados de Masaya en 1846.

En los primeros días de enero de 1843, llegó Don Toribio Tijerino a San José, recibido en medio de una actitud fría de los funcionarios ticos, no obtuvo mas respuesta, que el viejo ardid de Costa Rica: una propuesta de Confederación con Nicaragua; Guanacaste había sido depositado por el Congreso Federal a Costa Rica; que la solución del problema se contemplara en a nivel de las asambleas legislativas de ambos países. El intercambio de notas entre ambos gobiernos, se dejó entrever la vieja urdidumbre de Costa Rica, ganar tiempo, para ganar a la larga, el diferendo. (Álvarez Lejarza, 2001.P.34-35).La falacia de unidad con Nicaragua la dejó totalmente en entredicha un fragmento del diálogo entre el encargado de negocios norteamericano William Carey Jones en C. R. y el político costarricense Juan Rafael Mora. Cuando este le preguntó de que si en verdad iba a realizarse la unidad entre Nicaragua y Costa Rica Mora le respondió “que el carácter turbulento de los habitantes de Nicaragua y la condición de ser propensos a las guerras civiles en contraste con las disposiciones generales, de orden y sumisión a las autoridades costarricenses, hacía imposible esa unión” (Álvarez Lejarza, 2001.P36)

Finalizada la Guerra de Malespín el Gobierno de Costa Rica, en 1846 envió sus delegados para entenderse con el nuevo Gobierno, este puesto sobre aviso, nombró como delegados a los señores Laureano Pineda y Juan José Zavala, doctores en derecho y conocedores a fondo del problema. Es válido acotar aquí que el primero era originario de Rivas, muy cercano a las familias afectadas del Guanacaste. En la reunión, no exenta de incidentes ante la tenacidad de los costarricenses, con la devolución de Nicoya. Nicaragua llegó incluso a amenazar con recurrir a la guerra. Por fin se firmaron los tres tratados propuestos por Costa Rica. Que en general se sintetizaban en los siguientes puntos: 1- en caso de agresión inglesa, Costa Rica apoyaría a Nicaragua; el establecimiento de un Gobierno Federal. 2- regular la navegación del río san Juan Costa Rica, podría trasladar sus mercaderías a través del río de conformidad con las regulaciones que podría establecer Nicaragua, CR podría establecer una aduana en San Alfonso, 25 a 30 millas al sur de la confluencia con el San Juan. 3- Derechos de Nicaragua sobre el río San Juan y 25 millas al sur entre las fronteras del río Salto y el Atlántico. Someter a un arbitraje las fronteras de Guanacaste y Nicoya, con árbitros centroamericanos.. Ante la no definición de las fronteras en la parte Sur del San Juan, se propuso que la línea fronteriza debería establecer partiendo de punto medio de los puntos que habían servido de referencia durante la administración Colonial. Esto es un punto medio entre Matina por Costa Rica y San Juan del Norte por Nicaragua. (Álvarez Lejarza, 2001.P.39-42).

La asamblea legislativa de Nicaragua ratificó estos tratados, pero la de Costa Rica. El intercambio de correspondencia, revela la ansiedad de Nicaragua por resolver el problema de forma definitiva con Costa Rica, dado el peso cada vez mayor que tenían las contradicciones con Gran Bretaña. Costa Rica ni asistió a la dieta de Nacaome, y respondió con evasivas prolongando el arreglo definitivo del Guanacaste y el San Juan. (Gamez1975.P.426-427) en la práctica estaban claro del peso de las contradicciones británico –nicaragüense por el territorio de la Mosquitia. Ellos tenían otros planes en perspectiva estratégica.

Gran Bretaña en escena. EL avance hacia el Lago y el San Juan.

Costa Rica desde la década de 1820 había incursionado exitosamente en la producción de café, favorecida por la estabilidad política, con menos habitantes y sin los problemas de los vecinos del Norte, hacia 1840 había alcanzado un auge económico, con en el crecimiento de las exportaciones de café hacia los mercados europeos. Sin embargo uno de sus mayores problemas era que las salidas de sus productos las realizaba por el Pacífico, lo que les resultaba muy costoso. De allí que las medidas de 1841, de considerar a Guanacaste, como parte integral de su territorio tenga como objetivo principal su acercamiento (y apropiación del) al Gran Lago y el Río San Juan. Este último, teniendo una salida por el puerto de San Juan del Norte, era la ansiada vía para sacar las cargas de café por el Océano Atlántico.

En esta última dirección deberían de contar con un aliado poderoso con fuerte contradicciones con Nicaragua. Gran Bretaña, desde el siglo XVII había patrocinado el establecimiento de la llamada “Monarquía Misquita” en el litoral Atlántico. Ahora en el siglo XIX, en nombre de del Rey Mosco los ingleses, reclamaban como parte de la Mosquitia el Puerto de San Juan del Norte y en 1848 procedieron a ocuparlo militarmente avanzaron por el río hasta El Castillo. Esto dio como resultado en marzo de este año el tratado de la Isla de Cuba, en Granada, entre Inglaterra y Nicaragua. Costa Rica expresó públicamente su agrado por este hecho, la prensa oficial en San José exaltó “Las ventajas inmediatas que derivaría Costa Rica de la ocupación de San Juan por un gobierno ilustrado”, todo esto se da en medio de la visita oficial W. D. Christie, nombrado por la reina Victoria cónsul inglés ante la Mosquitia. Los mosquitos a instancia de Inglaterra ya no extienden su reclamo a todo el litoral Atlántico costarricense hasta el Escudo de Veragua, como lo habían hecho históricamente. Esto fue posible gracias a un tratado entre el gobierno de Costa Rica y el Cónsul General inglés para Centroamérica, en donde además de reconocer su calidad de estado independiente, Inglaterra le “reconoce sus derechos sobre el San Juan”. (Bolaños G., 2000. P.14) En 1849, el diplomático costarricense Felipe Molina se niega a ayudar a Francisco Castellón en Londres en sus reclamos sobre la Mosquitia, porque como él mismo lo explicará años después ¿habrá persona con dos dedos de frente, que conociendo los antecedentes del litigio del Guanacaste, espere que el representante de Costa Rica secunde los reclamos de Nicaragua acerca de la Mosquitia?. (Bolaños G.2000.P.15).

Por estos años se incrementó la preocupación de las grandes potencias por construir un canal interoceánico y Nicaragua ocupaba una geografía estratégica y privilegiada, por los potenciales accesos del Río San Juan y el Gran Lago entre el Atlántico y el Pacífico. De allí en creciente interés de Inglaterra, por controlar la vía del San Juan, por supuesto que los costarricenses no podían quedarse atrás y trataron de sacar provecho de esta situación. Nicaragua, también despertó el interés de los Estados Unidos, cuyo poderío venía en creciente. Entre 1849 y 1850 estuvo en el país, el célebre diplomático norteamericano E. G. Squier, el descubrimiento de oro en California, acrecentó el interés por la comunicación interoceánica. En agosto de 1849, el Gobierno de Nicaragua realizó un tratado con una compañía privada norteamericana, cuyo principal socio era el comodoro Vanderbilt. En esencia consistió en el derecho por parte de la compañía a construir un canal a través del territorio y la navegación por medio de vapores por el río y el lago. (Gamez1975.P.484-493) El funcionamiento de esta compañía entre 1850 y 1868, trasladando viajeros de la costa Este hacia la costa Oeste Norteamericana, implicó que a esta parte de la geografía nicaragüense se le denominara la Vía del Tránsito.

Costa Rica en estas circunstancias no descansó en sus maniobras alegando sus derechos sobre el Gran Lago y el Río. J. T. de Marcoleta, ministro de Nicaragua en Washington logró en 1852, develar una patraña, cuando al conocer el texto del tratado Crampton –Webster, y envió una protesta al Secretario de Estado norteamericano, Daniel Webster. Los contenidos básicos este tratado, eran los siguientes: Inglaterra y EE.UU. reconocían la soberanía de Costa Rica sobre Guanacaste y el derecho de navegar por el Gran Lago y el San Juan; el derecho del rey Mosco, de un tercio de Nicaragua que ya ocupaba ilegalmente; garantías totales para la Compañía del Tránsito; derechos de soberanía total de los norteamericanos en San Juan del Norte; respetar las concesiones del soberano mosco a los ingleses y reconocimiento del Protectorado Mosquito por parte de los ingleses. Al tomarse estos acuerdos no hubo presencia de una representación de Nicaragua, (el dueño del territorio) se vio a este país tan solo como socio de Costa Rica.

Los preparativos de Guerra de 1849-1854., ¿contra quién?

Mucho se ha hablado de los aportes sustanciales que realizó Costa Rica durante la Guerra Nacional, para que Nicaragua se librara de la amenaza de Walker, pero en las historias convencionales, no se reflejan los antecedentes inmediatos de este suceso.. Esto no niega en lo absoluto el respeto que se merecen los miles de pobladores y soldados costarricenses que participaron y dieron su vida para librar a Nicaragua de la amenaza filibustera. Porque-desde antes de Walker- los círculos de poder, maquinaban, -para aprovechar el estado de conflictos en Nicaragua, y ocupar por la fuerza la potencial ruta canalera: el Gran Lago y el San Juan.

En septiembre de 1848, durante la Administración de Don José Guerrero, Nicaragua reclamó al enviado especial Don Felipe Molina, entre otras cosas la falta de ratificación de Costa Rica de los tratados de 1846; el uso indebido del Sarapiquí y el San Juan; la retención ilegal del Guanacaste; contra la intervención extranjera (de Inglaterra) que proponía la desmembración del territorio a favor de Costa Rica. (Gámez, 1975.P.426-428) Molina salió trasquilado, porque su conducta inicial fue, la de desentenderse de los tratado de 1846 y proponer una compensación pecuniaria, a cambio de que Nicaragua cediera una línea fronteriza siguiendo en dirección del río La Flor en el Pacífico, hasta la desembocadura del San Juan.

Tras el fracaso de estas pláticas Nicaragua tuvo conocimiento de una misión de este diplomático en Londres, para solicitar apoyo a Inglaterra, y dos meses después de la misma llegaron noticias de que Costa Rica, se preparaba para la guerra. Hubo evidencias de la compra de mil fusiles en Puntarenas destinados a Nicaragua; del apostamiento de partidas de tropas en la frontera; y el avituallamiento embarcaciones armadas. Según el historiador Gámez”: “las cosas, solamente allí llegaron”. (Gámez, 1975.P.434-435).

Pero las cosas no llegaron hasta allí, Costa Rica se percató de que ya la posición de Nicaragua, no era la misma de los años anteriores, en verdad ya le había prestado atención a la parte Meridional y Oriental de su territorio. Entonces procedieron a prepararse para garantizar por la fuerza lo que ya ellos consideraban como, propio (Guanacaste) y lograr su expansión hacia el Gran Lago y el San Juan. Desde 1849 por ley todos los varones entre 15 y 60 años están obligados a prestar servicio militar, por tanto cuentan en sus filas activas con 5.000 milicianos, cuentan con cuerpos de caballería y artillería , su armamento era el mejor y mas moderno de Centroamérica. Entre 1852 y 1854 se completó la dotación de los modernos fusiles “Minié” para las tropas generales, además, se incluyeron modernas piezas de artillería con grandes cantidades de municiones y pólvora (Bolaños G, 2000.P.20-21).

En este mismo año, el Estado Costarricense, -representado por Juan Rafael Mora- en una posición de fuerza, primero: rechaza la propuesta de arreglo que le hace el delegado del mandatario legitimista nicaragüense Fruto Chamorro. Quien propone resolver el problema de Guanacaste por medio de una venta de Nicaragua a Costa Rica, por valor de 500.000 pesos, pero además otorgar la libre navegación de Costa Rica por el Sarapiquí y el San Juan, pero que la frontera deberá trazarse varias leguas al Sur paralelo al Lago y el San Juan en toda la línea fronteriza. Costa Rica contrapone que no va a comprar lo que es suyo; segundo que su límite fronterizo va sobre el río La Flor y la ribera del Lago, hasta la salida del San Juan en el Atlántico. (Bolaños G, 2000.P.21-22).

Segundo: Mora va entrevistarse con el líder opositor Buenaventura Selva a Guanacaste, para informarle que en caso de revolución en Nicaragua su gobierno no apoyaría al gobierno de Chamorro, con quien se han roto las relaciones. Selva quien días antes había prometido a Mora, ceder Guanacaste a cambio de su neutralidad, corrió a informarles a los emigrados residentes en Honduras de esta situación, para solicitar los auxilios que necesitaban del General Cabañas e invadir Nicaragua por Occidente. (Gámez, 1975.P.709-710; Bolaños G, 2000.P.24-25). Esto --como lo había calculado Mora- dio paso a una nueva y sangrienta guerra civil en Nicaragua.

Después, todo era dejar que los acontecimientos transcurrieran, porque el estado de guerra civil, iba a dejar debilitado a Nicaragua y a las facciones. La facción vencedora de la contienda,(tanto los democráticos, comprometidos a hacer concesiones a C.R., así como los legitimistas opuestos a la concesión total) tendría que negociar en una posición de debilidad, siempre a favor de Costa Rica, de lo contrario tendría que enfrentarse a una nación fortalecida, con condiciones de derrotarla militarmente.

William Walker: el villano oportuno.

Mientras la guerra continúa en Nicaragua, en 1855 el Estado toma medidas de apropiación. Se construyen caminos de penetración hacia poblados adyacentes al Gran Lago y los ríos; plantan una bandera en una isla del río San Juan. Están impacientes por guerrear contra Nicaragua, esta posibilidad se presentó cuando en junio de 1855, tropas legitimistas capturaron en Guanacaste a 8 democráticos leoneses. Las autoridades a través de los medios de prensa avivan el odio de la población contra los nicaragüenses que “violaron la soberanía costarricense en Guanacaste”. El Gobierno de Mora reclamó enérgicamente al Gobierno legitimista. Una carta citada en junio de 1855 citada por Bolaños G. dice entre sus partes lo siguiente: Si Nicaragua no accede, al instante enviaremos 1.500 hombres a que marchen a Granada y dicten nuestros términos (…) Hoy tenemos 5.000 hombres a las treinta horas del aviso,(…) con armas nuevas, mejor entrenados artillería y cañones nuevos, 500 rifles nuevos, etc. – en verdad, deseamos ansiosos la guerra y creemos que ya llegó la hora. (Bolaños G, 2000.P.24).

El filibustero Walker, en este momento, no representa ningún peligro, por el contrario distrae al gobierno de Granada de los objetivos de Costa Rica, es un aliado oportuno. En tanto, aceptan las explicaciones del gobierno granadino. No es el momento de ir a la guerra. Pero esta posición cambia cuando el filibustero se fortaleció, sobre todo, con la toma de Granada en octubre de 1855 porque no era mismo negociar con un gobierno nicaragüense debilitado, que con un filibustero fortalecido después de la toma de Granada a fines de 1855. El filibustero tiene intereses extrarregionales e interesado, -como el Estado costarricense- en la línea del Tránsito.

En noviembre de este mismo año se dio la proclama patriótica de Juan Rafael Mora, refiriéndose a la amenaza de Walker a Costa. Rica pero no declara la guerra al filibustero, sino hasta la finalización de los cortes de café en febrero del año siguiente. Organiza un ejército de 9.000 hombres. Es interesante el contenido de la segunda proclama…marchemos a Nicaragua a destruir esa falange impía…no vamos a lidiar por un pedazo de tierra…no vamos a luchar por redimir a nuestros hermanos de la mas inicua tiranía.(Bolaños G, 2000.P.26). Estos fueron los principales argumentos que utilizó Mora para convencer y lograr participación del pueblo costarricense en la Guerra Nacional, junto a los demás estados centroamericanos. Lo que permitió la derrota del total filibustero en Nicaragua. Salvo que tras la fachada de conjurar la amenaza de Walker, la alta beligerancia de Costa Rica tuvo como principal objetivo, cobrar con creces, los costos invertidos en la “Campaña patriótica”.

El tratado Cañas –Jerez de abril de 1858.

Costa Rica aprovecha ventajosamente la guerra contra Walker, para afianzar su dominio sobre Guanacaste (en tanto su movimiento de ocupación terminó por anular los intentos anti-anexionistas de los pobladores nicoyanos) y para ampliar su conquista sobre el río San Juan y el Gran Lago, entre diciembre de 1856 y febrero de 1857. En este afán concertaron una alianza con el Comodoro Vanderbilt, interesado personalmente en arruinar a sus ex socios de la Compañía Accesoria del Tránsito, aliados de Walker. Este personaje fue quien le facilitó al gobierno tico: armas y guías para ocupar los principales puestos militares; una gran cantidad de dinero para comprar las deserciones filibusteras. (Bolaños Geyer, 1999. P.145-151).

Lograda la rendición y derrota total de Walker en mayo de 1857, los cálculos de Mora y la élite costarricense fueron de que las facciones partidistas nicaragüenses iban a entrar en guerra y ellos aprovecharían para pasar a controlar toda la Ruta del Tránsito desde San Carlos a San Juan del Norte, sus puestos principales y los transportes. Uno de sus principales cuadros militares el Gral. José Mª Cañas se quedó en Nicaragua realizando gestiones a favor de este objetivo, este logró con suma facilidad al convencer a Martínez y Jerez de que las tropas costarricenses iban a impedir por este puntos una nueva amenaza de Walker.

Aunque Jerez y Martínez, los caudillos de las facciones concertaron un acuerdo de gobernabilidad, Costa Rica continuó adelante con sus planes. Había salido fortalecida de la guerra, su ejército fue el de mayor tamaño y mejor armado de Centroamérica ( entre 5.000 o 9.000 hombres) a pesar de tener de ser la porción geográfica más pequeña de C.A. y con menos habitantes. Esto le permitió jugar un rol beligerante por encima de sus vecinos en la victoria sobre las huestes filibusteras. Era el momento de reclamar el premio.

En la política costarricense fueron notorias Cuatro iniciativas, aprovechando la debilidad del Estado Nicaragüense. Primera: intento de segregar una parte del territorio nicaragüense a favor de construir un artificio de Estado en la línea del Transito, que en el futuro pudiera agregarse a Costa Rica Segunda: ampliar el sentimiento anexionista hacia otros departamentos cercanos a la vía. (Tercera: concertar un ventajoso tratado con el Estado Nicaragüense para lograr la concesión definitiva de Guanacaste y el control o en última instancia el control parcial del Gran Lago y el Río San Juan hasta la desembocadura. Cuarta: Aprovechar las ventajas militares para ocupar por la fuerza las mencionadas posesiones y obligar a negociar a Nicaragua.

La primera fracasó al no obtener el necesario consenso poblacional y respaldo internacional,(Alvarez,2001.p,59) la segunda se restringió a un grupo prominente de propietarios granadinos (Lanuza,1983.P.101). Pero en lo que si lograron éxito fue en la cuarta opción, lograron concertar tratados como el Juárez- Cañas, en el mes de julio, en los que Nicaragua, cedía el Guanacaste.

Mas, esta concesión de Nicaragua, basada en la emotividad del agradecimiento a su vecino por su papel en la lucha contra Walker, fue comprendida como debilidad por los costarricenses y en octubre pusieron en práctica la cuarta opción. Cañas en comunicación al gobierno nicaragüense declara que él está en Nicaragua para garantizar el cumplimiento de un tratado que Costa Rica ha realizado en junio con los señores Harris y W.R.C. Webster. Quienes van a entregar a Costa Rica 250.000 dólares a cambio de la ruta del tránsito y sus vapores. Todo esto a espaldas de Nicaragua. Entonces “no habían lidiado por un pedazo de tierra” era por la apropiación de un vasto territorio: Guanacaste, Nicoya, el Gran Lago y el San Juan. Tras reforzar las guarniciones en octubre, procedió Cañas a desalojar a las tropas nicas de las guarniciones. En decreto de 19 de octubre Nicaragua estaba en guerra con Costa Rica, argumentando su s derechos sobre Guanacaste, sus ríos, sus bosques y la Vía del Tránsito. Escasos de armas y municiones, con el arrojo que les caracterizaba los nicaragüenses se prepararon para la guerra.

Los costarricenses al darse cuenta de ello, salieron en desbandada. Pero desde San José sacaron el as de la manga, que siempre les había dado resultado: las maniobras político-diplomáticas. A fines de noviembre, Cañas es comisionado por su cuñado, el Presidente Mora para que en compañía de un señor Emiliano Cuadra de origen nicaragüense, para buscar un arreglo con Nicaragua. Estos enviaron mensajes de paz a los mandatarios Martínez –Jerez. La reunión de las delegaciones se dio en la ciudad de Rivas, y firmaron el 8 de diciembre, lo que se llamó Convenio Martínez –Cañas. En este acuerdo a pesar de la posición de fuerza que llevaba Nicaragua y los temores de los costarricenses, Martínez y Jerez acordaron mantener las concesiones del Tratado Juárez- Cañas a Costa Rica que era la cesión del Guanacaste y la prioridad a Costa Rica de proponer las demarcaciones al norte de su territorio. (Alvarez,2001.p,79 81).

Hubo un factor que incidió en la apresurada firma de este tratado, que sentó las bases del Tratado Cañas- Jerez de abril de 1858. La repentina reaparición de Walker, quien al tanto de la situación entre ambos países, aceleró sus planes de invasión y en noviembre de ese año, desembarcó con más de 600 hombres por San Juan del Norte y penetró sobre el río derrotó a la guarnición tica de El Castillo. Esto hizo que los gobernantes nicaragüenses entraran en zozobra e hicieron las concesiones que solicitaron los costarricenses. La amenaza de Walker no prosperó al ser capturado por el comodoro Pauling y enviado a los EE.UU., pero si como puede observarse claramente, obró en beneficio de los costarricenses. En abril de 1858, se celebró el tratado de límites en San José C. R. Nicaragua concedió a Costa Rica, el Departamento del Guanacaste y el derecho de navegación perpetua sobre el Río San Juan, la margen derecha del mimo río a partir de El Castillo hasta la desembocadura incluidas las islas del delta. Nicaragua conservaba por su parte la soberanía del Gran Lago y el San Juan.

Hay criterios en torno a ponderar la misión de Jerez en tanto aseguran, que aunque entregó Guanacaste, logró garantizar la soberanía del Gran Lago y el Río San Juan. Este punto de vista es tan absurdo y revela un gran desconocimiento de las raíces del problema. Por el Utis Possidetis Jure, todo lo que comprendía los antiguos partidos de Nicoya y Guanacaste pertenecían a Nicaragua hasta la 1821 y su límite se extendía hasta el río El Salto por el Pacífico y la línea recta de este río hasta el Atlántico, estaba alejada de la desembocadura del Atlántico. Haciendo alusión a estos derechos durante los tratados de 1846, los Dres. Laureano Pineda Y J. J. Zavala con la debida firmeza le replicaron al delegado tico, que “ni la historia, ni los recuerdos de la tradición señalan ningún hecho de que se pueda colegir que la autoridad del Gobernador de Cartago se estendiera mas acá de Matina hacia el Norte por una legua mas siquiera, y mucho menos para haber traído su jurisdicción hasta la orilla derecha de la Bahía de San Juan(Zavala y Pineda cit. por Bolaños, 1998. p.21).

En esencia, las demandas de los costarricenses, fueron satisfechas. Un elemento que primó fue la estrecha amistad que había existido entre Jerez y Cañas, ambos partidarios de la Unión Centroamericana, además de Cañas, el selecto grupo de delegados ticos tenía un mismo discurso engolosinar a Jerez con lo del sacrificio de la flor y nata de la juventud costarricense en la Guerra Nacional y el aporte que podría hacer él (Jerez) a la construcción de la patria grande: la Unión Centroamericana.(Álvarez,2001.p.89-92)Nuevamente Nicaragua sucumbió ante la habilidad, astucia e inescrupulosidad de la que habían hecho gala sus vecinos desde 1824,. Nicaragua perdió en este tratado a cambio de nada, solo que esta vez fue de forma definitiva, una décima parte del territorio actual. Costa Rica ganó un tercio de su territorio una fértil y estratégica extensión geográfica que le permitió acrecentar su desarrollo económico político y social.

Este tratado, dejó abierta la posibilidad de mayores expectativas a Costa Rica con una línea trazada al borde de la ruta canalera, por tanto con ciertos derechos sobre la misma y sin definiciones precisas. En 1871el presidente Vicente Cuadra, desconoció el tratado de 1858, igual postura sostuvo su sucesor Pedro Joaquín Chamorro entre 1875 y 1879, provocando, la reacción brusca del mandatario Gral. Tomás Guardia. Al no poder convencerlos por la vía diplomática, recurrió al viejo ardid de sus predecesores. Primero en 1872 invirtiendo recursos para sublevar a la oficialidad de Cuadra incluso, asesinarlo; después en 1876 utilizando al mismo general Máximo Jerez para que encabezara una rebelión contra Chamorro.

Las asonadas y complots no tuvieran resonancias de otros años en la época y ambos movimientos fracasaron. Los problemas persistieron, porque Costa Rica exigía su participación en los proyectos del canal interoceánico. Durante el Gobierno de don Evaristo Carazo, previas tensiones, no ausente de provocaciones tales como la navegación en 1886 de un buque de guerra tico sobre el río, ambos países, se sometieron a un laudo que tendría como arbitro al presidente de los EE.UU. Stephen C. Cleveland en el año de 1888.

El Laudo Cleveland y los laudos Alexander (1888-1900).

El Laudo Cleveland en 1888 y los posteriores laudos Alexander, fueron producto de una solicitud de ambos países de someter las interpretaciones del Tratado Cañas Jerez a un arbitraje internacional, ante la insistencia de Costa Rica de obtener derechos sobre el proyectado canal interoceánico por el San Juan y el Gran Lago. Estos laudos en su conjunto dieron la razón a Nicaragua sobre su soberanía total sobre el San Juan y reafirmaron el carácter netamente consultivo de Costa Rica, referente a cualquier proyecto canalero.

Los laudos Alexander (entre 1897 y 1900) en particular, fueron, una interpretación minuciosa en el terreno, definieron una serie de particularidades técnicas del mencionado Tratado. E. P. Alexander, experto ingeniero, nombrado por Cleveland para trazar la línea divisoria entre ambos países, hizo un estudio sobre los puntos de disputa que hasta hoy son objeto de agudas contradicciones. La línea divisoria la trazó del extremo Noroeste de tierra firme de Punta de Castilla “Su dirección será recta y Suroeste a través del banco de arena desde el Mar Caribe hasta llegar a la Laguna de Harbour Head (…) Al llegar a las aguas de la Laguna del Harbour Head, la línea divisoria dará la vuelta a la izquierda, o sea al Suroeste y continuará marcándose en el primer caño que encuentre(Alexander lauddo1) Esta línea según el experto llega hasta el propio río San Juan.

La interpretación actual de Costa Rica es que la línea que da vuelta sobre partes de tierra que se han encenagado a través del tiempo, ignorando el primer caño que también fue obstruido con el paso de los años. Desde el mismo año del Tratado en octubre de 1858, una tormenta inició un proceso de obstrucción casi total del río, desviándose sus aguas hacia el ramal del Colorado. En el año 2010, tras un minucioso estudio por parte de expertos Nicaragua inició el proceso de dragado en el sitio del primer caño, provocando lo que hoy está siendo discutido y decidido en el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. El mismo experto Alexander, quien estudió los cambios que se habían dado durante treinta años, y previniendo los que iban a darse en el futuro, sentenció:..el Río San Juan debe ser considerado un Río navegable ,yo por consiguiente declaro, ser la exacta línea de división entre la jurisdicción de los países, el borde de las aguas sobre la margen derecha, cuando el río se halla en estado navegable…””(Alexander laudo 3 1898 ) En sus reclamos, Costa Rica ignora la existencia de este caño argumento que puede ser refutado por los mapas anteriores al desastre de 18598 que revelan la existencia de este y otros caños cuando el caudal del río estaba en su estado normal.(Aguirre S. Managua 2002.P.90,148 y 158; Bolaños 2000p. 70-100). Es decir que a Nicaragua le favorecen el Derecho y la Historia.

Conclusiones.

1-Los grupos dominantes en el territorio, repentinamente separados de España, se abocaron a tratar de llenar el vacío de poder dejado por la corona española, empero, el predominio de sentimientos localistas, las animosidades políticas y sociales, condujeron a un estado de violencia colectiva que se inició en 1823 y se prolongó hasta el año de 1857. Las facciones volcadas en sus conflictos internos no estuvieron en capacidad ni de consolidar, ni conservar la integridad territorial del Estado, ni de atender a los habitantes de sus jurisdicciones. Por tanto fueron incapaces de contener el proceso expansivo Costa Rica, a costa de Nicaragua. La ocupación de Guanacaste les permitió a los costarricenses, acercarse a su objetivo estratégico: el Río San Juan (incluso el Gran Lago), para realizar sus transacciones comerciales.

2-Hacia la década de 1840, cuando las élites locales reaccionaron y empiezan a tratar de darle repuesta a los problemas de límites, sobre todo a partir de la administración de José León Sandoval en 1845: los problemas se habían tornado complejos en tanto Gran Bretaña empezó a presionar con mas énfasis y a realizar acciones militares, para hacer “valer los derechos del reinado Mosquito” sobre el San Juan y la vía del Canal. Mientras Costa Rica se preparó para consolidar el territorio ganado (El Guanacaste) y conquistar los bordes del Gran Lago y el San Juan hasta la desembocadura. Es decir, que nuestra incipiente diplomacia tuvo que combatir en dos frentes.

3-Costa Rica con una unidad política lograda desde los años veinte, del siglo XIX, supo moverse hábilmente, manejando un discurso unitario, pero sin comprometerse en los conflictos de la Región, lo que le permitió impulsar su desarrollo económico. Por otro lado, pudo neutralizar políticamente a Nicaragua, con ardides que le permitieron ganar tiempo, mientras estallaban los problemas internos en este país, en algunos casos hasta ayudó a incentivarlos. Desarrolló alianzas extrarregionales (con Inglaterra y aventureros de toda laya), con tal de lograr sus objetivos. En su auxilio ocurrió la repentina llegada Walker y con él la Guerra Nacional, lo que permitió negociar en 1858, en una ventajosa situación, el Tratado Cañas–Jerez frente a una Nicaragua destruida por la guerra y temerosa de una nueva invasión filibustera.

4 -Por el contrario en Nicaragua el concepto de unidad Estado Nación estuvo distorsionado en esos años, las élites vivían más apegadas a los intereses particulares y locales que a la idea defender los intereses de una colectividad o territorio nacional, esto lo pueden comprobar muchos ejemplos. En marzo de 1850, un grupo de grandes propietarios del Departamento Occidental, de apellidos Venerio, Plazaola, Cosio, Robelo y Gasteazoro, llegaron a León a solicitar ante el encargado de negocios de España, ser admitidos como súbditos del Rey de España, renunciando a su nacionalidad nicaragüense con el objeto de “quedar exentos de cargos concejiles, de contribuciones de guerra, empréstitos y toda clase de servicios en virtud del tratado celebrado entre España y Nicaragua(Gámez 1975.P.649). Pero sus oponentes Orientales no se quedaron atrás, en 1857, recién pasada la guerra patriótica contra Walker, miembros prominentes de la élite granadina solicitaron al General tico José Mª Cañas, que el Departamento Oriental, pasara a ser parte integrante del territorio de Costa Rica. (Lanuza, 1983. P.101).

5- El concepto de Estado –Nación fue una idea desarticulada, o en proceso de construcción desde 1821 a 1857. Este se va a desarrollar y generalizar, hasta después de la Guerra Nacional, y favoreció a su vez la constitución del Estado oligárquico, en 1858. No fue sino hasta 1871, en una coyuntura diferente, durante la administración de Don Vicente Cuadra, que Nicaragua desconoció el Tratado Cañas -Jerez y solicitó los conocidos arbitrajes internacionales, es decir que ya tienen definida- desde su perspectiva ideológica- una visión estratégica de nación y de proyectos también estratégicos a partir de sus posesiones territoriales. Fue esta dirección en que en 1894, además de tomarse iniciativas por parte del Estado para delimitar sus fronteras, se proceda a incorporar La Mosquitia, durante la Administración del Gral. José Santos Zelaya. Esto no excluyó en años posteriores, conductas interferentes como, los intentos de dividir la Costa Atlántica en 1909.(Zelaya 1910. p.41). o la entrega de San Andrés en 1928, en función de intereses antinacionales y de circunstancias, por parte de políticos oportunistas.

Bibliografía y Otras Fuentes Consultadas.

1-Álvarez Lejarza, Miguel: De cómo Perdimos las Provincias de Nicoya y Guanacaste.Managua AGHN. Printed. 2001.143 p.

2-Aguirre Sacasa, Francisco. Un Atlas Histórico de Nicaragua. Managua. Fundación Vida. 2002.250 p.

3-Bolaños Geyer, Alejandro. San Juan de Nicaragua. Managua, Banco Central de Nicaragua 1998(2ª edición).54 p.

4---------------------------------. Sepultado en el olvido: el cadáver de San Juan de Nicaragua. Alias San Juan del Norte. Alias Greytown (1539-1984).Masaya,(S.E.) .2000.123 p.

5----------------------------------.William Walker, El Predestinado. Managua CIRA. 1999.232 P.

6-Esgueva, Antonio. Las leyes electorales en la Historia de Nicaragua. Managua, Consejo Supremo Electoral de Nicaragua 1995. 3 tomos.

7-Gámez, José Dolores. Historia Moderna de Nicaragua. Colección Cultural banco de América. Managua 1975.776 p.

8-García Herdocia, Eduardo. Las disputas Internacionales de Nicaragua y otras Situaciones. Managua .Hispamer. 2006. 344 p.

9-Lanuza, Alberto. Economía y sociedad en la construcción del Estado en Nicaragua. ICAP. San José C.R. 1983. 280 p.

10-Madriz Fornos, Manuel. El Río San Juan, una Vía de Comercio Perpetua: la Aplicación del Régimen Jurídico de la Frontera Sur. Managua Impresiones Troqueles 2008 152 p.

11-Nicaragua. Exposición y alegato de Comisión Nicaragüense al Arbitro E. P, Alexander sobre la Cuestion de Límites entre Nicaragua y Costa Rica. Managua s.l.e.1897. 148 p. (incluye el Texto en inglés y español del laudo Alexander en 1897).

12-Pérez Zeledón, Pedro. Replica al alegato de Nicaragua. Gibson Bross, Printed and Booker under. Washington 1887.

13-Pérez, Jerónimo. Obras. Managua. Colección Cultural Banco de América.,1975. 875 p.

14 - Zelaya, JS. La Revolución de Nicaragua y los Estados Unidos. Madrid, España. 1910. Imprenta Bernardo Rodríguez.

* Historiador de la Sala de Investigadores de la Biblioteca del Banco Central de Nicaragua

Imagen de la Portada: Tomada de El Nuevo Diario del 14 de febrero 2011 - www.elnuevodiario.com.ni