domingo, 9 de octubre de 2011

BENJAMÍN ZELEDÓN: Un patriota y revolucionario de su época

Rafael Casanova Fuertes

El resto de la historia es más o menos conocido, la figura de Zeledón se sublima ante la posteridad, cuando escaso de recursos y acompañado de unos pocos valientes prefirió inmolarse antes que rendirse, en la elevación de “El Coyotepe”.
Rafael Casanova Fuertes* | Opinión


En días pasados, el 4 de octubre de 1912, se cumplieron 99 años de la heroica muerte, del Doctor y General Benjamín Francisco Zeledón Rodriguez en la defensa de la soberanía nacional. Sobre su destacada actuación, se han escrito muchos perfiles, incluidos los de célebres escritores como el argentino Gregorio Selser, además de que su calidad de héroe fue reconocida por la generalidad de las distintas corrientes políticas del país. Su figura y su gesta sintetizaron la justa reacción del pueblo, ante la intervención económica política y militar de los Estados Unidos en el territorio de Nicaragua.
El sentimiento antiintervencionista y anti-oligárquico. Válido es hacer un retorno a las circunstancias históricas, en que se dio su gesta heroica, para explicarnos la importancia de su papel como patriota y revolucionario. El liberalismo derrotado y desplazado entre 1909 y 1910, Zelaya -muy criticado por su autoritarismo- sentó las bases de un proyecto autónomo nacional.(entre los años de 1893 y 1910) reñido con los intereses económicas y estratégicos de los Estados Unidos y su política imperial, tal como lo demostraron los escritos de del mismo Zelaya en 1910.Desde este año había asumido el poder, la oligarquía granadina, la cual enajenó la soberanía a favor de los banqueros y los mencionados intereses de los Estados Unidos. Los dirigentes liberales, pasaron al exilio. Mientras estos hechos, se desarrollaban en el país, tanto en la dirigencia como en las masas del liberalismo, se empezó a madurar un fuerte rechazo a la política norteamericana.
Pero, el sentimiento antiintervencionista prendió no solo en las bases del liberalismo sino también, en amplios sectores del mismo conservatismo. Es abundante la documentación que así lo demuestra, en el mismo archivo personal de Díaz Esto se hizo evidente, cuando en el año de 1911, el embajador norteamericano en abierta ingerencia y de forma desvergonzada disolvió la Asamblea Legislativa, dominada por la fracción conservadora que encabezaba el Gral. Luis Mena, quien además de ser un advenedizo para la oligarquía de la Calle Atravesada de Granada, había demostrado no ser dócil a las políticas estadounidenses en el país. Mena, quien había participado en la lucha contra Zelaya, era hasta ese momento el candidato a la presidencia, con más fuertes posibilidades, pero su aspiración chocaba con los intereses de Díaz, de los banqueros y del mismo departamento de Estado Norteamericano.
La Rebelión Mena-Zeledón de 1912. Documentos como las cartas de Bartolomé Martínez -en ese tiempo al lado de Chamorro- demuestran la fuerza del “Menismo” en varios departamentos. La repentina y violenta exclusión de Mena de la jefatura del Ejército, en julio de 1912, condujo al estallido de la rebelión en la que este caudillo hizo una alianza con el liberalismo, encabezado por el Gral. Benjamín
Zeledón, un joven con gran carisma entre sus seguidores, dado su papel como militar y jurista durante la Administración de Zelaya. A inmediato se dieron estallidos en distintas partes del país. Los rebeldes pasaron a controlar las posiciones estratégicas de Oriente y Occidente y prepararon su ofensiva sobre Managua. La derrota del dúo: Chamorro –Díaz era cuestión de días.
La intervención norteamericana. Díaz y Chamorro, conscientes de lo difícil de su situación, recurrieron a solicitar la intervención norteamericana, esta no se hizo esperar. Tres mil marinos entraron por Corinto, el 15 de agosto al mando del Almirante Pendletton, desde entonces empezaron a combatir, con todos sus recursos a las fuerzas rebeldes. Fracasada la ofensiva sobre Managua, los insurrectos dirigidos por Zeledón y Mena tuvieron que retirarse a Masaya y Granada, respectivamente.
Mena, quien había demostrado habilidad para escapar de Chamorro y del procónsul norteamericano en Managua, quien contaba además con la mayor parte del armamento nacional en el cuartel de “La Pólvora” en Granada no demostró la debida hidalguía, ante los marines y se entregó a Pendletton, a la primera intimidación que este le hizo. Para lo cual no tuvo el cuidado de avisar a Zeledón de su decisión. Este se colocó entonces a la cabeza del movimiento contra las tropas interventoras yanquis y las del chamorrismo conservador, luchas que tuvieron como escenario la ciudad de Masaya y sus alrededores.
El resto de la historia es más o menos conocido, la figura de Zeledón se sublima ante la posteridad, cuando escaso de recursos y acompañado de unos pocos valientes prefirió inmolarse antes que rendirse, en la elevación de “El Coyotepe”.
Rechazó una u otra vez los ofrecimientos de rendición o las garantías que le ofrecieron sus enemigos, hasta utilizando a su propio suegro. Cayó a manos de las tropas chamorristas, cuando ejecutaba la ruptura del cerco, en las cercanías de Masaya, para continuar la lucha. Había cumplido un día antes 33 años de vida, su convicción de preferir la muerte en defensa de la patria a vivir en la deshonra, lo resumió en varios documentos, entre ellos su conocido parte de guerra del 10 de agosto al inicio de la lucha: Sin libertad no hay vida; sin igualdad no hay luz; sin autonomía nacional impera el caos (…) no mas intervención en nuestros asuntos internos. No fue casual entonces que Sandino en 1927, haya considerado el inicio de su propia gesta, el Año XV, de la lucha anti imperialista en Nicaragua.

jueves, 14 de julio de 2011

Movimiento Revolucionario en Rivas. Parte VII

Por: Rafael Casanova Fuertes

Una necesaria aclaración

Desde los inicios de la exposición de estas vivencias, tuvimos como meta realizar una descripción que siguiera un orden cronológico, pero en algunos casos como es notorio se han hecho avances y aclaraciones. Las mismas se han hecho, respondiendo a situaciones muy particulares, como las realizadas en las partes V y VI, la primera, para aclarar aspectos relacionados con la reunión del Frente Sur en julio de 2009, que implicó aclarar sucesos entre los años de 1974 - 1979 y la VI orientada especialmente al centenario del Instituto Nacional Rosendo López que como vimos remarcó hechos de 1974 vinculados al movimiento estudiantil del INRL. En esta entrega vamos a tratar de retomar el orden cronológico de los comienzos, dándole continuidad al año de 1972, porque como debe de recordarse hasta la cuarta entrega estábamos en el año de 1971.

Finalmente queremos aclararle a algunas personas que se nos han acercado para reclamarnos el por qué no se menciona a ciertas personas que figuraron entre los años de 1978 y 1979. Les recuerdo que este es un relato testimonial de las andanzas revolucionarias de un grupo de noveles revolucionarios entre los años de 1970 y 1979. Los años de 1970 hasta enero de 1978 fueron de integración selectiva y de este lapso hasta julio de 1979 fue la integración masiva. Algunos de participación reciente se sorprenden al ver que figuraron en esta época personas que posteriormente y hasta ahora tienen una posición totalmente opuesta la Revolución. A su vez hubo personas que no participaron de estos procesos y ahora están de lado de la fuerza política gestora de la revolución de 1979. Para estar claros de estas situaciones hemos de remitirnos a la dialéctica en la que se explica de que ningún proceso es lineal y las formas de pensar y actuar de los humanos también están sujetas a cambios, en dependencia de los factores que influyen en el entorno. Quienes lean con atención se darán cuenta, de que en el mismo autor de este trabajo se expresan estos cambios primero tratando de fundar el FER en una primera etapa después como parte de JSN y finalmente en el FSLN.

La Responsabilidad de Seccional Departamental en 1972.

La Conferencia de Erwin Izabá.

En uno de los últimos días de diciembre de 1971 se me envía un mensaje a través de Pedro Rojas de que me ubique en la entrada de la Carrilera sobre la Calle de “El Palenque a las 9.00 a.m. Pero yo tuve no se que atraso y llegué 10 minutos después, esperé, consciente en el punto hasta marcharme a las 10.00. A los pocos días un sábado, allá por uno de los salones de la Calle Real de La Puebla, se me acercó Ramón Chavarría y me dijo, que porque no llegué a la reunión, yo le expliqué que no pude llegar a las 9.00, pero pensé que alguien me iba ir a buscar. Él me dice entonces es que eso no se podía porque la reunión fue en las afueras de la ciudad (que después supe que era en “La Chocolata”) y me explicó que estuvo muy buena que consistió en una reunión ampliada sobre el aniversario del triunfo de la Revolución Cubana y que el conferencista central fue Ervin Izabá.

Como yo me había perdido unos días en diciembre el me convoca a una reunión para que arranquemos el año con mas organización en lo interno. Porque hay que reconocer que JSN. En 1972 se hacen unos reordenamientos que provenían de la necesidad de consolidar la organización. Desde del año anterior se dio gran beligerancia por parte de Isabel Ruiz quien fue nombrada por el Partido como la jefe del Seccional Departamental de Rivas. Hasta los primeros meses de este año se mantuvo el número de catorce miembros. Se mantuvo la beligerancia de “Cigarrito”, de Carlos Molina Segundo Cerda, Migdonio, Carlos Jácamo, y empieza a participar Arceyut, etc. Participamos en actividades como la tradicional celebración del primero de mayo por parte de los sindicatos, la formación de los Comités de Defensa Popular en los barrios, etc.

El Movimiento de Acción Popular (MAP)

En un día que podría ser el mes de junio de ese año, si no me equivoco una tardecita me llamó Leovigildo allá por el parque “Carazo” él estaba con un grupo de amigos en una de las bancas de cemento y separó del grupo, se acercó a mí y me dijo que estuviera en una parte en una de las esquinas, allí por la “Casa del Obrero” para ir a una reunión. Como yo ya estaba en el Seccional le pregunté de que se trataba, él me dijo que esta reunión tenía que ver con el Partido. Yo le dije que allí iba estar, pero al día siguiente fui a la oficina de “La Católica” y le pregunto a la Isabel si sabía de una reunión convocada por el Partido en esos días. Ella me responde que no cuando yo le digo que Leo me había invitado ella me responde: “ya me di cuenta que están reuniendo aparte. Por allí andan Leo, Cigarrito y otros convocando a reuniones están hablando de un congreso estudiantil que van a montar en Managua, el partido nada tiene que ver en eso, hay que tener mucho cuidado con ellos yo ya consulté con Managua ya me dijeron que ni siquiera es el Frente, sino que es un grupo que se hace llamar Movimiento de Acción Popular (MAP) que lo dirigen expulsos del Frente.

Lucha armada versus organización de las masas.

A los días me sale Leo reclamando que me estuvo esperando y que no llegué. Yo le hice comentarios de mi entrevista con la Isabel. Entonces el me habló ya de su distanciamiento del Partido y que en verdad ellos estaban creando una nueva organización que estaba con la línea del FSLN, me dijo que en verdad era el MAP, pero que este era una especie de frente legal del FSLN, para hacer trabajo político abierto. Allí tuvimos una discusión sobre la diferencia de algunas aspectos, que incluso en años anteriores el mismo y otros compañeros me habían inculcado, porque como he explicado en otras partes cuando entré, yo iba todo debocado a ver donde se estaban volando tiros. Esto no se detuvo en esta conversación. En los días que siguieron, me encontré varias veces con otros compañeros que habíamos estado juntos como Sergio Hernández, Ramón Chavarría, Ramón González, Migdonio Vargas, ellos tratando de convencerme de que dejara la Juventud y al Partido y que me fuera con ellos y yo sosteniendo que teníamos que hacer la lucha dentro del Partido, adquirir mas niveles de conciencia y organizar a otros compañeros para que estuviéramos mas personas listas a empuñar el fusil cuando las condiciones estuvieran dadas.

Ellos me alegaban que esa idea la mantenía el Partido para atraer a los jóvenes, pero que ya habían renunciado hacía mucho tiempo a la lucha armada. Yo les argumentaba que era cierto que en el Partido había personas que cabían dentro de estas críticas, que habían encontrado una suerte de forma de vida y no estaban interesados en confrontar seriamente al sistema, que estos eran los acomodados, reformistas, pacifistas. Pero que esta afirmación no podía generalizarse a todo el Partido, porque a ellos les constaba que había compañeros de la JSN y del Partido como Porfirio García y Rubén Jiménez, (miembros del Secretariado Ejecutivo Nacional de JSN) que nos reiteraban que la única forma de botar a la Dictadura era la lucha armada, pero que había que preparar bien las condiciones objetivas y subjetivas para que el movimiento armado no se convirtiera en la lucha de un pequeño grupo, sino que en la lucha guerrillera en la que participaran las masas y que debería de desembocar en una insurrección popular.. En las discusiones se avanzó muy poco, ellos iban más por el camino de plantear términos ofensivos hacia el Partido, sin muchos argumentos solo decir cosas de que el Partido no planteaba la lucha armada y colocar epítetos a los dirigentes y militantes del Partido.

Los problemas ideológicos

En distintas ocasiones les manifesté la necesidad de que se prepararan ideológicamente, porque en algunos aspectos, a algunos de ellos se les salían algunos prejuicios anticomunistas no superados de la “Guerra Fría”, ataques a la URSS y el Campo Socialista. A esto se les sumó la visión que empezaron a manifestar los militantes del MAP organización que asumiría abiertamente una posición maoísta y consideraban como un enemigo estratégico a la Unión Soviética al igual que los Estados Unidos, esto les creó una óptica, una entremezcla, mucho más confusa. Yo les manifesté que Lenin afirmaba en uno de sus planteamientos que las posiciones de ultraizquierda se podían tornar con el tiempo en derechistas, sino se atendía la formación ideológica de la forma debida. Tampoco nosotros estábamos en el clímax de nuestro desarrollo político y madurez político-ideológica, estábamos lejos. Pero ya leíamos La lucha de clases en Francia; El ultraizquierdismo la enfermedad infantil del comunismo y otros contenidos.

Poco a poco venimos perdiendo el miedo de hablar en público, la consolidación de nuestras posiciones ideológicas y las contraponíamos con seguridad ante ellos. La experiencia de atender con la debida paciencia y perseverancia los círculos de estudio teóricos impartidos una vez a la semana con los camaradas del Partido, la lectura individual de los materiales, vino con el tiempo dando sus resultados. Con el tiempo les di la razón en ciertos aspectos cuando ya algunos de ellos se habían retirado del Frente y entre 1976 comenzamos a dar la batalla dentro de las filas del PSN, en estos años las posiciones revolucionarias nuestras, exigieron un cambio en el estilo y forma de conducir el Partido por Luis Sanchez Sancho y su grupo. Esta situación que retomaré mas adelante nos convenció deque en verdad esta dirección no pretendía en el fondo realizar una revolución en Nicaragua, sino seguir coexistiendo con el sistema, pero los hechos demostraron que esta crítica no era aplicable y fue injusta al endosársela a la mayoría del Partido. La misma mayoría que rompió con estas posiciones claudicantes de forma definitiva en 1977 y bajo una nueva dirección en medio de grandes dificultades aportó de forma efectiva entre 1978 y 1979 a la derrota definitiva del somocismo.


Socialistas –Pacifistas Armados en 1978-1979.

Este estado de cosas nos llevó por esos años, a una situación paradójica donde compañeros caracterizados por su radicalismo, no estuvieron en jornadas tan decisivas de esos años, mientras que los compañeros señalados como socialistas, pacifistas o reformistas, anduvieron con el fusil en la mano, enfrentándose a la dictadura en los frentes guerrilleros o en la lucha clandestina. Porque nuestra Fracción Socialista empezó a participar en la lucha armada con la Organización Militar del Pueblo (OMP), brazo armado del Partido o en el Frente Sandinista, estos procesos de preparación militar, coordinación de actividades con el FSLN, implicó que algunos compañeros como Ricardo Espinosa y José Angel Hernandez quedaron combatiendo en las estructuras del Frente y la mayoría en la OMP

No confundir esta situación de 1971-1975 con la de los años posteriores, en que la nueva generación de sandinistas, entre 1977-1979, (entre quienes se encontraban: Guillermo Adolfo Ruiz y los hermanos Mendoza Pizarro) en circunstancias distintas, tuvieron excelentes relaciones con nosotros. Lo primero no lo digo con ningún afán destructivo, porque en nuestras filas, también se produjeron deserciones sensibles. Todo lo contrario, lo digo con cierta pesadumbre, porque solo basta imaginarse en términos hipotéticos, si hubiera sido lo mismo entenderse y realizar actividades en conjunto con compañeros experimentados de esta generación, que con los nuevos cuadros. Creo que nuestra labor hubiera sido mucho más efectiva contra el sistema, con ellos, pero las cosas no fueron así, porque ellos se retiraron. Quiero imaginarme también, si las máximas responsabilidades políticas tras el triunfo revolucionario en el Departamento hubiera recaído en compañeros con experiencia y autoridad moral, sino por el contrario, las circunstancias implicaron entre otras razones que las asumieran hasta personas ajenas al Departamento y la experiencia acumulada en años anteriores, se perdió. Esto como se conoce, tuvo grandes costos políticos para el proceso revolucionario de los años ochenta.

La reorganización del Seccional

Al darse esta situación, se tomó la decisión en una reunión, de no volver a reunirse con los mencionados; pero además la de promover a los candidatos que teníamos hasta ese momento para militantes: Chico Ruiz, Bruno Rivera, José Angel Hernández, Abraham Canales, Cesar Gomez Araica, a esta promoción no llegó un candidato que tenía Arceyut. Del Partido nos llegaron dos candidatos: Agapito Fajardo y José Benito Rivera, pero este último no se integró, porque finalmente decidió quedarse con el Partido, hasta diciembre de ese año nos acompañó Carmen Ruiz, pero al concluir sus estudios se marchó de Rivas y quedó participando esporádicamente, sin compromisos disciplinarios. A ellos los introducimos y le explicamos entre otros procedimientos la necesidad de la disciplina organizativa, la formación teórica, el dominio de los estatutos, de la línea política del Partido. Con Bruno Rivera nos ligaba el hecho de ser compañeros de estudios en la misma, llegó Armengol Ruiz Norori hijo natural de Don Rodolfo Ruiz, quien también era compañero de aula. Entre los dos “le echamos la vaca” a Evaristo Hernández Cortez quien llegó a ciertas reuniones y nos apoyó en ciertas actividades en el Instituto y a la formación del Comité Departamental de Defensa Popular, Armengol también llevó a algunas de estas actividades abiertas a su amigo Marcelino Mayorga, de oficio tapicero. A algunas reuniones, llevados por Carlos Jácamo Jiménez, llegaron Alejandro Ibarra y José Alcocer de La Chocolata, pero no prosperaron en la disciplina y quedaron como amigos y colaboradores.

Con los nuevos militantes nos fuimos en el mes de julio a bañar de pintas las paredes de la ciudad por la noche y por el día amaneció todo Rivas con el: “Vivan los mártires de julio”. Días después entregamos papeletas por debajo de las puertas anunciando nuestra existencia, a los pocos días bañamos de nuevo las paredes con un afiche que decía: ¡Joven Afíliate a JSN! Este estaba acompañado de los elementos simbólicos de la organización que consistía en una estrella roja con un puño en cerrado en la parte media de su interior. Ese día me tocó de compañero Pedro Rojas, con Pedro tuve algunos inconvenientes sobre como pegar los afiches él me insistía que era en la puerta de las casas y yo recordaba que mi responsable había dicho que en las paredes, al final hubo unos que se pegaron en las paredes y otros en las puertas de las casas.

La salida de Isabel y la jefatura del Seccional.

En agosto de este año Isabel me informa de su próxima salida al exterior a realizar estudios superiores en el Campo Socialista y que su salida iba a ser si no habían inconvenientes en los primeros días de septiembre, me habló también de que dado que también Carlos Molina se iba a marchar de forma definitiva para Managua; que ella le había dicho al Ejecutivo Nacional de que mi persona era la indicada para que asumiera la responsabilidad del Seccional Departamental pero que además habían observado al resto de compañeros y que habían coincidido, que a quien le habían visto mas desarrollo político y disciplina era a mí. Yo no me sentí bien porque entendía que era una responsabilidad muy grande y así se lo hice saber a ella. Me contestó entre otras cosas que la división nos había afectado, que en verdad había gente de más edad y experiencia que yo, como González, como Leo, pero que era imposible que retornaran a la organización. En ese tiempo no se hablaba de cuadros políticos pero yo sentía que esa camisa era muy grande porque no me consideraba un cuadro con suficiente capacidad para asumir esa responsabilidad, si bien tenía dos años de pertenecer a la organización, no había cumplido los 17 años de edad. Además me informó de prepararme para una Conferencia Juvenil que era como se llamaba a los plenarios nacionales de la organización y que esta se iba a desarrollar en Managua después de su salida. También me informó que Rubén Jiménez se iba a reunir conmigo para ponerme al tanto de las cosas.

La salida de Isabel, se produjo de manera discreta. El viaje se daba en escala, pasando por terceros países hasta llegar a Alemania Democrática. Pasado ciertos días, yo le informé al resto de compañeros de forma oficial de su salida, aunque era evidente que Chico su hermano lo supiera primero que todos. No habían pasado unos días cuando se dio la salida secreta de Miguel Bejarano el Jefe del Seccional Partidario y encargado del Frente Sindical, a mi me lo informó Miguel Somarriba oficialmente días después de que su salida a la Escuela Superior de Cuadros del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) en Moscú a realizar un curso de formación política y que su retorno al país también sería de incógnito en los meses siguientes. Me recomendó no revelarle esto a los demás compañeros, era un secreto partidario y así lo hice.

Los Migueles dirigentes: Bejarano y Somarriba

La importancia que le damos a la salida de estos compañeros se debe entre otras razones a que fue un periodo en que quedaba debilitada la organización. Se iba la jefa del seccional juvenil y por un año el responsable partidario departamental quien era a su vez el encargado de atender a la juventud, además del frente de masas. Miguel Bejarano tuvo desde su integración una influencia carismática, heredada del dirigente Manuel Domínguez quien había sido el fundador del Partido en la localidad. Miguel reunía entre sus cualidades la seriedad y entusiasmo para el cumplimiento de las tareas asignadas pero además su carácter jovial de suma importancia para comunicarse con los jóvenes, esto no negaba en lo absoluto la importancia y entrega que tenían otros compañeros como Miguel Somarriba. La Juventud por su parte quedaba debilitada con el desprendimiento de la mitad de sus miembros, entre ellos gente con experiencia y carisma, la deserción espontánea de otros. En estas circunstancias fue que me tocó asumir la Responsabilidad del Seccional Departamental.

Consciente de mis preocupaciones, Miguelito Somarriba me dijo algo que hasta tiempo después comprendería, esa noche hicimos un recorrido por las calles benditas de Rivas, él un hombre muy vigilado, simulando que llevaba a un cliente, dentro de su taxi. Entre otras cosas me dijo: que me metiera a trabajar de lleno en la organización, que recordara lo de las charlas sobre la dialéctica materialista, en particular aquello de que nada es estático que lo de mi juventud lo viera como una ventaja que el tiempo y mi participación me darían la experiencia necesaria para convertirme en dirigente, nada es estático -me decía con énfasis- todo se transforma constantemente y el joven novato que estoy viendo ahora, mañana lo veré convertido en dirigente. Se aprende sobre la base de la experiencia a fuerza de equivocarse, evaluar y corregir los errores así ha sido la historia de la humanidad, así es también la historia del movimiento revolucionario. Sin caer en la desesperación y la impaciencia, lo poco que uno va conociendo lo va trasmitiendo porque tenemos que multiplicarnos, solo así haremos mas corto y menos sacrificado la toma del poder político por la clase obrera. Insistía mientras señalaba a tres personas que iban a pie: mirá por ejemplo, allí van esos tres jóvenes, de esos tres, vamos a tratar de convencerlos a todos pero a la vuelta de un año nos vamos a dar cuenta que solo logramos captar a uno ¿pero fue inútil el trabajo con los otros dos?. Pues no, a estos se le crearon dudas sobre nuestros planteamientos, ya no se identifican plenamente con el sistema capitalista. Y por que no pensar que uno de ellos dentro de estas dudas ya no nos va a denunciar, es decir, que sin tenerlo específicamente en nuestras filas lo tenemos de nuestro lado. Y porque no pensar también de al momento de que las contradicciones estén al máximo se va a integrar de lleno los otros dos.

El terremoto de Managua de 1972, las deserciones y la reorganización en 1973.

Por esos días ya funcionando como jefe del Seccional procedimos a reorganizar nuestras fuerzas en medio de tratar de enfilar en la disciplina a los nuevos elementos y a la vez procedemos a seguir cumpliendo con las actividades y demás obligaciones partidarias. Juan Arceyut dejó de asistir repentinamente a las reuniones, allá a los días me lo encuentro, me dice que ha estado muy ocupado por razones laborales, él se dedicaba a la venta de productos como abonos, insecticidas al menudeo y dice que se está lanzando a los municipios, como no le vi mucha disposición le recomendé que se tomara su tiempo y que cuando resolviera sus problemas nos buscara. Carlos Lara asumió la dirección de los círculos de estudio en algunas actividades continúa participando Agapito Fajardo. El núcleo fundamental lo siguió constituyendo Chico Ruiz, Segundo Cerda Carlos Jácamo y quien escribe. A fines del año se nos integró Luis Ocampo Rojas “Gallinazo”
Empezaron a tener problemas de disciplina Bruno Rivera Araica y Cesar Gómez Araica, en ello implicó primero la influencia de Armengol, quien empezó a manifestar su desacuerdo con ciertas cuestiones de la organización y empieza a generalizar sus propios desacuerdos con ellos, después entendimos que estaba buscando como justificar su retirada, un buen día dejó de asistir a las reuniones. Se fue así, sin más, como se retiraban algunos compañeros que miraban el camino de la victoria ni siquiera como algo muy largo, sino que como una utopía imposible de lograr. Pero con Bruno y Cesar se dio otro hecho de que al darse cuenta de que estaban organizados con nosotros, empezaron a ser trabajados César por Migdonio de quien era compañero de clase y Bruno por Ramón Chavarría, tratando de atraerlos para las posiciones del Frente. En algunas conversaciones con Migdonio y Chavarría se dejó entrever que había algunas filtraciones sobre nuestros movimientos y concluimos que eran Bruno y César, por pura novatada, ellos hicieron algunos comentarios sobre el funcionamiento de la organización, con compañeros que como los mencionados, ya no eran de la organización.

Me tocó hablar a mí con ambos, ellos les planteé que eso no se debía de hacer, porque no solo era violatorio a los estatutos sino a la ética y la seguridad de la organización que tenía -como ellos lo sabían- carácter clandestino. Bruno tomó la palabra, para decirme que el había tomado muy en serio su ingreso a la organización, pero que había cosas que no eran muy serias, que no veía el crecimiento que creía debía tener hasta ahora. Después entre los dos me hablaron de que estaban pensando retirarse, yo les argumenté sobre la necesidad de la crítica y la autocrítica para superar los errores tanto colectivos como individuales, que el movimiento revolucionario no era perfecto, pero que era muy importante que reflexionaran sobre sus fallas y que la organización tenía las puertas abiertas para ellos, que las críticas tenían que hacerse dentro de la organización y que el crecimiento de toda organización revolucionaria era selecto, pero seguro y que habría un momento en que seríamos una fuerza masiva. Días después me dijeron ambos, que iban a seguir, en la organización y volvieron, aunque ya no se les vio, mucho entusiasmo. Bruno estuvo algún tiempo, después estuvo un breve lapso con el Frente pero se retiró, tras un encarcelamiento en 1973, al apoyar una toma de iglesia de los universitarios de Managua. Con ellos seguí siendo amigos, íbamos juntos al Instituto. Ambos siguieron participando en otras actividades de la organización y Cesar se contaría entre los militantes más beligerantes que tuvo el FER en Rivas, después de Migdonio. A lo que se agrega el hecho que de esta generación, fue el único que tomo el fusil entre 1978-1979, con el nombre de Emiliano.

En diciembre de 1972 se produjo el terremoto que destruyó Managua, toda una incertidumbre por los familiares y amigos que vivían en la capital. En enero de 1973, recibimos un mensaje de que nos contactáramos con personas que se habían trasladado temporalmente a Rivas. En la lista no estaba Vicente Maltés Montiel, quien residía con toda su familia, en la cuadra de los Santana, cerca de donde vivían los Rivera, a los pocos días Bruno me informó de su ubicación tras haber conversado con el e identificarse. En una reunión con Rubén Jiménez le hable de que habíamos localizado a Vicente Maltés quien decía ser de la JSN del Seccional de Managua, él comprobó, dijo conocerlo personalmente, lo mandó a traer, yo fui a su casa y lo llevé hasta donde estaba la reunión en casa de Doña Dolores Barrios desde allí empezó a trabajar con nosotros.


Antes de este hecho, se dio la convocatoria por parte del Ejecutivo Nacional para normalizar las actividades de los seccionales y analizar las condiciones político- sociales tras el sismo. En esta reunión, en la que por parte del ejecutivo vino Vladimir (Uriel Galeano) quien se quedó por varios días. Se oficializó la estadía de Luís Ocampo Rojas, de Managua nos llegó Juana Vargas Tejada quien había militado en los años de 1967- 1969 y se había trasladado a Managua. La reunión la hicimos en la casa del papá de Carlos Jácamo. Llegaron los Rivera, Ruiz, “Chango” Hernández,, Segundo Cerda, la “Waica” Canales, a esta reunión ya no llegó y ya no volvería Agapito Fajardo. Se lanzó al béisbol donde tampoco prosperó, después emigró para Costa Rica y hasta mi encuentro casual con él en 1978 me hizo platicó de sus vínculos con la izquierda costarricense desde su llegada en 1973, no manifestando ningún interés por regresar a Nicaragua, ni mucho menos al movimiento revolucionario

lunes, 14 de marzo de 2011

Sandino ante sus detractores

*Rafael Casanova Fuertes

Desde el año de 1927, y hasta los tiempos actuales, Sandino ha sido objeto de una campaña mediática que ha pretendido desnaturalizar su gesta heroica contra la intervención norteamericana. Muy recientemente el señor embajador de los Estados Unidos en Nicaragua Robert Callahan, en una referencia a la historia reciente del país y sus relaciones con Estados Unidos, expresó textualmente lo siguiente: “Augusto César Sandino, quien tomó las armas y lideró una guerrilla efectiva contra ellos (los marines norteamericanos), sin embargo, llegada la paz de Tipitapa y a la hora de elegir un nuevo gobierno, según un libro que he leído que cita una carta de Sandino, él escribió al jefe de los marines de Jinotega proponiendo deponer las armas si los Marines permanecían para garantizar elecciones libres y limpias”.


Estas afirmaciones no pueden resultar extrañas, porque como todas las grandes figuras de la historia, Sandino no sólo fue personaje de carne y hueso sino también un ente mitificado desde distintos ángulos, tanto por sus detractores como por sus seguidores. Respecto a los primeros, desde el mismo momento en que inicia su gesta libertaria en 1927 se le atribuyeron dotes bandidescas. La prensa local (La Noticia, La Prensa, etc.) de la época en manos de intelectuales y difusores al servicio de los partidos libero-conservadores, hacía coro con los medios de difusión norteamericanos. Todo apuntaba a minimizar las propuestas, la causa de Sandino, así como también presentar las actividades militares de las columnas sandinistas contra los marines como leves escaramuzas o correrías bandoleriles. En esta dirección el patriota era proyectado como un bandolero ante la opinión pública y salvo excepciones, las acciones vandálicas de las tropas ocupantes nunca fueron denunciadas.
Posteriormente al asesinato de Sandino en 1934, se dio la publicación en 1936 de un libro de su victimario, el General Somoza García, llamado “El verdadero Sandino o el calvario de Las Segovias”. En esta obra -que según versiones fue realizada por dos oficiales de la GN- se presenta a un movimiento que no tuvo nada de patriotismo ni de nacionalismo, sino de bandolerismo vulgar, que fue un azote de la población civil del norte. Los hombres de Sandino son presentados como alcohólicos, violadores, incultos asesinos carentes de escrúpulos y de principios ideológicos. A Sandino lo describió como una persona con serios problemas en su vida familiar y hasta con problemas de equilibrio mental, porque trató de poner en práctica en el país ideologías distorsionadas e irracionales.


Mientras duró el somocismo en el poder, esta fue la imagen oficial que se dio sobre Sandino, hasta se exaltaba a la figura de Somoza García y se le atribuía entre sus méritos: la pacificación de Las Segovias, “asiento del bandolerismo”. Esto último, no era más que una apología al asesinato selectivo de Sandino en febrero de 1934 en Managua y la subsiguiente masacre masiva de los campamentos de Wiwilí, ejecutada por sorpresa contra el resguardo y los civiles (hombres, mujeres, niños y ancianos) que se encontraban allí, confiados en que la GN respetaría los acuerdos de paz..


Las dificultades en la comunicación que tuvo Sandino y el EDSN con el interior del país, hizo que su figura y su gesta en ciertos momentos fuera más conocida en el exterior. En los departamentos del Pacífico, aún cuando se vino rechazando la intervención norteamericana y Sandino gozara de admiración en medio de la contra-propaganda mediática, se le apreciaba como un mito. De allí el hecho de que Sandino fuera más conocido después de su martirio, durante la dictadura somocista, y principalmente durante la Revolución Popular Sandinista.
Pero Sandino y su gesta fueron objeto de valiosos estudios, realizados por gran cantidad de hombres de ciencias, quienes desde una perspectiva científica reafirmaron el papel de Sandino como símbolo de lucha no sólo de los nicaragüenses, sino también de los pueblos del continente americano. Trabajos como los de Gregorio Selser, Alemán Bolaños, Carlos Fonseca, Sergio Ramírez, etcétera, refutaron la leyenda negra sobre Sandino.


Empero este conocimiento y reivindicación de Sandino no impidió el desarrollo de mecanismos o recurrencias para que se dudara del papel del héroe. Si la imagen de antes de 1979 contrastaba entre el héroe y el bandolero, en los años ochenta por parte de los opositores al Frente Sandinista –que es la organización que lo rescata- se trató por todos los medios de presentar una imagen distorsionada del héroe. Esta práctica tuvo -y tiene- continuidad después de los años noventas y del año dos mil, tras la derrota electoral del FSLN y el retorno de las fuerzas conservadoras al poder político. Entre algunas obras se pueden mencionar, en 1984, las del psiquiatra e historiador, Alejandro Bolaños Geyer, “El iluminado”, en 2001, y “Sandino”, en el 2002.


La carta a la que hace alusión el señor embajador fue ampliamente utilizada por sus detractores en su tiempo y muchos años después. Esta carta fue suscrita al finalizar la guerra constitucionalista, cuando ya Sandino había decidido con sus hombres iniciar la lucha contra la intervención. Y el mismo Sandino se encargó de explicar la razón de esta comunicación al jefe militar departamental de los marines en Jinotega.


Sandino explicó que la misma fue redactada por el señor José Moral, quien en esos días (mayo de 1927) acompañó a su padre, Gregorio Sandino, con las propuestas de desarme de sus tropas, ofreciéndole garantías, para él y sus hombres. Don Gregorio por parte del Gral. José María Moncada. Vistas las propuestas se necesitaba, según Sandino, enviar una contestación por escrito ante el requerimiento de su contraparte –él envió por su parte una respuesta contundente al General Moncada-, pero se requería enviar una propuesta a los autores materiales e intelectuales de la intervención, y segundo, la hizo con el objeto -como él mismo lo explica- de demostrar que no sería contestada por los yanquis –tal como sucedió-; una manera reconvencer a sus hombres “del bandidaje yankee, que cuando se les abren las puertas, no entran, porque ellos están acostumbrados a asesinar por las espaldas en las encrucijadas de los caminos” (Sandino, Walter C., 2009, p.106-107). Tras leerla autorizó su envío al mencionado jefe militar, “con el convencimiento que tengo de lo hipócritas que son los yanquis y de la subterránea y macabra política que han desarrollado en Nicaragua, dije estas palabras: al ladrón hay que darle las llaves. Abrámosles las puertas de par en par y veremos si entra. Ya se convencerán ustedes de que no hay sinceridad de parte de esos bandidos” (Sandino, Walter C., 2009.p.105).


Por otro lado, estaba el compromiso del gobierno norteamericano con los dirigentes títeres de los partidos liberal y conservador y los colocaba en un dilema de hacer una nueva negociación con Sandino -que no iban a hacerla-, dados los compromisos con los Díaz-Moncada. No iban a aceptar esta oferta de Sandino: que en esencia proponía la abstención de los partidos políticos en la política interna y que la dirección del país la asumiera un Gobernador Norteamericano, mientras se realizaban las elecciones; las fuerzas de Sandino entonces se desarmarían sin recibir un centavo. Tampoco es una propuesta dirigida, ni a un embajador ni a otro representante o Ministro de Estado de los E.U., sino al jefe de marinos de Jinotega. Era una proposición hecha a lo que llamaríamos el bajo nivel de un jefe departamental de la marinería, alguien que no está en capacidad de dar una respuesta ni inmediata, ni definitiva, ni de alto nivel.


Sus detractores insisten en que la negativa de los norteamericanos a esta propuesta de Sandino fue la que lo hizo iniciar su lucha, lo cual es una gran falsedad. Colocan en mayúscula y letras grandes esta parte, pero nunca han mostrado la respuesta de los marines. Por estos mismos días Sandino engañó también a Moncada al emplear todo un ardid para alejarse lo más posible de sus fuerzas y evitar ser desarmado y capturado por las fuerzas de éste, además de comunicarle verbalmente que iba a aceptar la rendición. Le escribió una carta desde la hacienda “El Cacao”, en Boaco, diciendo que se iba dirigir a Jinotega, inventando un pretexto para después el 12 de mayo anunciar públicamente, ya en Jinotega, que no entregaría sus armas a los interventores yanquis (Ramírez, 1981. P.130-131-134).


Sandino explicaría años más tarde, el 10 de abril de 1929, esta situación ante los detractores de la época: “Dos miserables y cobardes intelectuales de Managua, de quienes por sentir desprecio no digo sus nombres, han seguido con minuciosidad los pasos que he dado durante mi vida y no encontrando nada de que acusarme se han detenido frente a dos cartas de carácter político que he escrito en la historia de la guerra constitucionalista”. (Walter C. 2009 p.107).

Estas son, según el héroe, la carta enviada a Moncada el 9 de mayo de 1927 y la referente del 24 de mayo al jefe de marinos de Jinotega, en la que se supone una absurda exposición de Sandino, para desprestigiar su omnipresente papel de Héroe Nacional. Sandino sigue aclarando que “alrededor de esas dos notas se han detenido con la lengua de fuera babeantes, los ojos encendidos como un par de reses rabiosas incapaces de comprender ni apreciar el soplo divino que ilumina el cerebro de los hombres que aceptan el sacrificio de su vida en momentos culminantes, para salvar del oprobio aún a las mismas reses que se dejan marcar y que todo quieren babearlo y alejarlo con sus cascos sucios y asquerosos, herrados con el oro que el amo les ha puesto para que con sus servicios reporten más ventajas a las cajas fuertes de Wall Street (Las segovias Cuartel General El Chipotón, Nicaragua, C.A. abril 10 de 1929 y año décimo séptimo de lucha antiimperialista en Nicaragua -Walter C. 2009 p.107-).


Estos son los días en que está preparando su ataque militar a Ocotal en julio de 1927. El actuar del Güegüense ha estado presente en toda nuestra historia. Sandino estaba ganado tiempo en el terreno de los hechos, para acometer con efectividad la defensa del decoro nacional, mancillado por los Estados Unidos. Por esos mismos días, en mayo de 1927, el martirizado Gral. Francisco Sequeira, “Cabuya”, antes de ser asesinado se comprometió a desarmarse y lo primero que hizo fue atacar a los marines en la Paz Centro. Sandino hizo lo propio en ese mismo tiempo y mantuvo con las armas en la mano el pendón de la dignidad durante seis años contra los interventores norteamericanos.


¿Significó esta misiva un momento de vacilación de Sandino para emprender lo que ya había decidido: luchar con las armas hasta el final contra los marines yanquis? No. Además de la explicación que en su momento dio el mismo héroe, los hechos demostraron todo lo contrario, siendo mas propia aquella afirmación que le hiciera al periodista Carleton Beals: “nosotros iremos hacia el sol de la libertad o hacia la muerte, y si morimos, nuestra causa seguirá viviendo” (Ramírez, 1981. P. 214). Sandino fue consecuente con su discurso hasta su martirio en 1934, por encima de lo que dijeron y digan sus viejos y nuevos detractores.

* Historiador. Biblioteca del Banco Central de Nicaragua.
Bibliografía básica:
1- Bolaños Geyer Alejandro El Iluminado Edición Personal. Masaya 2001.
2 - Sandino. Edición Personal. Masaya 2002.
3- Callahan, Robert., Presentación Hechos y Fantasías: Estados Unidos y sus Políticas hacia Nicaragua. (Discurso del miércoles 2 de marzo de 2011. Hotel Intercontinental Managua)
4- Ramírez, Sergio. El Pensamiento Vivo de Sandino. Editorial Nueva Nicaragua. Managua 1981.
5- Sandino, Walter C. El bandolerismo de Sandino en Nicaragua. INPASA. Managua, 2009..
6- Somoza G. Anastasio .El Verdadero Sandino o el calvario de las Segovias. Litografía Sn José Managua , 1976.

jueves, 17 de febrero de 2011

Los conflictos con Costa Rica. A Nicaragua la favorecen el Derecho y la Historia (1824-1888).

Por: Rafael Casanova Fuertes*



Introducción.

Desde su existencia como nación independiente el territorio de Nicaragua ha sido objeto de impunes despojos por parte de sus vecinos, un proceso en el que han intervenido diversos factores, entre los que no se puede ignorar el arribismo inescrupuloso de los vecinos, conjugado con quienes desde la perspectiva del poder, no utilizaron los debidos mecanismos para defender la soberanía nacional. De este modo se perdió el Guanacaste en 1825-1858; San Andrés y Providencia, en 1928; y el Territorio en Litigio, en 1960. En este caso, haremos algunas puntualizaciones básicas referentes a los orígenes y evolución del conflicto con Costa Rica, que continúa sin resolverse de forma definitiva.

La oportunidad de Costa Rica.

En 1823, a dos años de la independencia en medio de la conocida guerra civil, entre ordoñistas y sacasistas, un representante del Gobierno costarricense se entrevistó con un delegado de la facción sacasista en León, para solicitarle la cesión de los antiguos partidos de Nicoya y Guanacaste a Costa Rica. La respuesta del representante del sacasismo, fue que lo decidiera el Congreso Federal de C. A.. Este frágil argumento fue mas que suficiente, para que Costa Rica, aliada a una minoría de nicoyanos y resentidos nicaragüenses (Perez, Jerónimo. Obras 1975. 501-502), sin tomar en cuenta la fuerte oposición de la mayoría de los nicoyanos, lograra que el Congreso Federal Centroamericano de diciembre de 1825, reunido en Guatemala, le adjudicara con carácter temporal las poblaciones de Nicoya, Guanacaste y Santa Cruz, ubicadas en lo que se llamaría El Guanacaste.

En los años subsiguientes, fue evidente el interés de Costa Rica por darle carácter definitivo a esta adjudicación temporal del inestable Congreso Federal. Existe toda una documentación que revela primero los reclamos de los gobiernos de Nicaragua desde 1825, para que se reintegraran los mencionados territorios al Estado. Segundo las evasivas de Costa Rica, alegando la decisión del Congreso Federal. Las quejas y protestas de los vecinos de estas poblaciones, por el maltrato y arbitrariedades de que eran objeto por parte de las autoridades costarricenses. Estos recurrían constantemente a las autoridades nicaragüenses, en solicitud de apoyo, obteniendo protestas moderadas por parte de estas al gobierno de Costa Rica, como la carta enviada por el Ministro de Estado José Miguel de la Quadra al Gbno. de Costa Rica con fecha el 19 de junio de 1826:

No cesan las quejas de los vecinos de Santa Cruz y Guanacaste, por insultos que sufren solo por haber manifestado adhesión a este Estado, (…) y como mi gobierno no puede intervenir en ello, me previene me dirija a usted con recomendación de que excite al suyo para que se aplique en el particular el conveniente remedio. (Álvarez L ejarza, 2001.P. 19-20).

Por fin Nicoya reacciona. Costa Rica a la carga, Nicaragua a la calma

El estado de animosidad de los vecinos nicoyanos, guanacastecos subió de tono a lo largo de 1826 y en agosto de este año, enviaron sendas cartas al Congreso Federal solicitando la revocación del decreto de 1825, insistiendo que los anexionistas eran una minoría de nicoyanos con fines eminentemente particulares. Exasperados y sin respuestas, los nicoyanos recurrieron a solicitar el auxilio de los vecinos de la Villa de Nicaragua (Rivas). Estos, respondieron, a lo inmediato preparándose con las armas para hacer respetar por la fuerza los derechos de los nicoyanos, quienes a su vez s aprestaron para rebelarse. Al tener conocimiento de esta situación, en fecha 3 de septiembre, Costa Rica protestó ante el Gobierno de Nicaragua, expresando que tenían conocimiento de “que las autoridades de la Villa de Nicaragua, han ofrecido auxilios militares a los pueblos (…) del Partido de Nicoya, para que por las fuerza hagan valer sus opiniones de agregación a Nicaragua y segregación de Costa Rica”. (Álvarez Lejarza, 2001.P21).

Quienes acusan hasta hoy, del grado de belicosidad que se le ha atribuido a los nicaragüenses, se irían de espaldas con la postura asumida en aquella situación. Si en los meses anteriores no respondieron con energía, ante las denuncias de los nicoyanos. En este caso apegadas a una legalidad absurda, las autoridades nicaragüenses, respondieron para satisfacer a Costa Rica, que no se podía “obrar hostilmente por un asunto, cuya resolución pende del Congreso Federal de la nación… el 1 de octubre (de ese año) Por tanto jamás surtirán efecto los criminales designios del vecindario de Nicaragua (Rivas) quien en fuerza de las dichas providencias entrará desde luego en sus deberes.” (Álvarez Lejarza, 2001.P22).

Pero ¿como respondió Costa Rica, ante la ponderada respuesta y medidas de Nicaragua, para contener a nicoyanos y rivenses? dejemos que sea una misma autoridad de la Villa de Santa Cruz, quien nos de las evidencias de la conducta de las autoridades de Costa Rica. Cuartel General de Santa Cruz Nicoya, Septiembre de 1826.Por esta mi orden comparecerán todos los vecinos de Santa Cruz (digo los que hubieren jurado a este pueblo el diez y seis de este) a celebrar la jura el diez y siete, prometiendo a los que así lo hicieren verlos como vecinos obedientes, y los que no, pasar con las bayonetas a esta costa, embargar sus bienes, quemar sus casas y traer sus familias a morar a este pueblo.

F (Pedro Zamora) (Álvarez Lejarza, 2001.P.22-23)

En otras palabras, los disidentes corrían el riesgo de ser asesinados, despojado de sus bienes, quemadas sus viviendas, o sus familias retenidas en condición de rehenes de las autoridades costarricenses. Mientras tanto la situación siguió sin resolverse, el Congreso Federal, no se reunió ni resolvió nada. Nicaragua siguió haciendo sus reclamos de forma moderada, como la solicitud ignorada de 1830.(Perez Zeledón 1887, p.48). Los costarricenses continuaron política, combinada de sus coerciones y halagos sobre la población agregada. En marzo de 1835 por medio de una reforma le dieron categoría de Departamento, con el nombre de Guanacaste, le integraron los poblados de Bagaces y Cañas (Perez Z. 2001.P.118-119); en 1836 el título de ciudad a la cabecera. Medidas que iban acompasadas de halagos a los habitantes, no exentas de presiones y amenazas, a los funcionarios, se les instruía a ser implacables “castigando a los contraventores de las leyes” (doc. cit Perez Z. 2001.P.122-123. Hay documentos como el citado que insisten en la… desmoralización de estos territorios; bien por la falta de energía de las autoridades locales; bien por el no cumplimiento de las leyes y providencias superiores; y por la insubordinación que inculcan muchos emigrados del Estado de Nicaragua.(Doc.cit.Perez Zeledón 1887, p.115).

En 1838, una delegación tica con el pretexto de la unidad contra la amenaza de Morazán, convenció a los Diputados a la Constituyente de ese año de no incluir como, parte del territorio de Nicaragua al Guanacaste en la nueva Constitución. Tres años después en1841, aprovechando la presión inglesa sobre Nicaragua, el Jefe de Estado Braulio Carrillo, proclamó en la Reforma política llamada: Bases y Garantías, la pertenencia de Guanacaste a Costa Rica. El Artículo 2º de esta ley reza de esta manera:

El territorio del Estado se comprende entre los siguientes límites. Por el Oeste, el río de la Flor, continuando su línea por el litoral del lago de Nicaragua y río San Juan hasta el desagüe de este en el mar Atlántico; Por el Norte el mismo mar desde la desembocadura del río San Juan, hasta el Escudo de Veragua; Por el Sur desde este río siguiendo la costa del mar Pacífico hasta el río de la Flor.” (doc. Cit. por: Perez Z., 1887.p.130).

El episodio de Morazán en 1842 y las debilidades del Estado Nicaragüense

En las fuentes revisadas no se localiza en lo absoluto una nota de protesta de Nicaragua contra el Estado de Costa Rica, a lo largo de 1841. No es sino hasta que se produjo el desembarco de Morazán en Costa Rica, en abril de 1842 y su inmediata alianza con los círculos de poder en Costa Rica, en que la Cámara Legislativa de Nicaragua, autorizó en el mes de mayo al Ejecutivo a proceder por la fuerza para recuperar el territorio. Nicaragua reclamaba que la que concesión hecha a Costa Rica en su Constitución de 1838, se basaba en una alianza anti morazanista y que esta había perdido vigencia al aliarse Costa Rica con el supuesto enemigo común de ambos países. (Álvarez Lejarza, 2001.P.29-30).. Las élites costarricenses mas avispadas, aprovecharon los errores políticos de Morazán para desplazarlo y eliminarlo físicamente, impidiendo con ello, la perspectiva de una alianza centroamericana en su contra, que tuviera como líder a Nicaragua, lo que le hubiera permitido recuperar a este país el Guanacaste.

Los gobernantes nicaragüenses, por su parte, demostraron su inconsistencia al no continuar presionando por la vía militar a Costa Rica para cumplir con el mandato constitucional y obligarla a negociar una solución definitiva del conflicto. Por el contrario, tornaron a dar la espalda de nuevo a la Frontera Sur. Se limitaron a enviar una misión diplomática a resolverlo. El delegado especial fue Don Toribio Tigerino (pariente ascendiente del actual Ministro de seguridad costarricense José María Tijerino).

La misión de Tijerino en 1843 y los violentes pacifiticos.

No había pisado tierra tica Don Toribio, cuando las autoridades costarricenses, apropiadas del entusiasmo abierto que ocasionó esta noticia en los guanacastecos, quienes a 16 años de ocurrida la anexión, no habían perdido las esperanzas de retornar al terruño original, tomaron una medida que -como dice el escritor Miguel A. Álvarez- asustaría al mismo Dracón. Un decreto del 24 de diciembre de 1842 firmado por el mismo Jefe de Estado José Mª Alfaro y su Mtro. Gral. José Mª Castro que rezaba de esta manera: “que todo el que en cualquier punto del Estado, a presencia de tropas o de gente reunida con armas o sin ellas levantase la voz desconociendo al gobierno o alguna otra autoridad legítima (…) queda ipso facto fuera de la ley (…) en consecuencia, cualquiera puede quitarle la vida, y el que lo verifique será gratificado con quinientos pesos que se le pagarán del tesoro público (…) se le daría empleo a juicio del e gobierno. (Álvarez Lejarza, 2001.P.33-34).

Pero para estar más seguros de cómo convertir a cualquier ciudadano en un frío asesino -con tal de acallar o prevenir cualquier mínimo intento de protesta- y de malhechor en bienhechor, tras cometido el crimen de un nicoyano. Véase lo que dice el Art.3 de este mismo decreto “Declarar benemérito, además un premio de cinco mil pesos al que de muerte al individuo que por golpe de sedición se apodere del mando supremo”. (Álvarez Lejarza, 2001.P.34).

El gobierno de Nicaragua de entonces, liderado de hecho, por el militar leonés Casto Fonseca, no protestó contra los excesos de sus vecinos ticos, además de aumentar la coerción contra sus rivales granadino-orientales, se preparó en una aventura bélica contra El Salvador y Honduras. Esto tuvo como consecuencia la desastrosa Guerra de Malespín entre los años de 1844 y 1845, que tuvo como escenario la ciudad de León. Este hecho demostraba epicentro de las relaciones de Nicaragua, estaba con los estados vecinos del Norte, como en los tiempos de la Colonia. La capital del Estado, León, uno de los principales centros de poder, estaba mucho más cerca de Honduras y El Salvador. Razón por la cual todos los conflictos interestatales -que por supuesto involucraban a Guatemala- tenían serias resonancias en Nicaragua.

La Frustrada misión de Tijerino y los tratados de Masaya en 1846.

En los primeros días de enero de 1843, llegó Don Toribio Tijerino a San José, recibido en medio de una actitud fría de los funcionarios ticos, no obtuvo mas respuesta, que el viejo ardid de Costa Rica: una propuesta de Confederación con Nicaragua; Guanacaste había sido depositado por el Congreso Federal a Costa Rica; que la solución del problema se contemplara en a nivel de las asambleas legislativas de ambos países. El intercambio de notas entre ambos gobiernos, se dejó entrever la vieja urdidumbre de Costa Rica, ganar tiempo, para ganar a la larga, el diferendo. (Álvarez Lejarza, 2001.P.34-35).La falacia de unidad con Nicaragua la dejó totalmente en entredicha un fragmento del diálogo entre el encargado de negocios norteamericano William Carey Jones en C. R. y el político costarricense Juan Rafael Mora. Cuando este le preguntó de que si en verdad iba a realizarse la unidad entre Nicaragua y Costa Rica Mora le respondió “que el carácter turbulento de los habitantes de Nicaragua y la condición de ser propensos a las guerras civiles en contraste con las disposiciones generales, de orden y sumisión a las autoridades costarricenses, hacía imposible esa unión” (Álvarez Lejarza, 2001.P36)

Finalizada la Guerra de Malespín el Gobierno de Costa Rica, en 1846 envió sus delegados para entenderse con el nuevo Gobierno, este puesto sobre aviso, nombró como delegados a los señores Laureano Pineda y Juan José Zavala, doctores en derecho y conocedores a fondo del problema. Es válido acotar aquí que el primero era originario de Rivas, muy cercano a las familias afectadas del Guanacaste. En la reunión, no exenta de incidentes ante la tenacidad de los costarricenses, con la devolución de Nicoya. Nicaragua llegó incluso a amenazar con recurrir a la guerra. Por fin se firmaron los tres tratados propuestos por Costa Rica. Que en general se sintetizaban en los siguientes puntos: 1- en caso de agresión inglesa, Costa Rica apoyaría a Nicaragua; el establecimiento de un Gobierno Federal. 2- regular la navegación del río san Juan Costa Rica, podría trasladar sus mercaderías a través del río de conformidad con las regulaciones que podría establecer Nicaragua, CR podría establecer una aduana en San Alfonso, 25 a 30 millas al sur de la confluencia con el San Juan. 3- Derechos de Nicaragua sobre el río San Juan y 25 millas al sur entre las fronteras del río Salto y el Atlántico. Someter a un arbitraje las fronteras de Guanacaste y Nicoya, con árbitros centroamericanos.. Ante la no definición de las fronteras en la parte Sur del San Juan, se propuso que la línea fronteriza debería establecer partiendo de punto medio de los puntos que habían servido de referencia durante la administración Colonial. Esto es un punto medio entre Matina por Costa Rica y San Juan del Norte por Nicaragua. (Álvarez Lejarza, 2001.P.39-42).

La asamblea legislativa de Nicaragua ratificó estos tratados, pero la de Costa Rica. El intercambio de correspondencia, revela la ansiedad de Nicaragua por resolver el problema de forma definitiva con Costa Rica, dado el peso cada vez mayor que tenían las contradicciones con Gran Bretaña. Costa Rica ni asistió a la dieta de Nacaome, y respondió con evasivas prolongando el arreglo definitivo del Guanacaste y el San Juan. (Gamez1975.P.426-427) en la práctica estaban claro del peso de las contradicciones británico –nicaragüense por el territorio de la Mosquitia. Ellos tenían otros planes en perspectiva estratégica.

Gran Bretaña en escena. EL avance hacia el Lago y el San Juan.

Costa Rica desde la década de 1820 había incursionado exitosamente en la producción de café, favorecida por la estabilidad política, con menos habitantes y sin los problemas de los vecinos del Norte, hacia 1840 había alcanzado un auge económico, con en el crecimiento de las exportaciones de café hacia los mercados europeos. Sin embargo uno de sus mayores problemas era que las salidas de sus productos las realizaba por el Pacífico, lo que les resultaba muy costoso. De allí que las medidas de 1841, de considerar a Guanacaste, como parte integral de su territorio tenga como objetivo principal su acercamiento (y apropiación del) al Gran Lago y el Río San Juan. Este último, teniendo una salida por el puerto de San Juan del Norte, era la ansiada vía para sacar las cargas de café por el Océano Atlántico.

En esta última dirección deberían de contar con un aliado poderoso con fuerte contradicciones con Nicaragua. Gran Bretaña, desde el siglo XVII había patrocinado el establecimiento de la llamada “Monarquía Misquita” en el litoral Atlántico. Ahora en el siglo XIX, en nombre de del Rey Mosco los ingleses, reclamaban como parte de la Mosquitia el Puerto de San Juan del Norte y en 1848 procedieron a ocuparlo militarmente avanzaron por el río hasta El Castillo. Esto dio como resultado en marzo de este año el tratado de la Isla de Cuba, en Granada, entre Inglaterra y Nicaragua. Costa Rica expresó públicamente su agrado por este hecho, la prensa oficial en San José exaltó “Las ventajas inmediatas que derivaría Costa Rica de la ocupación de San Juan por un gobierno ilustrado”, todo esto se da en medio de la visita oficial W. D. Christie, nombrado por la reina Victoria cónsul inglés ante la Mosquitia. Los mosquitos a instancia de Inglaterra ya no extienden su reclamo a todo el litoral Atlántico costarricense hasta el Escudo de Veragua, como lo habían hecho históricamente. Esto fue posible gracias a un tratado entre el gobierno de Costa Rica y el Cónsul General inglés para Centroamérica, en donde además de reconocer su calidad de estado independiente, Inglaterra le “reconoce sus derechos sobre el San Juan”. (Bolaños G., 2000. P.14) En 1849, el diplomático costarricense Felipe Molina se niega a ayudar a Francisco Castellón en Londres en sus reclamos sobre la Mosquitia, porque como él mismo lo explicará años después ¿habrá persona con dos dedos de frente, que conociendo los antecedentes del litigio del Guanacaste, espere que el representante de Costa Rica secunde los reclamos de Nicaragua acerca de la Mosquitia?. (Bolaños G.2000.P.15).

Por estos años se incrementó la preocupación de las grandes potencias por construir un canal interoceánico y Nicaragua ocupaba una geografía estratégica y privilegiada, por los potenciales accesos del Río San Juan y el Gran Lago entre el Atlántico y el Pacífico. De allí en creciente interés de Inglaterra, por controlar la vía del San Juan, por supuesto que los costarricenses no podían quedarse atrás y trataron de sacar provecho de esta situación. Nicaragua, también despertó el interés de los Estados Unidos, cuyo poderío venía en creciente. Entre 1849 y 1850 estuvo en el país, el célebre diplomático norteamericano E. G. Squier, el descubrimiento de oro en California, acrecentó el interés por la comunicación interoceánica. En agosto de 1849, el Gobierno de Nicaragua realizó un tratado con una compañía privada norteamericana, cuyo principal socio era el comodoro Vanderbilt. En esencia consistió en el derecho por parte de la compañía a construir un canal a través del territorio y la navegación por medio de vapores por el río y el lago. (Gamez1975.P.484-493) El funcionamiento de esta compañía entre 1850 y 1868, trasladando viajeros de la costa Este hacia la costa Oeste Norteamericana, implicó que a esta parte de la geografía nicaragüense se le denominara la Vía del Tránsito.

Costa Rica en estas circunstancias no descansó en sus maniobras alegando sus derechos sobre el Gran Lago y el Río. J. T. de Marcoleta, ministro de Nicaragua en Washington logró en 1852, develar una patraña, cuando al conocer el texto del tratado Crampton –Webster, y envió una protesta al Secretario de Estado norteamericano, Daniel Webster. Los contenidos básicos este tratado, eran los siguientes: Inglaterra y EE.UU. reconocían la soberanía de Costa Rica sobre Guanacaste y el derecho de navegar por el Gran Lago y el San Juan; el derecho del rey Mosco, de un tercio de Nicaragua que ya ocupaba ilegalmente; garantías totales para la Compañía del Tránsito; derechos de soberanía total de los norteamericanos en San Juan del Norte; respetar las concesiones del soberano mosco a los ingleses y reconocimiento del Protectorado Mosquito por parte de los ingleses. Al tomarse estos acuerdos no hubo presencia de una representación de Nicaragua, (el dueño del territorio) se vio a este país tan solo como socio de Costa Rica.

Los preparativos de Guerra de 1849-1854., ¿contra quién?

Mucho se ha hablado de los aportes sustanciales que realizó Costa Rica durante la Guerra Nacional, para que Nicaragua se librara de la amenaza de Walker, pero en las historias convencionales, no se reflejan los antecedentes inmediatos de este suceso.. Esto no niega en lo absoluto el respeto que se merecen los miles de pobladores y soldados costarricenses que participaron y dieron su vida para librar a Nicaragua de la amenaza filibustera. Porque-desde antes de Walker- los círculos de poder, maquinaban, -para aprovechar el estado de conflictos en Nicaragua, y ocupar por la fuerza la potencial ruta canalera: el Gran Lago y el San Juan.

En septiembre de 1848, durante la Administración de Don José Guerrero, Nicaragua reclamó al enviado especial Don Felipe Molina, entre otras cosas la falta de ratificación de Costa Rica de los tratados de 1846; el uso indebido del Sarapiquí y el San Juan; la retención ilegal del Guanacaste; contra la intervención extranjera (de Inglaterra) que proponía la desmembración del territorio a favor de Costa Rica. (Gámez, 1975.P.426-428) Molina salió trasquilado, porque su conducta inicial fue, la de desentenderse de los tratado de 1846 y proponer una compensación pecuniaria, a cambio de que Nicaragua cediera una línea fronteriza siguiendo en dirección del río La Flor en el Pacífico, hasta la desembocadura del San Juan.

Tras el fracaso de estas pláticas Nicaragua tuvo conocimiento de una misión de este diplomático en Londres, para solicitar apoyo a Inglaterra, y dos meses después de la misma llegaron noticias de que Costa Rica, se preparaba para la guerra. Hubo evidencias de la compra de mil fusiles en Puntarenas destinados a Nicaragua; del apostamiento de partidas de tropas en la frontera; y el avituallamiento embarcaciones armadas. Según el historiador Gámez”: “las cosas, solamente allí llegaron”. (Gámez, 1975.P.434-435).

Pero las cosas no llegaron hasta allí, Costa Rica se percató de que ya la posición de Nicaragua, no era la misma de los años anteriores, en verdad ya le había prestado atención a la parte Meridional y Oriental de su territorio. Entonces procedieron a prepararse para garantizar por la fuerza lo que ya ellos consideraban como, propio (Guanacaste) y lograr su expansión hacia el Gran Lago y el San Juan. Desde 1849 por ley todos los varones entre 15 y 60 años están obligados a prestar servicio militar, por tanto cuentan en sus filas activas con 5.000 milicianos, cuentan con cuerpos de caballería y artillería , su armamento era el mejor y mas moderno de Centroamérica. Entre 1852 y 1854 se completó la dotación de los modernos fusiles “Minié” para las tropas generales, además, se incluyeron modernas piezas de artillería con grandes cantidades de municiones y pólvora (Bolaños G, 2000.P.20-21).

En este mismo año, el Estado Costarricense, -representado por Juan Rafael Mora- en una posición de fuerza, primero: rechaza la propuesta de arreglo que le hace el delegado del mandatario legitimista nicaragüense Fruto Chamorro. Quien propone resolver el problema de Guanacaste por medio de una venta de Nicaragua a Costa Rica, por valor de 500.000 pesos, pero además otorgar la libre navegación de Costa Rica por el Sarapiquí y el San Juan, pero que la frontera deberá trazarse varias leguas al Sur paralelo al Lago y el San Juan en toda la línea fronteriza. Costa Rica contrapone que no va a comprar lo que es suyo; segundo que su límite fronterizo va sobre el río La Flor y la ribera del Lago, hasta la salida del San Juan en el Atlántico. (Bolaños G, 2000.P.21-22).

Segundo: Mora va entrevistarse con el líder opositor Buenaventura Selva a Guanacaste, para informarle que en caso de revolución en Nicaragua su gobierno no apoyaría al gobierno de Chamorro, con quien se han roto las relaciones. Selva quien días antes había prometido a Mora, ceder Guanacaste a cambio de su neutralidad, corrió a informarles a los emigrados residentes en Honduras de esta situación, para solicitar los auxilios que necesitaban del General Cabañas e invadir Nicaragua por Occidente. (Gámez, 1975.P.709-710; Bolaños G, 2000.P.24-25). Esto --como lo había calculado Mora- dio paso a una nueva y sangrienta guerra civil en Nicaragua.

Después, todo era dejar que los acontecimientos transcurrieran, porque el estado de guerra civil, iba a dejar debilitado a Nicaragua y a las facciones. La facción vencedora de la contienda,(tanto los democráticos, comprometidos a hacer concesiones a C.R., así como los legitimistas opuestos a la concesión total) tendría que negociar en una posición de debilidad, siempre a favor de Costa Rica, de lo contrario tendría que enfrentarse a una nación fortalecida, con condiciones de derrotarla militarmente.

William Walker: el villano oportuno.

Mientras la guerra continúa en Nicaragua, en 1855 el Estado toma medidas de apropiación. Se construyen caminos de penetración hacia poblados adyacentes al Gran Lago y los ríos; plantan una bandera en una isla del río San Juan. Están impacientes por guerrear contra Nicaragua, esta posibilidad se presentó cuando en junio de 1855, tropas legitimistas capturaron en Guanacaste a 8 democráticos leoneses. Las autoridades a través de los medios de prensa avivan el odio de la población contra los nicaragüenses que “violaron la soberanía costarricense en Guanacaste”. El Gobierno de Mora reclamó enérgicamente al Gobierno legitimista. Una carta citada en junio de 1855 citada por Bolaños G. dice entre sus partes lo siguiente: Si Nicaragua no accede, al instante enviaremos 1.500 hombres a que marchen a Granada y dicten nuestros términos (…) Hoy tenemos 5.000 hombres a las treinta horas del aviso,(…) con armas nuevas, mejor entrenados artillería y cañones nuevos, 500 rifles nuevos, etc. – en verdad, deseamos ansiosos la guerra y creemos que ya llegó la hora. (Bolaños G, 2000.P.24).

El filibustero Walker, en este momento, no representa ningún peligro, por el contrario distrae al gobierno de Granada de los objetivos de Costa Rica, es un aliado oportuno. En tanto, aceptan las explicaciones del gobierno granadino. No es el momento de ir a la guerra. Pero esta posición cambia cuando el filibustero se fortaleció, sobre todo, con la toma de Granada en octubre de 1855 porque no era mismo negociar con un gobierno nicaragüense debilitado, que con un filibustero fortalecido después de la toma de Granada a fines de 1855. El filibustero tiene intereses extrarregionales e interesado, -como el Estado costarricense- en la línea del Tránsito.

En noviembre de este mismo año se dio la proclama patriótica de Juan Rafael Mora, refiriéndose a la amenaza de Walker a Costa. Rica pero no declara la guerra al filibustero, sino hasta la finalización de los cortes de café en febrero del año siguiente. Organiza un ejército de 9.000 hombres. Es interesante el contenido de la segunda proclama…marchemos a Nicaragua a destruir esa falange impía…no vamos a lidiar por un pedazo de tierra…no vamos a luchar por redimir a nuestros hermanos de la mas inicua tiranía.(Bolaños G, 2000.P.26). Estos fueron los principales argumentos que utilizó Mora para convencer y lograr participación del pueblo costarricense en la Guerra Nacional, junto a los demás estados centroamericanos. Lo que permitió la derrota del total filibustero en Nicaragua. Salvo que tras la fachada de conjurar la amenaza de Walker, la alta beligerancia de Costa Rica tuvo como principal objetivo, cobrar con creces, los costos invertidos en la “Campaña patriótica”.

El tratado Cañas –Jerez de abril de 1858.

Costa Rica aprovecha ventajosamente la guerra contra Walker, para afianzar su dominio sobre Guanacaste (en tanto su movimiento de ocupación terminó por anular los intentos anti-anexionistas de los pobladores nicoyanos) y para ampliar su conquista sobre el río San Juan y el Gran Lago, entre diciembre de 1856 y febrero de 1857. En este afán concertaron una alianza con el Comodoro Vanderbilt, interesado personalmente en arruinar a sus ex socios de la Compañía Accesoria del Tránsito, aliados de Walker. Este personaje fue quien le facilitó al gobierno tico: armas y guías para ocupar los principales puestos militares; una gran cantidad de dinero para comprar las deserciones filibusteras. (Bolaños Geyer, 1999. P.145-151).

Lograda la rendición y derrota total de Walker en mayo de 1857, los cálculos de Mora y la élite costarricense fueron de que las facciones partidistas nicaragüenses iban a entrar en guerra y ellos aprovecharían para pasar a controlar toda la Ruta del Tránsito desde San Carlos a San Juan del Norte, sus puestos principales y los transportes. Uno de sus principales cuadros militares el Gral. José Mª Cañas se quedó en Nicaragua realizando gestiones a favor de este objetivo, este logró con suma facilidad al convencer a Martínez y Jerez de que las tropas costarricenses iban a impedir por este puntos una nueva amenaza de Walker.

Aunque Jerez y Martínez, los caudillos de las facciones concertaron un acuerdo de gobernabilidad, Costa Rica continuó adelante con sus planes. Había salido fortalecida de la guerra, su ejército fue el de mayor tamaño y mejor armado de Centroamérica ( entre 5.000 o 9.000 hombres) a pesar de tener de ser la porción geográfica más pequeña de C.A. y con menos habitantes. Esto le permitió jugar un rol beligerante por encima de sus vecinos en la victoria sobre las huestes filibusteras. Era el momento de reclamar el premio.

En la política costarricense fueron notorias Cuatro iniciativas, aprovechando la debilidad del Estado Nicaragüense. Primera: intento de segregar una parte del territorio nicaragüense a favor de construir un artificio de Estado en la línea del Transito, que en el futuro pudiera agregarse a Costa Rica Segunda: ampliar el sentimiento anexionista hacia otros departamentos cercanos a la vía. (Tercera: concertar un ventajoso tratado con el Estado Nicaragüense para lograr la concesión definitiva de Guanacaste y el control o en última instancia el control parcial del Gran Lago y el Río San Juan hasta la desembocadura. Cuarta: Aprovechar las ventajas militares para ocupar por la fuerza las mencionadas posesiones y obligar a negociar a Nicaragua.

La primera fracasó al no obtener el necesario consenso poblacional y respaldo internacional,(Alvarez,2001.p,59) la segunda se restringió a un grupo prominente de propietarios granadinos (Lanuza,1983.P.101). Pero en lo que si lograron éxito fue en la cuarta opción, lograron concertar tratados como el Juárez- Cañas, en el mes de julio, en los que Nicaragua, cedía el Guanacaste.

Mas, esta concesión de Nicaragua, basada en la emotividad del agradecimiento a su vecino por su papel en la lucha contra Walker, fue comprendida como debilidad por los costarricenses y en octubre pusieron en práctica la cuarta opción. Cañas en comunicación al gobierno nicaragüense declara que él está en Nicaragua para garantizar el cumplimiento de un tratado que Costa Rica ha realizado en junio con los señores Harris y W.R.C. Webster. Quienes van a entregar a Costa Rica 250.000 dólares a cambio de la ruta del tránsito y sus vapores. Todo esto a espaldas de Nicaragua. Entonces “no habían lidiado por un pedazo de tierra” era por la apropiación de un vasto territorio: Guanacaste, Nicoya, el Gran Lago y el San Juan. Tras reforzar las guarniciones en octubre, procedió Cañas a desalojar a las tropas nicas de las guarniciones. En decreto de 19 de octubre Nicaragua estaba en guerra con Costa Rica, argumentando su s derechos sobre Guanacaste, sus ríos, sus bosques y la Vía del Tránsito. Escasos de armas y municiones, con el arrojo que les caracterizaba los nicaragüenses se prepararon para la guerra.

Los costarricenses al darse cuenta de ello, salieron en desbandada. Pero desde San José sacaron el as de la manga, que siempre les había dado resultado: las maniobras político-diplomáticas. A fines de noviembre, Cañas es comisionado por su cuñado, el Presidente Mora para que en compañía de un señor Emiliano Cuadra de origen nicaragüense, para buscar un arreglo con Nicaragua. Estos enviaron mensajes de paz a los mandatarios Martínez –Jerez. La reunión de las delegaciones se dio en la ciudad de Rivas, y firmaron el 8 de diciembre, lo que se llamó Convenio Martínez –Cañas. En este acuerdo a pesar de la posición de fuerza que llevaba Nicaragua y los temores de los costarricenses, Martínez y Jerez acordaron mantener las concesiones del Tratado Juárez- Cañas a Costa Rica que era la cesión del Guanacaste y la prioridad a Costa Rica de proponer las demarcaciones al norte de su territorio. (Alvarez,2001.p,79 81).

Hubo un factor que incidió en la apresurada firma de este tratado, que sentó las bases del Tratado Cañas- Jerez de abril de 1858. La repentina reaparición de Walker, quien al tanto de la situación entre ambos países, aceleró sus planes de invasión y en noviembre de ese año, desembarcó con más de 600 hombres por San Juan del Norte y penetró sobre el río derrotó a la guarnición tica de El Castillo. Esto hizo que los gobernantes nicaragüenses entraran en zozobra e hicieron las concesiones que solicitaron los costarricenses. La amenaza de Walker no prosperó al ser capturado por el comodoro Pauling y enviado a los EE.UU., pero si como puede observarse claramente, obró en beneficio de los costarricenses. En abril de 1858, se celebró el tratado de límites en San José C. R. Nicaragua concedió a Costa Rica, el Departamento del Guanacaste y el derecho de navegación perpetua sobre el Río San Juan, la margen derecha del mimo río a partir de El Castillo hasta la desembocadura incluidas las islas del delta. Nicaragua conservaba por su parte la soberanía del Gran Lago y el San Juan.

Hay criterios en torno a ponderar la misión de Jerez en tanto aseguran, que aunque entregó Guanacaste, logró garantizar la soberanía del Gran Lago y el Río San Juan. Este punto de vista es tan absurdo y revela un gran desconocimiento de las raíces del problema. Por el Utis Possidetis Jure, todo lo que comprendía los antiguos partidos de Nicoya y Guanacaste pertenecían a Nicaragua hasta la 1821 y su límite se extendía hasta el río El Salto por el Pacífico y la línea recta de este río hasta el Atlántico, estaba alejada de la desembocadura del Atlántico. Haciendo alusión a estos derechos durante los tratados de 1846, los Dres. Laureano Pineda Y J. J. Zavala con la debida firmeza le replicaron al delegado tico, que “ni la historia, ni los recuerdos de la tradición señalan ningún hecho de que se pueda colegir que la autoridad del Gobernador de Cartago se estendiera mas acá de Matina hacia el Norte por una legua mas siquiera, y mucho menos para haber traído su jurisdicción hasta la orilla derecha de la Bahía de San Juan(Zavala y Pineda cit. por Bolaños, 1998. p.21).

En esencia, las demandas de los costarricenses, fueron satisfechas. Un elemento que primó fue la estrecha amistad que había existido entre Jerez y Cañas, ambos partidarios de la Unión Centroamericana, además de Cañas, el selecto grupo de delegados ticos tenía un mismo discurso engolosinar a Jerez con lo del sacrificio de la flor y nata de la juventud costarricense en la Guerra Nacional y el aporte que podría hacer él (Jerez) a la construcción de la patria grande: la Unión Centroamericana.(Álvarez,2001.p.89-92)Nuevamente Nicaragua sucumbió ante la habilidad, astucia e inescrupulosidad de la que habían hecho gala sus vecinos desde 1824,. Nicaragua perdió en este tratado a cambio de nada, solo que esta vez fue de forma definitiva, una décima parte del territorio actual. Costa Rica ganó un tercio de su territorio una fértil y estratégica extensión geográfica que le permitió acrecentar su desarrollo económico político y social.

Este tratado, dejó abierta la posibilidad de mayores expectativas a Costa Rica con una línea trazada al borde de la ruta canalera, por tanto con ciertos derechos sobre la misma y sin definiciones precisas. En 1871el presidente Vicente Cuadra, desconoció el tratado de 1858, igual postura sostuvo su sucesor Pedro Joaquín Chamorro entre 1875 y 1879, provocando, la reacción brusca del mandatario Gral. Tomás Guardia. Al no poder convencerlos por la vía diplomática, recurrió al viejo ardid de sus predecesores. Primero en 1872 invirtiendo recursos para sublevar a la oficialidad de Cuadra incluso, asesinarlo; después en 1876 utilizando al mismo general Máximo Jerez para que encabezara una rebelión contra Chamorro.

Las asonadas y complots no tuvieran resonancias de otros años en la época y ambos movimientos fracasaron. Los problemas persistieron, porque Costa Rica exigía su participación en los proyectos del canal interoceánico. Durante el Gobierno de don Evaristo Carazo, previas tensiones, no ausente de provocaciones tales como la navegación en 1886 de un buque de guerra tico sobre el río, ambos países, se sometieron a un laudo que tendría como arbitro al presidente de los EE.UU. Stephen C. Cleveland en el año de 1888.

El Laudo Cleveland y los laudos Alexander (1888-1900).

El Laudo Cleveland en 1888 y los posteriores laudos Alexander, fueron producto de una solicitud de ambos países de someter las interpretaciones del Tratado Cañas Jerez a un arbitraje internacional, ante la insistencia de Costa Rica de obtener derechos sobre el proyectado canal interoceánico por el San Juan y el Gran Lago. Estos laudos en su conjunto dieron la razón a Nicaragua sobre su soberanía total sobre el San Juan y reafirmaron el carácter netamente consultivo de Costa Rica, referente a cualquier proyecto canalero.

Los laudos Alexander (entre 1897 y 1900) en particular, fueron, una interpretación minuciosa en el terreno, definieron una serie de particularidades técnicas del mencionado Tratado. E. P. Alexander, experto ingeniero, nombrado por Cleveland para trazar la línea divisoria entre ambos países, hizo un estudio sobre los puntos de disputa que hasta hoy son objeto de agudas contradicciones. La línea divisoria la trazó del extremo Noroeste de tierra firme de Punta de Castilla “Su dirección será recta y Suroeste a través del banco de arena desde el Mar Caribe hasta llegar a la Laguna de Harbour Head (…) Al llegar a las aguas de la Laguna del Harbour Head, la línea divisoria dará la vuelta a la izquierda, o sea al Suroeste y continuará marcándose en el primer caño que encuentre(Alexander lauddo1) Esta línea según el experto llega hasta el propio río San Juan.

La interpretación actual de Costa Rica es que la línea que da vuelta sobre partes de tierra que se han encenagado a través del tiempo, ignorando el primer caño que también fue obstruido con el paso de los años. Desde el mismo año del Tratado en octubre de 1858, una tormenta inició un proceso de obstrucción casi total del río, desviándose sus aguas hacia el ramal del Colorado. En el año 2010, tras un minucioso estudio por parte de expertos Nicaragua inició el proceso de dragado en el sitio del primer caño, provocando lo que hoy está siendo discutido y decidido en el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. El mismo experto Alexander, quien estudió los cambios que se habían dado durante treinta años, y previniendo los que iban a darse en el futuro, sentenció:..el Río San Juan debe ser considerado un Río navegable ,yo por consiguiente declaro, ser la exacta línea de división entre la jurisdicción de los países, el borde de las aguas sobre la margen derecha, cuando el río se halla en estado navegable…””(Alexander laudo 3 1898 ) En sus reclamos, Costa Rica ignora la existencia de este caño argumento que puede ser refutado por los mapas anteriores al desastre de 18598 que revelan la existencia de este y otros caños cuando el caudal del río estaba en su estado normal.(Aguirre S. Managua 2002.P.90,148 y 158; Bolaños 2000p. 70-100). Es decir que a Nicaragua le favorecen el Derecho y la Historia.

Conclusiones.

1-Los grupos dominantes en el territorio, repentinamente separados de España, se abocaron a tratar de llenar el vacío de poder dejado por la corona española, empero, el predominio de sentimientos localistas, las animosidades políticas y sociales, condujeron a un estado de violencia colectiva que se inició en 1823 y se prolongó hasta el año de 1857. Las facciones volcadas en sus conflictos internos no estuvieron en capacidad ni de consolidar, ni conservar la integridad territorial del Estado, ni de atender a los habitantes de sus jurisdicciones. Por tanto fueron incapaces de contener el proceso expansivo Costa Rica, a costa de Nicaragua. La ocupación de Guanacaste les permitió a los costarricenses, acercarse a su objetivo estratégico: el Río San Juan (incluso el Gran Lago), para realizar sus transacciones comerciales.

2-Hacia la década de 1840, cuando las élites locales reaccionaron y empiezan a tratar de darle repuesta a los problemas de límites, sobre todo a partir de la administración de José León Sandoval en 1845: los problemas se habían tornado complejos en tanto Gran Bretaña empezó a presionar con mas énfasis y a realizar acciones militares, para hacer “valer los derechos del reinado Mosquito” sobre el San Juan y la vía del Canal. Mientras Costa Rica se preparó para consolidar el territorio ganado (El Guanacaste) y conquistar los bordes del Gran Lago y el San Juan hasta la desembocadura. Es decir, que nuestra incipiente diplomacia tuvo que combatir en dos frentes.

3-Costa Rica con una unidad política lograda desde los años veinte, del siglo XIX, supo moverse hábilmente, manejando un discurso unitario, pero sin comprometerse en los conflictos de la Región, lo que le permitió impulsar su desarrollo económico. Por otro lado, pudo neutralizar políticamente a Nicaragua, con ardides que le permitieron ganar tiempo, mientras estallaban los problemas internos en este país, en algunos casos hasta ayudó a incentivarlos. Desarrolló alianzas extrarregionales (con Inglaterra y aventureros de toda laya), con tal de lograr sus objetivos. En su auxilio ocurrió la repentina llegada Walker y con él la Guerra Nacional, lo que permitió negociar en 1858, en una ventajosa situación, el Tratado Cañas–Jerez frente a una Nicaragua destruida por la guerra y temerosa de una nueva invasión filibustera.

4 -Por el contrario en Nicaragua el concepto de unidad Estado Nación estuvo distorsionado en esos años, las élites vivían más apegadas a los intereses particulares y locales que a la idea defender los intereses de una colectividad o territorio nacional, esto lo pueden comprobar muchos ejemplos. En marzo de 1850, un grupo de grandes propietarios del Departamento Occidental, de apellidos Venerio, Plazaola, Cosio, Robelo y Gasteazoro, llegaron a León a solicitar ante el encargado de negocios de España, ser admitidos como súbditos del Rey de España, renunciando a su nacionalidad nicaragüense con el objeto de “quedar exentos de cargos concejiles, de contribuciones de guerra, empréstitos y toda clase de servicios en virtud del tratado celebrado entre España y Nicaragua(Gámez 1975.P.649). Pero sus oponentes Orientales no se quedaron atrás, en 1857, recién pasada la guerra patriótica contra Walker, miembros prominentes de la élite granadina solicitaron al General tico José Mª Cañas, que el Departamento Oriental, pasara a ser parte integrante del territorio de Costa Rica. (Lanuza, 1983. P.101).

5- El concepto de Estado –Nación fue una idea desarticulada, o en proceso de construcción desde 1821 a 1857. Este se va a desarrollar y generalizar, hasta después de la Guerra Nacional, y favoreció a su vez la constitución del Estado oligárquico, en 1858. No fue sino hasta 1871, en una coyuntura diferente, durante la administración de Don Vicente Cuadra, que Nicaragua desconoció el Tratado Cañas -Jerez y solicitó los conocidos arbitrajes internacionales, es decir que ya tienen definida- desde su perspectiva ideológica- una visión estratégica de nación y de proyectos también estratégicos a partir de sus posesiones territoriales. Fue esta dirección en que en 1894, además de tomarse iniciativas por parte del Estado para delimitar sus fronteras, se proceda a incorporar La Mosquitia, durante la Administración del Gral. José Santos Zelaya. Esto no excluyó en años posteriores, conductas interferentes como, los intentos de dividir la Costa Atlántica en 1909.(Zelaya 1910. p.41). o la entrega de San Andrés en 1928, en función de intereses antinacionales y de circunstancias, por parte de políticos oportunistas.

Bibliografía y Otras Fuentes Consultadas.

1-Álvarez Lejarza, Miguel: De cómo Perdimos las Provincias de Nicoya y Guanacaste.Managua AGHN. Printed. 2001.143 p.

2-Aguirre Sacasa, Francisco. Un Atlas Histórico de Nicaragua. Managua. Fundación Vida. 2002.250 p.

3-Bolaños Geyer, Alejandro. San Juan de Nicaragua. Managua, Banco Central de Nicaragua 1998(2ª edición).54 p.

4---------------------------------. Sepultado en el olvido: el cadáver de San Juan de Nicaragua. Alias San Juan del Norte. Alias Greytown (1539-1984).Masaya,(S.E.) .2000.123 p.

5----------------------------------.William Walker, El Predestinado. Managua CIRA. 1999.232 P.

6-Esgueva, Antonio. Las leyes electorales en la Historia de Nicaragua. Managua, Consejo Supremo Electoral de Nicaragua 1995. 3 tomos.

7-Gámez, José Dolores. Historia Moderna de Nicaragua. Colección Cultural banco de América. Managua 1975.776 p.

8-García Herdocia, Eduardo. Las disputas Internacionales de Nicaragua y otras Situaciones. Managua .Hispamer. 2006. 344 p.

9-Lanuza, Alberto. Economía y sociedad en la construcción del Estado en Nicaragua. ICAP. San José C.R. 1983. 280 p.

10-Madriz Fornos, Manuel. El Río San Juan, una Vía de Comercio Perpetua: la Aplicación del Régimen Jurídico de la Frontera Sur. Managua Impresiones Troqueles 2008 152 p.

11-Nicaragua. Exposición y alegato de Comisión Nicaragüense al Arbitro E. P, Alexander sobre la Cuestion de Límites entre Nicaragua y Costa Rica. Managua s.l.e.1897. 148 p. (incluye el Texto en inglés y español del laudo Alexander en 1897).

12-Pérez Zeledón, Pedro. Replica al alegato de Nicaragua. Gibson Bross, Printed and Booker under. Washington 1887.

13-Pérez, Jerónimo. Obras. Managua. Colección Cultural Banco de América.,1975. 875 p.

14 - Zelaya, JS. La Revolución de Nicaragua y los Estados Unidos. Madrid, España. 1910. Imprenta Bernardo Rodríguez.

* Historiador de la Sala de Investigadores de la Biblioteca del Banco Central de Nicaragua

Imagen de la Portada: Tomada de El Nuevo Diario del 14 de febrero 2011 - www.elnuevodiario.com.ni