miércoles, 23 de enero de 2013

“De aquí no me voy tío y si las cosas se ponen malas, vengo preparado” El 22 de enero de 1967 y sus entretelones.


Rafael Casanova Fuertes* 

Eran los inicios de 1967, la oposición antisomocista,  aglutinada en la Unión Nacional Opositora (UNO) e integrada por los partidos Conservador de Nicaragua, Socialcristiano y Liberal Independiente, se aprestaba a realizar su cierre de campaña. “Tachito” Somoza Debayle se preparaba a través del Partido liberal Nacionalista, para darle continuidad al régimen dinástico, en medio de un proceso electoral violento y lleno de irregularidades. Gobernaba el país el Dr. Lorenzo Guerrero, quien había sustituido al fallecido Dr. René Schick, el lapso civilista llegaba a su fin. En la dirigencia opositora predominaron los prejuicios anticomunistas, razón por la cual excluyeron a la alianza de izquierda: Movilización Republicana (MR), integrada por los socialistas del PSN, el mismo partido MR y el  FSLN. (1) Este último, se apartó de la alianza, para darle prioridad a la formación de la base guerrillera de  Pancasán y a la lucha armada en general. No obstante, por diferentes razones, los cuadros miembros de estas fuerzas políticas, participaban en las manifestaciones y mítines de la UNO. Unos, exigiendo su participación en el movimiento opositor u otros tratando de canalizar la actitud combativa de las masas, hacia posiciones efectivas, contra el aparato de dominación somocista. Motivos por los cuales, es comprensible, que las concentraciones, opositoras fueran  tan heterogéneas.
Para contrarrestar estas marchas, Somoza Debayle ordenó la creación de grupos paramilitares como los AMROCS (Asociación de Militares Retirados, Obreros y Campesinos Somocistas), estos, vapuleaban y hasta asesinaban a opositores de forma impune. Como contrapartida la oposición organizó los CIVES (Comités Cívicos de Vigilancia y Defensa del Sufragio Electoral), la JAN (Juventud Agüerista Nicaragüense) y la JUNO (Juventud de la Unión Nacional Opositora). De todos ellos, el que tenía un tendido más amplio eran los CIVES, su labor principal fue la de jugar un limitado rol de autodefensa, en marchas y mítines de  la UNO contra las agresiones de  AMROCS y otras fuerzas de choque como los nicolasianos.
El plan de Agüero y la UNO. Sin embargo, la convocatoria pública al cierre, del domingo 22 de enero, no fue concebida como un acto  convencional. La dirigencia opositora había llegado a la conclusión, de que era imposible, vencer en la contienda electoral  del próximo mes de febrero, a un Somoza apoyado en la GN y el control total del Tribunal Supremo Electoral. Por tanto, la concentración de decenas de miles de opositores en la Avenida Roosevelt, se debería de convertir en una fuerza de presión para demandar principalmente ante el mando GN y la sociedad en general: a) la suspensión de las próximas  elecciones a celebrarse el día 5 de febrero; b)la prolongación del Gobierno del Dr. Lorenzo Guerrero y la convocatoria a nuevas elecciones; c)la vigilancia electoral internacional por parte de la OEA. El máximo dirigente opositor, Fernando Agüero, habló hasta de contactos con el Gral. Gustavo Montiel, el jefe de inteligencia de la GN y con la Iglesia.
 Por supuesto que no se podía concebir cualquier cambio–según la óptica de esta oposición-  sin la venia de los Estados Unidos y el mismo Dr. Agüero había realizado una gira en diciembre de 1966 y se había entrevistado con funcionarios del Gobierno de Lyndon  B. Johnson. No se conoce hasta ahora específicamente los resultados de estas gestiones. Lo que fue evidente, que Agüero presentó este plan, a la dirigencia de la UNO y sus colaboradores más cercanos en los primeros días de enero tras su regreso de Washington. En la UNO figuraban como máximos dirigentes además de Agüero, los conservadores Pedro Joaquín Chamorro C., Luis Pasos Arguello, Carlos Agüero Rocha; por los liberales independientes: Víctor Manuel Ordóñez, Juan Manuel Gutiérrez y Macario Estrada; y los socialcristianos: Orlando Robleto, Manolo Morales y Eduardo Rivas Gasteazoro.
La concentración en la Roosevelt. El resto de la historia, es más conocida. Desde primeras horas de la mañana, de ese domingo 22 de enero, decenas de miles de manifestantes se concentraron en la arteria principal de la vieja Managua, la Avenida Roosevelt. Rodeando al caudillo opositor, estaban los principales dirigentes de los partidos de la UNO, Agüero fue breve en su disertación, planteó que no se iban a retirar de la Roosevelt, hasta tanto no se marchara Somoza del país. En tribuna libre hicieron uso de la palabra, en distintas partes  de la avenida, representantes de distintas fuerzas políticas, entre otros: Michelle Najlis, por el FSLN (2); Dionisio Marenco y Julio López por los socialcristianos; Luis Sánchez Sancho y Adolfo Everst por los socialistas (3) Participaron además las organizaciones gremiales estudiantiles como el CEUCA y el CUUN controlados por los socialcristianos, las centrales obreras y campesinas: el MOSAN, la CGT(i), y la CCTAN, etc. De igual modo se coreaban diferentes consignas, aunque las más repetidas eran: ¡Basta ya!; ¡que se van se van…  cueste lo que cueste!; ¡No más Somoza! Pero entre las consignas salían vivas a las organizaciones y mueras a Somoza, hubo incluso vivas al Frente Sandinista. A las 10.00 a.m. los manifestantes avanzaron sobre la Roosevelt, en dirección a la “Loma de Tiscapa” llegando la vanguardia, hasta la esquina del Banco Nacional.
Inicio de la masacre. Hasta las 4.30 de la tarde en medio de las advertencias de la GN de que el permiso para la manifestación se había vencido, Agüero, ubicado frente al edificio, “Carlos  Cardenal”,  hizo una alocución llamando a un diálogo al alto mando GN para solucionar el problema nacional. Fácil de imaginar es que no obtuvo respuesta de ningún miembro de alto mando GN, por el contrario hubo nuevas y violentas advertencias para desalojar la Plaza y la Roosevelt. Algunos elementos opositores, con armas de guerra, empezaron a ocupar posiciones en las alturas de los edificios en los alrededores. Se tomó la decisión de avanzar hacia la “Loma de Tiscapa”, los manifestantes de atrás empezaron a presionar a los de adelante en aglomeración cerrada, estos se, encontraron a los soldados  GN, quienes,  les cerraron el paso alineados, con bayonetas caladas, bala en boca, adonde fue el Banco Central. El mayor Lee Wong hizo revisión de la fusilería, para que esta estuviera lista para disparar. Un grupo de GN se aprestó a hacer uso de una pipa de bomberos, pero ante ellos, se adelantó el Teniente Sixto Pineda para lanzar los chorros de agua sobre los manifestantes, un disparo, atribuido a los manifestantes, lo hirió mortalmente.
 Este incidente, fue una especie de señal para desencadenar el violento tiroteo, todo fue una confusión entre los disparos graneados de los manifestantes y el alto volumen de fuego de los guardias con sus Garand y de todo tipo de armas de guerra, contra una masa de civiles desarmados. En los árboles de laurel de la india, cercanos  al Banco se habían subido algunos jóvenes y niños quienes descolgaban pancartas con las consignas de “Basta Ya; No más Somoza”, etc., La GN hizo un fuego nutrido contra los arboles, quizás con la sospecha de que allí había francotiradores, los civiles caían como moscas de los arboles. Los francotiradores, y manifestantes de la UNO, lograron arralar o dispersar la primera fila de los soldados GN. Los que repuestos de la sorpresa, iniciaron una mortal cacería por la Avenida y sus alrededores, en medio de los gritos de heridos y moribundos que clamaban por auxilio. Disparaban de forma indiscriminada a mujeres, niños,  ancianos, personas desarmadas, que buscaban como protegerse. (4)   
El Gran Hotel y el fin de las hostilidades. Distintas versiones, calculan en trescientos el número de muertos y el de heridos en miles, (5) a lo se pueden agregar decenas de bajas, por parte de las fuerzas armadas. Se calculan en miles también el número de capturados en todo el país, incluidos opositores reconocidos que no estaban en el escenario, quienes, fueron detenidos en sus casas y llevados a las cárceles esa misma noche. Los francotiradores empezaron a desalojar sus posiciones,  a las 6.00 p.m. lo mismo hicieron otros, que se parapetaron en las esquinas. Agüero Rocha y resto de la dirección de la UNO, protegidos de sus más estrechos colaboradores, algunos de los cuales, fuertemente armados, se refugiaron en el Gran Hotel, tras ellos fueron gran cantidad de campesinos. El número de refugiados llegó a ser de casi 2.000 personas, de distintos estratos sociales. La reacción de la GN encabezada por el Coronel Iván Alegret, no se hizo esperar y tras rodear el edificio con 500 hombres, procedió al ataque, incluyendo el  disparo de cañonazos con los tanques blindados, como si se tratara de una guerra contra otro ejército. Los del edificio, en su mayoría con  pocas armas de guerra, armas cortas y de cacería respondieron el fuego.
 Esta situación se mantuvo alterna con breves lapsos de tregua, que imponía el traslado heridos a los hospitales, por parte de la Cruz Roja. La instalación, estaba a su vez, llena de huéspedes, dado que estaba  en pleno la celebración del Centenario del nacimiento de Rubén Darío. Con la venia de Agüero y demás dirigentes de la UNO, procedieron a tomar como rehenes a todos los huéspedes extranjeros entre los que se encontraban algunos norteamericanos. (6) Esta situación, obligó al mando GN a cesar disminuir la presión y a parlamentar con los sitiados, el diálogo se inició entre Jacinto Vélez B., como delegado de Agüero y el mismo Alegret por la GN, acordándose una tregua, mientras se negociaba una salida definitiva.(7)
El tercer Somoza asumió el poder. El epílogo de este capítulo  de nuestra historia se cerró días después, el día 23 en horas de la noche, previo acuerdo, con la mediación de representantes Iglesia Católica y personeros de la Embajada Norteamericana, se produjo la deposición de las armas de  los últimos combatientes opositores y refugiados del Gran Hotel, quienes obtuvieron garantía de sus vidas y el traslado a sus lugares de origen. De la dirigencia nacional de la UNO el único detenido fue el Dr. Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, quien permanecería en prisión durante casi dos meses, acusado de ser el promotor de la “Intentona Agüero –comunista”.(8) Las embajadas de México, Venezuela y otros países estaban atestadas de refugiados. Las cárceles, llenas de opositores, capturados de forma indiscriminada, con independencia de su filiación política ideológica. A pesar de esta desventajosa posición, el Dr. Agüero, llamó a votar a su electorado el 5 de febrero, los resultados fueron los previstos: el tercer Somoza, ganó las elecciones  y asumió el poder, reafirmando el carácter militarista y autoritario del somocismo.
Necesidad de una versión más objetiva e integral. En términos investigativos, no se ha avanzado lo suficiente en tanto, muchas versiones son dispersas y contradictorias. Salvo algunos testimonios editados en 1972 (9) junto a otros reportajes no se ha realizado hasta ahora un estudio monográfico, a pesar de la constante referencia y la gran cantidad de menciones al acontecimiento.  Mucho se ha especulado sobre las causas, sin avanzar en profundizar en ellas, por medio de estudios  empíricos, pero además se ha hecho mucho más uso de las consecuencias, para victimizar a algunos de los protagonistas y culpabilizar a otros.
Sin ánimos de presentar una versión definitiva, consideramos que se puede arribar  a algunas aproximaciones, a partir de la revisión de las fuentes escritas y orales, sobre el particular.
  1. Además de lo anterior, la dirigencia opositora, al fallar la presión política para obtener un acuerdo, tenía prevista una segunda opción, tal como era, el desatar una insurrección popular, estilo “Bogotazo” en Managua. Para lo cual iban a utilizar la alta disposición combativa, demostrada por la población en el año electoral. Un ex -dirigente socialista recordaba una anécdota: “al momento de tratar de convencer a un sobrino mío -que encontré de casualidad en una de las esquinas - para que se retirara temprano,  se levantó la camisa y me mostró una pistola automática, mientras me decía: “de aquí no me voy tío y si las cosas se ponen malas, vengo preparado” Esto era un ejemplo de la alta disponibilidad que tenía la masa de opositores, ese día estaba dispuesta a todo” (10). Este proyecto se movió tras los entretelones, de los altos dirigentes, aunque  públicamente, se manejó que sería una manifestación pacífica.(11)

  1. Esta insurrección, debería de conducir a una situación incontrolable por parte del Estado Somocista, hasta provocar la deserción los altos mandos de la GN. Motivo suficiente para provocar una intervención militar por parte de la OEA (léase EE.UU.), similar a la que se había dado antes, en República Dominicana. De esta intervención podría gestarse un proceso transitorio, que le hubiera permitido a esta oposición, el desplazamiento del somocismo a  favor de la UNO y el mismo Dr. Agüero.

c.        Hay una expresión que dice “a la victoria le sobran padres, pero la derrota es huérfana”. Ésta, es válida para valorar el papel de los protagonistas en enero de 1967. Porque, aun cuando, se ha tratado de hacer recaer toda la responsabilidad sobre Agüero Rocha – quien tuvo, la mayor cuota de culpa, al ser el principal dirigente- no se puede exonerar de la misma al resto de la dirigencia de la UNO, esto es, del fracaso  y  la masacre del  22 de enero. Las fuentes apuntan a que hubo falta de cohesión y coordinación, entre los dirigentes, pero no se revela, de que haya habido, desacuerdos sustanciales con el plan insurreccional. Agüero, fue afectado sobre todo, por el pacto con Somoza en 1971, enfatizando su responsabilidad. Salvo el caso de personas como Luis Pasos  Arguello, la mayoría de los dirigentes andaban armas personales, es decir que había claridad sobre lo que iba a ocurrir, en toda la dirigencia opositora.(12) Ella en su conjunto fue  responsable del fracaso y la masacre del domingo 22 de enero.
  1. Porque con independencia de los  objetivos de esta oposición que no era otros, que los de sustituir el modelo de  dominación autoritario del somocismo por otro modelo democrático –burgués capitalista. Actuaron de forma casi improvisada, a pesar de tener un amplio tendido organizativo en todo el territorio y haber organizado fuerzas como los CIVES, la JAN, etc., no aprovecharon, para seleccionar y darle entrenamiento militar a tanto recurso humano disponible, el que hubiera jugado un papel más adecuado al momento del estallido. Confiaron en la experiencia militar de unas pocas  decenas de ex participantes en experiencias armadas anteriores (como las de Olama en 1959, Carazo 1960, etc.,) del conservatismo e incluso la integración de cuadros militares de otras organizaciones, como pasó con algunos militantes del FSLN, quienes, como Efraín Sánchez,  David Tejada y otros, en circunstancias inesperadas, optaron por poner en práctica, su experiencia militar para defender al pueblo. (13)

  1. En esta dirección hubo mucha improvisación, y falta de cohesión. A pesar de que la mayoría de los dirigentes intermedios, sabían lo de los “morralitos”, no lo informaron claramente a las bases sea por compartimentación o por temor. No todos los campesinos, acostumbrados a portar armas de cacería, las llevaron, porque no agarraron bien la seña. Hubo -según los participantes- quienes botaron la pistola y los tiros, entregadas por algunos activistas, que los seleccionaron al “bolsazo” antes de la refriega,(14) en contraste de quienes, corrían atropellados en medio de la confusión, a buscar donde estaban repartiendo armas, para combatir.(15). Las distintas versiones reflejan que hubo una distribución limitada de armas, a cargo de estrechos colaboradores de Agüero, tales como René Saldaña, Juan B. Parodi, Los hermanos Chamorro Rapacciolli, Jacinto Vélez B ., Ronald Abaunza. Pero que esta se hizo de forma desordenada, daban una carabina con pocas municiones o tiros de uno u otro calibre. A los campesinos se le agotaron rápido las municiones de los fusiles “22”, salvo en el caso del  Gran Hotel en donde Jacinto Vélez, se improvisó como espontaneo organizador de la defensa del edificio, en toda la refriega, hubo mucha improvisación individual o grupal, pero nada organizado, ni dirigido debidamente.(16)
 
  1. Las cifras son contradictorias. Vélez asegura que en el Gran Hotel habían 1800 refugiados incluidos mujeres y niños, y que solo  el 10% (180)  de ellos tenían armas de todo calibre.(17) Si esto lo hacemos extensivo a toda la manifestación unas 80.000 personas y extraemos el 10% nos daría unas 8.000 personas armadas, pero esto  no fue así. Tomando en cuenta los miles que se retiraron antes de las 5.00 p.m., es una aglomeración considerable, incluso, si reducimos esa cantidad a un 5%, es decir a la mitad, es una cantidad suficiente para resistir a la GN de forma organizada. Arosteguí por su parte no habla de cifras, pero si se refiere al escaso volumen de fuego de los manifestantes al momento de ser registrados y desarmados por la GN el día 23 el Gran Hotel “Fuera uno o dos Garand, lo demás eran rifles 22 y pistolas de corto calibre” (18) aunque refiere que  parte del armamento no fue entregado y fue lanzado a un pozo del Gran Hotel. Gaudet, sostiene que en el Gran Hotel se decomisaron 500 rifles y pistolas (19) Ésta última cifra puede ser exagerada, siendo más  acertada  la de Vélez, en coincidencia con otras fuentes. Pero si asumimos que los del Gran Hotel constituían el 50%  del total de personas que de forma desordenada, hicieron uso de las armas para defenderse, sumaría una cantidad de 1.000 combatientes improvisados. Estos carentes de municiones y sin organización se retiraron por su cuenta de forma dispersa, desprendiéndose de las armas para evitar ser encarcelados y hasta asesinados.
Conclusiones. Todo lo anterior nos plantea una pregunta ¿Estuvieron el Dr. Agüero y la dirigencia de la UNO en 1967, de acuerdo en desatar una verdadera insurrección, contra la dictadura? . Quienes además de leer estas líneas o cotejen otras versiones, concluirán primero que no,  pero si usando un cálculo muy conservador y otorgamos el beneficio de la duda, se podría razonar, que si hubo esa intención, esta fue muy limitada a pesar de que tuvieron a su favor la disposición combativa de las masas. ¿Por qué en una insurrección mucho más limitada, en recursos, como la de Monimbó en 1978, los indígenas con armas rústicas y de cacería, pero bien organizados, lograron mantener a raya durante días a fuerzas superiores en número y armas, bien apertrechado, incluidas las tropas élites de la EEBI?; ¿Y las insurrecciones de los años de 1978 y 1979, tampoco se iniciaron con grandes cantidades de individuos?, pero cada una de estas columnas, en campos y ciudades actuaron como una especie de pequeño motor para generar todo un vasto movimiento que al final terminó dando al traste con la misma sanguinaria dictadura, en julio de 1979.
 Aunque las circunstancias son diferentes en el tiempo y el espacio, pueden ser comparables   los altos niveles de disponibilidad para combatir del pueblo, en ambas situaciones. Pero la diferencia sustancial es que en 1978 y 1979, las masas tuvieron una dirección dispuesta a asumir los costos,  riesgos, sacrificios para conducir a las masas hasta su objetivo final: el derrocamiento definitivo de la dictadura. Estas auténticas insurrecciones populares, son explicables porque hubo una organización surgida de las clases populares, con cuadros de dirección,  probados en el combate contra el somocismo en circunstancias, harto difíciles -reconocidas por la generalidad- que le costaron la vida a la mayoría de sus cuadros fundadores. De igual modo no tuvo temor de entregar las armas –en su mayoría recuperadas al enemigo- al mismo pueblo, que se integró masivamente a la lucha.
Esta organización, el Frente Sandinista, a quienes algunos analistas  escépticos, no le daban mucha vida política, tras la derrota de la base guerrillera de Pancasán, en agosto del mismo año, fue la que asumió esta responsabilidad histórica. Porque, el FSLN como organización revolucionaria, sobrevivió a estos embates, al refugiarse en medio de la clandestinidad, en las mismos sectores populares, que frustrados en enero   de 1967, empezaron a desprenderse paulatinamente de las opciones conservadoras y a confiar en una alternativa revolucionaria, para provocar un desplazamiento del aparato de dominación capitalista. Una condición histórica que fructificó años después, en las autenticas insurrecciones populares de 1978 y 1979.
 Estas, constituyen dimensiones totalmente opuestas a la  insurrección limitada que trataron de promover los opositores burgueses de 1967, las masas con su alta disposición deberían de poner los muertos – tal como sucedió- mientras ellos sin asumir muchos riesgos, confiaron en una imaginaria rebelión del aparato armado del somocismo, pero sobre todo, en que una intervención militar norteamericana. Esta última, les iba a entregar el poder, tras obligar al somocismo a retirarse y establecer  en esencia una variación  un nuevo  modelo de dominación capitalista, que no cambiaría sustancialmente las reglas del juego. Estas, son entre otras las razones por las cuales la intentona de la UNO el 22 de enero de 1967, devino en una  frustrada aventura y las insurrecciones populares de 1978-1979, lograron derrotar política y militarmente al somocismo.
                                                                  Citas y Notas.
1-La alianza Movilización Republicana(MR) se fundó en 1964 y la integraron el Frente Sandinista de liberación Nacional, el Partido Socialista Nicaragüense (PSN) y el Movilización Republicana (MR), este último, era a su vez un frente político del mismo PSN para aglutinar a intelectuales y profesionales, de ideas progresistas que no tuvieran cupo dentro del PSN. Como se puede apreciar este Partido sirvió a su vez, para denominar la mencionada alianza.
2-aunque el  FSLN  no orientó, a sus cuadros a participar en la manifestación, algunos lo hicieron de forma espontanea. Hubo participantes como Edén Pastora, Dionisio Marenco y Samuel Santos, que pertenecían a partidos de la UNO y posteriormente se integraron al FSLN.
3-Aunque desde la fundación de la UNO, nos habían rechazado, orientamos a nuestros cuadros a participar en las marchas opositoras en todo el país para tratar de darle una orientación política a las masas en el mismo terreno de confrontación contra la dictadura. Entrevista al dirigente del PSN  Jorge Galo Espinosa 15 de enero de 1996); Tras la reunión de un pleno el 21 de enero en el Partido, se dividieron radicalmente dos posiciones los Lorío que dijeron que había que denunciar el plan irresponsable de Agüero y quienes en mayoría, además de rechazar rotundamente la posición del grupo de los Lorío, acordamos asistir a  la manifestación y orientar políticamente a las masas, para evitar que estas cayeran en la provocación de la burguesía opositora, esto era, entre otras cosas, lograr que se  retiraran temprano de la marcha.( Entrevista a Onofre Guevara, mayo de 2003).
4-Yo estaba allí, cerca de los palos, andaba con el brazalete del CIVES, vi caer a esa pobre gente como moscas de los palos. Testimonio de Manuel Matus Méndez, Sindicalista de la Federación de Trabajadores de Managua (FTM).
5-Entrevista a: Gustavo Ortega en: “La atroz masacre del 22 de enero” en: El nuevo Diario jueves 22 de enero de 1987. P.8.
6- Relato de Jacinto Vélez Bárcenas, cercano colaborador del Dr. Fernando Agüero Rocha. En Toledo Ortiz, Alberto. Grandes Reportajes Históricos de Nicaragua. Managua. Editorial Alemana. 1972. P.157.
7-Velez B. op.cit. P.158.
8-Versiones en: La prensa y Novedades de enero y febrero de 1967.
9-Nos referimos al mismo trabajo de Toledo Ortiz, citado en la Nº 6  entre las páginas 153-169.
10- Entrevista a O. Guevara, mayo 2003.
11-Nadie se molestó  en explicar por qué, si era tan pacífica la manifestación, estaban tan bien armados con 38,s, 45,s, rifles carabinas, escopetas y ametralladoras. Casi sin excepción alguna, todos los que vimos así estaban armados, en cuenta los Chamorro y hubo quienes –como el Dr. Agüero- tenían dos armas. Versión del testigo William G. Gaudet. En: Toledo Ortiz. Op.Cit.P.167.
12- Yo entrevisté una vez a Agüero y me dijo : en lo del  22 de enero, de 1967, estuvo de acuerdo toda la Junta Directiva del Partido Conservador de Nicaragua y toda la dirección de la UNO, no hubo desacuerdos. Relato de Aldo Díaz Lacayo al autor enero de 2012.
13-distintas testigos recuerdan haber visto  a David Tejada, incluso algunos oficiales somocistas lo señalaron como el que disparó contra Pineda. Lo cual pudo ser un pretexto para justificar su asesinato en abril de 1968, a manos del Mayor Oscar Morales. Por su parte Efraín Sánchez, le narró al autor algunos detalles, sobre su participación el 22 de enero de 1967. N. del A
14-Me contó el hombre, que el cómo conservador agüerista, fue  a la manifestación, y que temprano como a las tres de la tarde, se le acerco un desconocido de de los que se veía que andaban organizando y le entregó una bolsa negra pequeña y le dijo : tomá no la abrás todavía, nosotros te vamos a avisar. La bolsa la sintió algo pesada para su tamaño sentía como aserrín. Al momento de los disparos el busco al tipo no lo vio y en medio de ver a la gente corriendo y todo. El se decidió a abrir la bolsa y cuál es su susto, cuando mira en medio de un aserrín, una pistola de tambor,  quien sabe de qué calibre y  una bolsita más pequeña llena de tiros. Como yo no sabía manejar pistola, me entro miedo, la tiré por allí y busque donde guarecerme. Relato de Ramón Chavarría,  Rivas enero de1971.
15-.Cuando comenzaron los tiros, a esa hora nos lanzamos a buscar armas, porque desde temprano se nos dijo que si la guardia nos disparaba, se le iba a dar armas a todo el mundo. Una voz dijo  allí por el Edificio  Cardenal están repartiendo y pegamos la carrera y no había nada, allí mismo nos decía otro: por el Palacio y en medio de aquella tiradera de un lado a otro, eran pandillas de gente corriendo buscando armas, estábamos enchilados, queríamos pelear contra la guardia jodida, pero nunca encontramos las benditas armas. Por allá en horas de la noche, junto con un poco de gente busqué como salir y dije hasta hoy me consiguieron para meterme en una m… (Relato de Hilario Herrera, ex -miembro del Partido Conservador y participante en la Manifestación del 22 de enero de 1967.
16-A nosotros no nos dijeron nada oficial, venimos a la reunión de la  CCTAN  a Managua desde Rancho Grande, Matagalpa y después nos fuimos a la manifestación. En el Partido había distintos punto de vista, después en abril se dividieron de viaje. Unos solo nos dijeron que había que irse  al finalizar las intervenciones, pero otros que había que plantarnos y si la cosa se ponía fea, había que contestarle a la guardia, todos nosotros andábamos unas pistolas viejas 38.Andabamos con  Bernardino, meses atrás, nos habíamos entrenado con Roger Cabezas, El Barbero (Rosa Isabel Galeano) y otros, hasta nos dijeron, que nos iban a dar armas de guerra. Allí vimos a algunos compañeros del Partido  como El Negro (Cesar Ramírez) uno de  de Carazo, a  quien después encontramos en los sindicatos, enfrentarse a tiros con la guardia, nosotros le volamos los  tiros que andábamos. Pero todo esto lo hicimos por nuestra cuenta, no hubo organización, orientación, nada. Con mucho trabajo volvimos a las comarcas todo aquel campesinado del Norte. Relato de Bernardo Arauz, ex dirigente campesino de la CCTAN, Waslala, Zelaya Central agosto de 1987. Yo  vine por el CIVES con una “camada” de campesinos de Santa Teresa, todos éramos hombres en esa camioneta y de primas a primeras nos dijeron que  íbamos a volarle  bala a la guardia, todos  veníamos con pistolas y algunos riflitos 22. Ya en Managua me dijeron: no  te despegués de  ese Jeep, y así fue donde iba el Jeep allí  iba agarrado caminando a pie. Cuando comienzan los tiros, yo tengo una 38 y los guardias en fila los agarrábamos al pulso, vos sabés que los tereseños teníamos experiencia en armas, por  lo de  las vendettas y esos  indios agarraban pulso con los guardias, porque a esa hora la guardia tiraba  a la loca, la gente a veces corriendo nos estorbaba el tiro a nosotros, del Jeep nos pasaban tiros yo cargué varias veces hasta que ya replegado en una esquina, me quedé sin tiros, los del jeep se me perdieron. Serían entre las once y las doce cuando hago viaje. Camino buscando el Sur, se me había perdido los conocidos, yo no conocía bien, busco para el lado de San Judas, donde tenía parientes, todo eso para allá eran antes  predios vacíos y monte.  Cuál es mi susto, cuando  por allí por donde es ahora el Cívico me sale de pronto, un hombre con una pistola,  pero no sé,  si del susto,  brinco para adelante y le arranco la pistola  de la mano, al hombre, estaba nervioso y por tanto la mano floja , resulta que el hombre era del Amrocs y se me c… lo amenazo, lo hago pegar carrera y más adelante ya con la escuadra que era “45”, boté mi “38”sin tiros, así llegué hasta San Judas. Te digo que si a esos indios, nos hubieran organizado bien, la guardia la hubiera divisado ese 22 de enero. Relato del ex miembro del CIVES y después dirigente sindical: César Ramírez Estrada, Managua, enero de 1978. N.del A.
17-Velez B. En: Toledo Op.Cit.p158
 18-Relato de Hernán Arosteguí  Ex secretario de Información y Prensa de la República de Nicaragua. En: Toledo Op.Cit.P.136.
 19-Gaudet.En: Toledo.Op.Cit.P.167
*Historiador, miembro del Programa Cultural del BCN.