martes, 3 de marzo de 2009

LOS PRECURSORES DE SANDINO

Por: Rafael Casanova Fuertes
Introducción


Era yo un muchacho de 17 años y presencié el destace de nicaragüenses en Masaya y otros lugares de la republica, por fuerzas filibusteros norteamericanas. Personalmente miré el cadáver de Benjamín Zeledón, quien fue sepultado en Catarina, pueblo en Catarina pueblo vecino al mío. La muerte de Zeledón me dio la clave de nuestra situación nacional frente al filibusterismo norteamericano; por esa razón, la guerra en que hemos estado empeñados, la consideramos una continuación de aquella.

Esta reflexión realizada por Sandino un año antes de su muerte tiene singular importancia en tanto es hasta ese momento el primer actor político contemporáneo en entender de forma correcta su papel ante la historia es decir que su lucha no es la solución el encaramiento de una circunstancia inmediata sino la confrontación de un conflicto que tenía raíces históricas, en este caso la conocida intervención militar de los Estados Unidos en Nicaragua, que había sido resistida gallardamente por su Ejercito Defensor de la Soberanía Nacional desde 1927 a 1933, él mas que nadie, estaba claro que estaba dando respuesta a una intervención que tenía causas económicas, políticas y sociales.
Él conocía a fondo como lo ha demostrado la documentación de que la soberanía nicaragüense estaba enajenada desde la intervención yanqui de 1909, la que dio al traste con el proyecto nacional autónomo iniciado en 1893 por el General José Santos Zelaya. Los círculos de poder de los EE. UU., basados en el corolario Roosevelt consideraron la gestión de Zelaya una amenaza para su proceso expansivo por América Latina, y lo echaron del poder en el año señalado. Para lograr este objetivo EE. UU. contó con la complicidad de la desplazada oligarquía conservadora representada por dirigentes políticos e intelectuales de la “Calle Atravesada” de Granada como, Adolfo Díaz, Emiliano Chamorro, Carlos Cuadra Pasos, etc.
Tales dirigentes miraron en el coloso del Norte la tabla de salvación para recuperar el poder perdido en 1893, a cambio de ello concedieron a EE. UU. y a sus banqueros los derechos exclusivos para construir un canal interoceánico, empréstitos onerosos que tenían en garantía ferrocarriles ,correos ,aduanas, etc. los derechos de intervenir militarmente cuando sus intereses estuvieran amenazados, el control de las finanzas y la “banca nacional”. Por tanto, el héroe tenía –insistimos- claridad completa de lo que su lucha representaba.

Pero sandino a su vez dejó implícita también algo que no era nuevo en el proceso histórico del país, tal como era la reacción violenta de las clases populares en contra las clases dominantes lo que se remonta hasta los tiempos de la Dominación española y los Gobiernos Republicanos que le sucedieron a la primera en 1821. Sin pretenderlo deja en evidencia la naturaleza y diferencias étnico–sociales que habían marcado a Nicaragua a través de su historia en su manifiesto del 10 de julio de 1927: Soy nicaragüense y me siento orgulloso de que en mis venas circule mas que ninguna otra la sangre india americana, que por atavismo encierra el misterio de ser leal patriota y sincera. (Selser 2004 p. 250)

En este mismo comunicado sigue agregando: Que soy plebeyo dirán los oligarcas (...) No importa mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos que son el alma y nervio de la raza , los que hemos vivido postergados y a merced de los desvergonzados sicarios que ayudaron a incubar el delito de alta traición.( Selser 2004p.250)
Desde el establecimiento de la dominación española en el siglo XVI, La población indígena y mestiza pobre cargó sobre sus hombros distintas formas de explotación y sinnúmero de humillaciones a manos de funcionarios peninsulares y la casta de criollos ricos todo esto sustentado en el derecho de conquista y la superioridad racial. Este sistema tuvo continuidad durante los gobiernos republicanos después de la independencia, nuevos o peores calvarios recayeron sobre las amplias mayorías.
Las élites locales iniciaron un proceso de despojo legal y violento de la propiedad comunal y ejidal de los pueblos de indios en todo el territorio bajo su control (Pacífico Centro- Norte). los indígenas y mestizos pobres fueron a su vez obligados por onerosas leyes de agricultura a trabajar en los latifundios de los grandes terratenientes que se solazaban de su descendencia española. Para colmo esta parte de la población era arrastrada por medio de la recluta forzosa a las sangrientas guerras civiles que protagonizaban las élites por el control del poder político. Sandino nacido de una madre campesina de ascendencia indígena había vivido y observado esta explotación y discriminación en el propio escenario de una ex comunidad indígena el pueblito de Niquinomo, no tuvo la posibilidad de estudiarlo y analizarlo a profundidad, pero sobre todas las cosas lo había vivido. A estas frases y expresiones que son parte en esencia de la contradicción histórico-social que ha vivido Nicaragua los especialistas en Sandino, centrados mas en el aspecto político, no le han puesto la debida atención.
En la presente exposición pretendemos exponer brevemente algunas de las luchas que precedieron al movimiento de Sandino a lo largo de la Historia de Nicaragua. Sobre todo haremos énfasis sobre aspectos poco conocidos y/o tergiversados en la Historiografía Nicaragüense.

Los movimientos precursores durante la Dominación Española.

La Resistencia Indígena de los caciques Nicaragua y Diriangén en abril de 1523.
Para poder entender esta situación es necesario romper con el esquema establecido tanto por la historiografía tradicional como por algunos puntos de vista difusos que se hicieron al respecto. En la historiografía tradicional se presenta el inicio de la historia como producto de un dialogo entre un conquistador y un caique preguntón(Nicaragua), después un valiente cacique (Diriangén) que responde al requerimiento presentándoles combate a los conquistadores.

La segunda versión, mas reciente, defiende la inexistencia del dialogo (entre González y el cacique Nicaragua) uno de los argumentos de esta posición es la imposibilidad de que se hayan comunicado en tanto se carecía de interpretes y que se comunicaron por señas. Hasta Sandino cae en esta trampa “que diablos de diluvio ni que calavera de gatos, si solo se comunicaban por señas” le dijo el héroe a José Román (véase : José Román 2007 p. 203). Otro argumento es la inexistencia de estos caciques por su ausencia total en los acontecimientos posteriores (después de Hernández de Córdoba) de la Conquista y colonización del territorio.
Estas confusiones tienen que ver con la falta de rigurosidad de los libros de texto que se escribieron en los inicios siglo pasado o versiones acomodadas al estilo de autores conservadores que intentaban vender la imagen del ser nicaragüense “hombres del diálogo y también de armas tomar” y que Nicaragua estaba construida por esa dicotomía.

Mas, tanto en fuentes primarias como la misma carta del expedicionario Gil González, las Crónicas de Oviedo, así como fuentes secundarias como Gámez ((véase Gámez 1975.p.97-111) aparecen datos que estos detractores soslayan -desconocemos porque razones- que evidencia tanto el encuentro Nicaragua – Gil González así como otros acontecimientos. Uno de ellos, la existencia de traductores de lengua chorotega y nahuat capturados en la expedición de Bartolomé Hurtado en 1517, quienes sirvieron de intérpretes en las entrevistas con los caiques; otro dato es la batalla que dan las gentes del “pacifico y traidor Cacique Nicaragua a González Dávila, el 18 de abril al pasar por su territorio, en una lucha que se prolonga desde la mañana hasta el anochecer. Entonces ¿Quiénes y por qué tienen la intención de sobreponer a este jefe indígena como pacífico cuando su enfrentamiento es mar prolongado que el mismo combate de Diriangén el día anterior?. Con independencia de las motivaciones y criterios de estos autores, existe mucho desconocimiento en la generalidad de la población porque mas que emprender el camino de aclarar los hechos es mas cómodo acomodarse a los estigmas establecidos por las interpretaciones tradicionales, que a revisar de nuevo las fuentes originales.

En los años de 1990 nuevas interpretaciones sobre estos acontecimientos fueron dados a conocer , Entre ellos los de Silvia padilla Altamirano y este servidor, a quienes correspondió explorar, por primera vez la percepción del protagonista mas vilipendiado e ignorado por la historiografía tradicional: la población autóctona del continente es decir, los indígenas, en estos estudios(el Encuentro entre dos Mundos el caso de Nicaragua y el Encuentro según el otro) llegamos entre otras, a las siguientes coincidencias y conclusiones:

1- La población autóctona de territorio se ve afectada por el ingreso repentino de seres extraños que a través de sus traductores hablan de un monarca y un dios poderoso. Sus bestias y sus vestidos son también extraños. Los ritos que proponen como requisito para salvar el alma son también ajenos y extraños a sus prácticas. Pero amenazan con la guerra sino se acepta a su rey y a su dios por soberanos.

2 – Los caudillos indígenas y consejos de ancianos se reúnen y deciden recibir en paz a esos seres extraños para escuchar sus puntos de vista las entre vistas se realizan primero en Quaccapolka (Rivas) el 5 de abril de 1523 con el Teyte Nicaragua y el 14 de este mismo mes con el Teyte Diriangén en Noctari (cerca de Ochomogo). Los caudillos escuchan el requerimiento y contraponen sus puntos de vista. Nicaragua acepta bautizarse pero de acuerdo con sus tapaleguis (militares) y ancianos se niega a abandonar las armas y las danzas como lo exigían los forasteros. Durante todos estos días observan atentamente el comportamiento de estos. En Noctari las noticias sobre los extranjeros llegan mas rápido, el principal escenario el actual Istmo de Rivas era un área superpoblada. El jefe Diriangén va directo hasta donde se encuentra el conquistador solo pide tres días de plazo para observarlos de cerca y estudiar los planes para un ataque militar contra ellos.
3 – A estas alturas ya existe una percepción totalmente negativa sobre los extranjeros, la novedad ha desaparecido, los extranjeros tienen un físico extraño, sus vestimentas y armas son también raras, hablan de un Dios poderoso y bondadoso pero actúan como demonios. Ellos ultrajan a la población violan a las mujeres, demuestran codicia por los ornamentos religiosos de los habitantes, ellos no son ni divinos ni dioses, se enferman, comen como todos los demás, sus bestias son extrañas, pero no son sobrenaturales al igual que ellos. Convencidos de que estos sujetos amenazan sus costumbres su identidad, su libertad, se deciden a enfrentarlos.

4- El primer combate muy breve (media hora) se dio el 17 de abril encabezado por Diriangén, los extranjeros Castellanos se retiran de Noctari y se dirigen a Las tierras de Nicaragua, AL percibir el estado de hostilidad de esta población a su llegada el día 18 se tratan de alejar también de esta lugar, pero las fuerzas de Nicaragua entablan combate y se prolonga desde el medio día hasta el anochecer. Gil González se vio obligado a retirarse terminando de este modo la primera batalla de la población autóctona contra fuerzas extranjeras. Ésta lucha no se puede calificar como una resistencia nacional en tanto no existe el Estado-Nación en esta época, pero si es una lucha por preservar el territorio tradicional, la preservación de su identidad y costumbres.(Casanova1993)

En el proceso de conquista continuada por Hernández de Córdoba y otros conquistadores se dieron numerosos enfrentamientos en los que se impuso la superioridad militar y técnica de los europeos, Los conquistados fueron sometidos a crueles tratamientos , la corona española estableció la llamada encomienda que constituyó una forma legal para esclavizar a la población indígena y utilizarla como bestia de carga, en trabajos extenuantes en los placeres auríferos, los indígenas además eran vendidos como esclavos y trasladados a otras regiones del continente como Perú y Antillas. Harto conocidas fueron las denuncias que hicieron en su momento funcionarios eclesiásticos como De las Casas y Valdivieso, de igual modo los recientes estudios revelan que mas de un 90% de la población fue exterminada en el siglo XVI. Es válido destacar que buena parte de la población siguió resistiendo las “entradas” de las columnas expedicionarias a lo largo de lo que se llegó a denominar como “territorio fuera de la civilización” que comprendió una línea de lo que hoy es el Departamento de Jinotega hasta gran parte de lo que hoy es Río San Juan.
Las rebeliones dentro del Sistema Colonial.

Un hito muy importante en la historia de la dominación colonial, lo constituyó la creación por la corona española de las Leyes Nuevas de 1542, estas consistían principalmente en la abolición de la Encomienda con los que se ponía legalmente fin al sistema de esclavitud de la población autóctona. Los indígenas que pasaron a ser vasallos del Rey de España, fueron agrupados en pueblos de indios. Cada pueblo tenía derecho-y acceso según esta misma legislación indiana a dos formas de propiedad: a) La tierra ejidal que podía ser usufructo de todo el pueblo, es decir que se podía entre cosas extraer leña, maderas para usos de mueblerías y otro tipo de artesanías, otros recursos para uso cotidiano etc., pero en estas no se podía cultivar b) La tierra del común consistía en parcelas asignadas a las familias constituidas en cada pueblo, el resto se convertía en reserva. Se podían sembrar, criar aves, cerdos y otros tipos de actividades de auto subsistencia[1] tenían además su propio gobierno pero controlado por el sistema colonia[2].
Los maltratos si bien disminuyeron, no concluyeron lo largo de la dominación colonial. La encomienda fue sustituida por dos tipos de instituciones: El repartimiento y el tributo. El primero consistía en la obligación que tenían los indígenas de trabajar en cierta época del año para los españoles. Estos tenían la obligación de pagarles. Esta institución se prestó para muchos abusos, ejemplo, algunos pueblos tenían la obligación de hilar telas y además teñirlas con un molusco, las telas se pagaban bien en el mercado internacional, pero a los indios se les pagaba una bagatela. La obligación de pagar el tributo como vasallos de la Corona fue una carga difícil de llevar a lo largo del dominio colonial muchos se rezagaban en el tributo debido a distintas calamidades naturales. Los trabajos que podríamos llamar públicos como la construcción y reparación de fuentes, la construcción y mantenimientos de templos transporte de armas estaban a cargo de los indígenas por medio del repartimiento. A los indígenas no solo se les pagaba sino que se les obligaba a suministrar los materiales de construcción, las herramientas y los animales[3]
Los funcionarios eclesiásticos, políticos y militares se disputaban los abusos de la coerción laboral, los sacerdotes además del “servicio de raciones” obligaban a estos a trabajar en sus haciendas particulares, algo que no pareciera correcto o una protesta era castigado con palos o con azotes. La Corona hacía caso omiso de estos problemas y presionaba para el pago del tributo todo esto provocó rebeliones como la de El Viejo en 1756 y la de Xalteva en 1769[4]
El indígena lo más de los casos tuvo que recurrir con sus quejas antes funcionarios rivales políticos para amortiguar su situación y en otros casos hasta rebelarse o amotinarse como sucedió a fines de la dominación española[5]

Las rebeliones populares en el siglo XIX. Después de la Independencia.
La Independencia de España de 1821 en adelante no acabó con este sistema discriminatorio por el contrario se puede asegurar que en algunas dimensiones la situación la población indígena y mestiza pobre se agudizó. En los primeros años de vida independiente en la medida que se venían configurando las instituciones y el proyecto de las élites locales, dentro de la asimilación ideológica de los valores de la ilustración, los caudillos libero-conservadores, aún cuando tenían fuertes diferencias, asumieron que era necesario para el progreso del país la eliminación total de las propiedades ejidales y comunales para lograr dos objetivos: convertir toda la tierra fértil y cultivable en productora de rubros de exportación (como el café) y la población indígena y mestiza y pobre que constituía el 95% de la población convertirla en seres productivos (es decir que ya sin tierras para el autoconsumo pasarían a ser mano de obra libre en el mercado laboral).
Por otro lado el proceso de institucionalización del Estado que se implementó a partir de 1845 partía de monopolizar productos claves como el tabaco y el aguardiente pasó a ser usufructo del Estado en sociedad con grandes terratenientes. De la realización de estos productos, libres de estanco tras la independencia subsistía gran parte de la población, por lo que la persecución a los cultivos de tabaco y las sacas de aguardiente y chicha provocó gran descontento. Todo esto coadyuvó para que se dieran las poco conocidas rebeliones sociales de 1845-1849 que abarcaron en distintos momentos casi todo el territorio de lo que se conocía como Nicaragua. El movimiento en sus distintas fases tuvo claros matices antiestatales con implicación de otras dimensiones entre las que se pueden destacar las demandas agrarias, políticas y en algunos casos (como el de Matagalpa) hasta raciales. Estas revueltas al igual que al movimiento de Sandino se le dieron atribuciones bandoleriles por parte de los medios de difusión del Estado en manos de la oligarquía, manteniéndose los prejuicios sobre ellas hasta los tiempos actuales.
En la dirección de estos movimientos se involucraron propietarios medianos que tenían a su vez contradicciones con el estado como Bernabé somoza y José María Valle, liberales radicales como Rosa Pérez de Rivas, auténticos lideres indígenas y campesinos como los norteños Natividad Gallardo y Francisco Sancho, Los hermanos Álvarez de la casta Matagalpa, los xaltevanos Miguel Cisneros y Juan Gaitán, el sutiava Mariano Méndez, Juan Góngora de Occidente, los hermano Ruiz, e Hilario Vásquez de La Puebla, Nicolás Valdez de Popoyuapa, los hermanos Morales, Juan de Dios Casanova y los hermanos Cantón de San Jorge, Magdalena Carranda de Buenos Aires. Juan Veintiuno Marenco de Granada, el “negro” Santamaría de Nandaime, Mercedes Chano de Masaya.

Los nuevos estudios han rebelado los preceptos ideológicos que alimentaban los rebeldes de esa época. De acuerdo con George Rudé se debe de localizar la leche materna en lo ideológico es decir lo que los actores colectivos definen como justo e injusto desde su propia experiencia empírica y además la asimilación e interpretación de las corrientes ideológicas que llegan desde fuera. En 1849, en una conversación que tuvo el encargado de negocios norteamericano con un miembro del consejo de ancianos de Sutiava, Simón Roque se sorprendió al escuchar que ellos los sutiavas tenían “300 años de ser explotados pos los españoles del Centro” (de León). En los pocos comunicados de los rebeldes es notoria la interpretación que tienen del liberalismo José María Valle por ejemplo señala en un comunicado el “pillaje de aristócratas” de sus enemigos. Felipe Sáenz un propietario afectado por la rebelión de 1848 en Rivas expresó que las “turbas” reclamaban “el comunismo de la propiedad” (la devolución o el mantenimiento de la propiedad comunal heredada de España).
La tendencia de estos movimientos según los teóricos de los movimientos sociales, es mas reactivo que propositivo estallan ante el agravamiento de las condiciones y como tendencia general se aferran al mantenimiento de su forma tradicional de vida, la mayor parte de las veces amenazado por el Estado.


Los Movimientos, que se dieron entre 1845 y 1846, tuvieron distintas modalidades, se produjeron rebeliones de gran amplitud que combinaron los enfrentamientos convencionales de fuerzas del Gobierno con tropas rebeldes encabezadas por los caudillos Bernabé Somoza y José María Valle en Occidente; motines armados como el de Matagalpa; y la acción de pequeñas partidas campesinas contra patrullas y transportes estatales, contra las propiedades y los propietarios terratenientes. Estas tuvieron como principal escenario el Norte, el Occidente y los pueblos de la Meseta en el Oriente del Territorio.

Entre 1848 y 1849 hubo cambios en el escenario y de modalidad las principales mecanismos de rebelión fueron la acción de turbas urbanas que se aglutinaban en los barrios para atacar las casonas de los centros de las poblaciones en donde vivía la clase pudiente, éstas se combinaron con otros mecanismos, tales conspiraciones cuartelarias, ejecución de partidarios del Gobierno hasta desembocar en insurrecciones armadas. Los escenarios se trasladaron a los actuales Departamentos de Managua, Granada, Carazo, Masaya y Rivas. Focos de agitación muy importante fueron los barrios de Granada principalmente Xalteva, los pueblos indígenas como Diriomo; en Rivas La Puebla, las comunidades indígenas de San Jorge, Veracruz y otras circundantes, además de Masaya y Jinotepe.
En los meses de abril, mayo y junio, tras fuertes combates contra la coalición Timbuco – calandraca de Granada y León, los calandracas populares de todos estos pueblos se concentraron en Rivas llamando para que dirigiera el movimiento el carismático caudillo Bernabé Somoza. Éste último le imprimió organización militar al movimiento permitiendo la derrota del gobierno y la ocupación de las plazas de Rivas y San Jorge. Atemorizados ante esta situación las élites de León y Granada depusieron temporalmente sus diferencias y se unieron para aplastar esta facción enemiga del orden y la propiedad.
El desenlace se dio en julio de 1849 cuando las fuerzas unidas de la coalición dirigidas por los caudillos Trinidad Muñoz y Fruto Chamorro lograron tras muchas horas de combate la derrota de las fuerzas de Somoza en Rivas. Lo que siguió fue una violenta cacería contra los derrotados, el jefe rebelde Somoza se entregó en San Jorge a Chamorro confiado en la amistad de años que tenía con este caudillo, este lo entregó a su enemigo Trinidad Muñoz quien ordenó su ejecución el 14 de julio junto a treinta de sus compañeros. Pocas veces en la historia se vio tanta saña y revanchismo contra un bando vencido, los juicios sumarios sin derecho a la defensa condenaron a muerte a los acusados, el líder rebelde Somoza tras su ejecución fue colgado durante varios días en un árbol ubicado en el centro de la ciudad, hasta que la fetidez obligó a los vecinos a sepultarlo.(Casanova 1995)

No obstante esta unidad temporal, las élites no pudieron superar sus diferencias y volvieron a confrontándose hasta provocar en 1855 la intervención del filibustero William Walker un conocido episodio de la historia nicaragüense llamada Guerra Nacional que finalizó en mayo de 1857 con la derrota definitiva de Walker en Rivas.

La rebeliones indígenas de 1881 en Matagalpa.
Una vez derrotado Walker, las élites locales entraron en una suerte de acuerdo político que se materializó en la Constitución política de 1858 cuya vigencia se mantuvo hasta el año de 1893.La historiografía tradicional y algunas interpretaciones contemporáneas trata de presentar este periodo como de paz progreso y civilización y como un modelo de democracia. Si bien se produjo el traspaso pacífico de distintos presidentes tras los entretelones del sistema se manifestaron una serie de mecanismos coercitivos y excluyentes que favorecieron el fortalecimiento y enriquecimiento de una ínfima minoría en deterioro de las amplias mayorías de la población.

La misma Guerra antifilibustera había permitido que ganara legitimidad y prestigio la élite conservadora granadina la que con el concurso de sus opositores liberales procedieron a poner en práctica lo que se les había dificultado en el periodo de la anarquía. Esto era entre otras cosas, extender los latifundios a costa de las tierras comunales y ejidales para impulsar el cultivo de productos de exportación y como estos productos requerían en ciertos periodos del año de abundante mano de obra se necesitaba incorporar a la población indígena y mestiza pobre a la civilización.

Para lo primero se implementaron mecanismos legales como las leyes agrarias de 1877 que apuntaron a disolver las comunidades sobrevivientes y en segundo lugar se le dio vigencia a las llamadas leyes se agricultura por medio de la cual se posibilitaba el reclutamiento forzoso de operarios tanto para las labores agrícolas privadas, como para obras de infraestructura como la construcción de líneas ferroviarias, caminos carreteros, tendido telegráfico,etc. Paralelo a ello, las comunidades sobrevivientes fueron sometidas a una vasta ofensiva ideológica para que los comuneros se avergonzaran de su identidad indígena la discriminación socio-cultural heredada de la dominación española tuvo continuidad en estos gobiernos cuyos miembros se solazaban de sus orígenes europeos. Ser indio significaba ser inculto, inferior, holgazán. La incorporación del indio al progreso partía en aquella época de negar su propia condición de autóctono, y desintegrar sus formas tradicionales de congregación, en otras palabras hacerlos desaparecer como comunidad indígena. Este proceso de aculturación trajo como resultado la pérdida de identidad ancestral y por ende traía la desaparición de comunidades indígenas tradicionales como la de Diriomo en 1860.

La expansión de la producción cafetalera en la década de 1870 hacia el Norte tuvo como resultado la incorporación de la población indígena de las cañadas a labores como las señaladas. Pero una de las causa es de que los funcionarios locales se excedieron por que acuerdo con las mismas leyes de agricultura se debería pagar por el trabajo realizado estos no solo los obligaban a trabajar gratuitamente sino que efectuaban cobros a los que no podían asistir a las labores. En la documentación queda claro que la primera rebelión fue una protesta armada contra el trabajo forzoso
…pues el que no iba a trabajar al camino tenía que dar nueve reales. En el trabajo del Cabildo, el que no iba tenía que dar seis reales, en el trabajo de los puentes debalde y en el campo santo debalde (…) nunca hemos sido criados ni esclavos de estas autoridades pues hoy le decimos (…) que no le damos un solo hombre para que vallan a trabajar de balde..
Los indígenas además expresaron en su protesta tenían que llevar sus propias herramientas y sus comidas dejando desamparada a la familia la carta que ellos entregan al padre Cáceres denota la discriminación social y racial de que es objeto la población autóctona: como estos señores nos ven que nosotros somos indios nos quieren tener con el yugo,…
Los indígenas eran obligados entre otras cosas a llevar sobre sus espaldas grandes rollos de alambre del tendido telegráfico Managua- Matagalpa por lo que también deberían caminar largas distancias bajo un sol inclemente, de igual modo les tocaba construir un camino carretero entre Matagalpa y León trabajar en la construcción del edificio del Cabildo Municipal, en el cementerio construcción y reparación de puentes etc. Además eran obligados a prestar servicio militar. Es evidente que tanto a las labores agrícolas como en la recluta militar eran llevados amarrados es decir que además de maltratados eran víctimas de muchas vejaciones y humillaciones.

La primera rebelión se dio el 1° de marzo de 1881 unos mil indígenas cayeron en las primeras horas de la mañana aún cuando figuran otros capitanes indígenas todo parece indicar que el principal dirigente fue Lorenzo Pérez los indígenas fueron repelidos por las tropas gubernamentales mejor armadas y posesionadas como parte oficial se reportaron 25 muertos y 25 heridos por parte de los indígenas y 3 muertos y 7 heridos por parte del gobierno. Según estas mismas fuentes cada carga era acompañada con gritos que revelaban la causa de la rebelión ¡Allá va el alambre! Allá va el telégrafo! Allá van los seis reales¡ Allá van los pilares! .

La segunda rebelión ocurrió entre los meses de agosto y octubre de este mismo año y según los cálculos se habla hasta de cinco y seis mil indios armados en su mayoría de arcos y flechas los que se concentraron alrededor de Matagalpa y se enfrentaron tanto a una guarnición reforzada y bien armada como a los refuerzos llegados de Managua.

Esta última rebelión ya no es una protesta armada contra el maltrato sino que por sus dimensiones y la conocida consigna de ¡muera la gobierna! Está orientada a acabar con el control del gobierno sobre el territorio indígena aprovechando la animadversión que se creó el Gobierno de Zavala por la expulsión de los jesuitas en junio de ese mismo año. El gobierno de Zavala no atendió tampoco las demandas de los indígenas se limitó a culpar sin presentar ninguna prueba de la rebelión de marzo a los jesuitas, a quienes expulsó del país. La lucha por ocupar Matagalpa se dio entre los días 8 y 10 de agosto, siendo desalojados los indígenas por los refuerzos de Managua que llevaron hasta armas de artillería. Según algunas fuentes la rebelión se extendió hasta Occidente (Wheelock 1980 p.113-114) Los enfrentamientos en lo adelante tuvieron un carácter defensivo por parte de los indígenas al desatarse una violenta persecución en las cañadas, se habla de miles de muertos incluidos los dirigentes Lorenzo Pérez y Toribio Mendoza fusilados sin ningún tipo de juicio logrando sobrevivir el líder Higinio Campos quien según versiones se refugió en las montañas.

De acuerdo con Jaime Wheelock la guerra de 1881 ha representado una de las mas explosivas reacciones clasistas que ha conocido Nicaragua. Los indios se enfrentaron solos contra la oligarquía y sus poderosos recursos materiales y militares, en los momentos en que quizás era más fuerte.

Conclusiones.

Los movimientos sociales y en particular los dos últimos se expresaron como movimientos reactivos anti estatales siendo mas heterogéneo el de los años cuarenta tanto por su composición social como por las distintas dimensiones que llegó a aglutinar es decir como movimiento anti-fiscal, agrario, étnico y político. Más homogéneo el de 1881 en que la población indígena del Norte tiene demandas contra el trabajo forzoso y posteriormente en la segunda rebelión desafía al mismo sistema pero sin tener una propuesta alternativa y es por ello que aún cuando son distantes en el tiempo tienen coincidencias como movimientos propiamente reactivos que tienen como demanda principal, la preservación de su mundo tradicional amenazado por el Estado y los terratenientes

Con la presentación de esta síntesis tal como puede observarse, se pretende llamar la atención sobre la necesidad de profundizar en el estudio de las luchas sociales que protagonizaron distintos actores sociales a través del tiempo en Nicaragua, los que a pesar de su evidencia han sido omitidos o invisibilizados por la historiografía tradicional. Mucho se ha hecho hasta ahora por una nueva generación de historiadores pero aún es insuficiente, por ejemplo pocos estudios existen sobre las luchas sociales de los años que median entre la caída de Zelaya en 1909 y el surgimiento de Sandino en 1927 y se pone más énfasis en los movimientos políticos.

[1] Romero Germán Persistencia indígena Managua CIDCA UCA 1992 P-18-20

[2] Los españoles establecieron en cada pueblo de indios autoridades indígenas en las que por lo regular se colocaba en los cargos por ejemplo de alcaldes de vara a quienes tenían ascendencia desde los tiempos prehispánicos (descendientes de caciques) es decir provenientes de la nobleza indígena pero bajo la tutela de autoridades españolas como corregidores N del A.
[3] Romero 1992 p 25-27

[4] Puede verse en detalles ambas rebeliones causadas por los abusos con los trabajos forzados y otros atropellos en Romero Vargas, Germán Estructuras sociales de Nicaragua en el siglo XVII Editorial vanguardia 1987 p 88-91, 146-150

[5] Nos referimos a las rebeliones de 1811-1812 en donde los indígenas participaron en las mismas plantando sus propias reivindicaciones como la reducción de los tributos de indios N del A